Capítulo 17: "Perdida en las tinieblas"

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Como Liv había aprendido a distinguir, ninguna batalla se daba por terminada hasta que alguien cayera muerto en el suelo. Tendría que haberlo previsto. Nadie allí estaba a salvo, eso lo tenía claro, viene con el paquete de ser un superhéroe. Pero, por alguna razón, cada vez que se veía enfrentada a la misma situación, una sensación de surrealidad nublaba sus pensamientos. Pensar que todos saldrían de allí con vida fue un error de principiante que aparentemente no podía parar de cometer. Simplemente se dejó a sí misma pensar, por al menos un segundo, que el Universo no sería tan cruel, especialmente luego de haberle quitado a Nat.

Le gustaría haber estado preparada. Pero, para ser honesta, no creía que hubiese ayudado. Nada la habría preparado para lo que estaba a punto de suceder.

Las lágrimas empapaban sus mejillas embarradas y el grito desgarrador que se desprendía de su boca logró encresparle la piel a más de uno a su alrededor. Parte de ella quería desmoronarse en el suelo de una vez por todas, desmayarse, apagar su consciencia, morirse si era necesario, cualquier cosa que ayudase a enfrentar aquella situación. Pero, al mismo tiempo, la otra parte le instaba a salir corriendo a su lado, intentar ayudar de alguna manera.

Pasó tanto tiempo debatiendo dentro de su mente cuál sería el evento que finalmente la lanzaría al borde del abismo. Ahora ya no tenía que preguntárselo más. Esta vez genuinamente no tenía idea de cómo sobreviviría.

Finalmente logró escaparse de los brazos de James y corrió los pocos metros hasta encontrarse frente a frente al hombre, quien yacía sin poder moverse en la tierra. Por un segundo no supo cómo reaccionar. Todavía respiraba, aún estaba vivo. Pero Liv dudaba que eso durara por mucho tiempo más. Había visto lo que la gema le había hecho a Bruce. Tony era un simple hombre. Anatómicamente, al menos. La chica sabía que su complejo de héroe finalmente lo llevaría al final de su vida, pero no esperaba que fuese tan pronto.

Peter llegó a su lado y se arrodilló frente a Tony, tratando infructuosamente de retener las lágrimas en sus ojos mientras le hablaba. Liv no escuchó lo que le decía, ni tampoco las respuestas ahogadas de Tony para intentar consolarlo. Todo el sonido a su alrededor parecía verse ensordecido y reemplazado por un pitido fuerte.

Necesitaba ser más fuerte que eso, no por su bien, pero por el de Tony. No sabía si podría volver a verlo y no quería que la última interacción con él se basara en observarlo a un metro de distancia con la mirada cristalizada perdida en el reactor de su pecho. Tanteó instintivamente la bolsa de runas adjunta a su cinturón y sacó la que necesitaba por décima vez en lo que iba del día. Se arrodilló junto a Peter, poniendo una mano en su hombro y poco después observó como Pepper lo ayudaba a levantarse y lo envolvía en un abrazo.

La pequeña piedra engravada quemaba la palma de su mano. Se sentía tan impotente en ese momento, con todo el poder y sin embargo incapaz de hacer nada para salvarlo. Quería mantener las esperanzas en alto por su sucedía un milagro, pero ambos sabían que eso no sucedería. Limpió sus lágrimas con el puño de su traje y tragó con fuerza, tomando la mano del hombre y depositando la runa en ella, cerrando los dedos y manteniendo su mano firmemente entre las de ella.

—¿Recuerdas aquella promesa de no morir por insolente? —habló la muchacha, repitiendo las palabras que le había escuchado a Tony decir no más de una hora antes— Bueno, lo estás haciendo de nuevo.

Tony soltó una pequeña risa que sonó más como una bufido que otra cosa. Liv aún mantenía sus manos sobre la de él, esperando que la runa surtiera efecto y el dolor de su cuerpo desapareciera.

—Lo tengo bajo control.

Liv sonrió, usando una de sus manos para limpiar la tierra de su cara.

—Por supuesto que sí —Tony sonrió, separándose levemente para toser—. Tony, yo...

Quería decirle tantas cosas... que era la persona más importante en su vida, que siempre le estaría agradecida por todo lo que hizo por ella, por tratarla como a una hija, por cuidarla y por creer en ella cuando nadie más lo hizo. Quería decirle que lo amaba, tanto, que la idea de perderlo era la peor pesadilla que podría imaginarse. Pero nada salía de su boca.

—Lo se, Liv —apretó su mano bajo la de él, devolviéndole la runa a su paso—. Yo también.

Sintió el nudo formarse en su garganta y las lágrimas salieron disparadas de sus ojos nuevamente. Fue entonces que Pepper puso una mano sobre su hombro, instándola a levantarse para que ella pudiera despedirse. Liv obedeció, parándose a un lado de Peter, quien instantáneamente se lanzó a sus brazos, llorando desconsoladamente ¿Cómo podría confortar al niño si apenas podía mantenerse cuerda ella misma? Aún así intentó, esperando que el abrazo que le devolvía el niño fuera suficiente para calmar la ansiedad que turbaba sus pulmones.

Pepper tenía una breve conversación con Tony, Liv no llegó a escuchar lo que decían, en parte porque quería darles un segundo de privacidad y en parte porque no creía ser capaz de lidiar con lo que tuvieran que decir. Cerró los ojos con fuerza, sintiendo como su cabeza daba vueltas. Sentía como si su cuerpo entero estuviera flotando. No podía... no quería ver. Tan solo supo que había sucedido cuando sintió el agarre de Peter intensificarse sobre su cintura y sus sollozos se volvieron más audibles.

Eso era todo, la gran vida de Tony Stark había terminado. Los superhéroes no deberían elegir ser egoístas, pero en ese momento Liv daría su vida para salvar la de él si pudiera. Aquello no era justo, pero, de nuevo, la vida no solía serlo.

Su cuerpo entero se encontraba dormido. No podía mover un músculo ni aunque tratara, y no estaba segura de si era por el dolor de la pérdida o por las magulladuras de batalla. Daba igual, no era como si realmente le importara lo que le pasara a su cuerpo en ese momento.

No sabía en qué momento había pasado, pero sus piernas habían cedido ante la presión y ahora se encontraba sentada en la tierra, con Peter abrazando sus propias rodillas a su lado. Había abierto los ojos finalmente, pero el cuerpo de Tony ya no se encontraba en el mismo lugar que antes. Agradeció internamente que lo hubieran movido, porque no creía poder soportarlo.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Tony había muerto. Podrían haber sido minutos o horas. Peter ya no se encontraba a su lado, no sabía a dónde se había ido. Tenía toda la intención de cuidarlo, pero no supo cómo. Sintió a alguien arrodillarse a su lado y posar una mano sobre su hombro, pero no se molestó en chequear quién era. No sabía si tendría la fuerza de siquiera girar la cabeza.

—¿Liv? —la voz de James era suave, premeditada— Es hora de irnos —la muchacha no respondió. Sabía que si lo hacía, las lágrimas regresarían—. Debes hacerte ver las heridas —nuevamente, nada salió de sus labios. Pero sí lo miró. Esperaba que, de alguna manera, aquello pudiera apaciguar el dolor incesante de su pecho, pero estaba equivocada—. Por favor, déjame ayudarte —ella asintió levemente y, acto seguido, la ayudó a levantarse de su lugar.

—¡Buck! —la voz de Steve rompió el silencio entre ambos— Bucky —reiteró, una vez que estuvo frente a ambos—. Necesito tu ayuda. Hay un par de personas atascadas debajo de unos escombros y no puedo levantarlos solo.

—No puedo —respondió el hombre, aún sosteniendo a la chica de la cintura para que no colapsara contra el piso—. Liv necesita asistencia médica...

—Ve —interrumpió ella. Si debía de ser honesta, no sabía si podría aguantar la culpa de pasar tiempo a solas con James en ese momento. Habían demasiadas cosas en su cabeza como para sumarle eso—. Yo estaré bien —mintió.

—Yo me aseguraré de que reciba ayuda —una mujer que Liv no creía haber visto en su vida caminó hasta ellos.

—¿Hope, verdad? —intervino Steve— La hija de Hank Pym —la mujer asintió, regresando la vista a la chica maltrecha frente a ella.

Podía ver lo reacio que Bucky se encontraba de dejarla sola, pero finalmente cedió con un asentimiento, dejando a Liv en brazos de la mujer. Tal vez era para mejor, porque con la poca autopreservación que le quedaba en el cuerpo probablemente no hubiera ido a ningún lado por su cuenta. 

Warzone Queen || Bucky Barnes (Warzone Legacy 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora