Capítulo 3: "Pequeñas sorpresas"

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Liv habría pagado todo el dinero que no tenía por alguien que se postulara para organizar sus pensamientos en aquel momento, porque comenzaban a darle dolor de cabeza. Scott paseaba de un lado al otro de la habitación en un frenesí nervioso y sólo lograba que la tensión en la habitación creciera aún más.

El segundo en el que Steve había anunciado la llegada del intruso, sus miradas se cruzaron por un segundo, el lugar se congeló y su pecho se cerró. En su momento, lo único que pudo pensar fue en Bucky y sabía que Steve compartía el sentimiento ¿Acaso a Scott le seguirían el resto de los desaparecidos? No fue hasta que se aclaró el por qué de la desaparición de Scott que finalmente dejó ir la tensión acumulada en sus hombros. Nunca admitiría aquello en voz alta, pero por un milisegundo llegó a desear que el chasquido no se hubiera revertido, como creyó que había ocurrido en primer lugar, porque eso implicaría tener que afrontar sus errores y aquello la aterraba. Fue un impulso, un acto de pura inercia que tal vez no se hubiera dado de no tener a Steve frente a sus ojos, pero sucedió y ahora podría agregar ese ítem a la larga lista de razones para sentirse culpable de esa temporada.

De algo podrían estar de acuerdo: Scott no pudo haber llegado en un peor momento. Todo habría sido más sencillo si hubiera llegado un mes atrás, o al menos si hubiera esperado a que secara las lágrimas de sus ojos. A estas alturas, Liv había aprendido que el Universo tenía una manera muy peculiar de enderezarla cada vez que se descarrilaba del camino. Tan solo habría deseado que dejara la ironía de lado porque comenzaba a irritarle.

—Scott —el interpelado levantó la mirada ante el llamado de su nombre y se detuvo seco en su lugar—, ¿te encuentras bien?

—Sí —respondió, llevando sus manos a su cara y frotando sus ojos en señal de cansancio.

Ellos habían tenido cinco años para digerir las noticias, él apenas había tenido un par de horas. Liv no se imaginaba cómo debería de sentirse, era demasiado para sopesar en tan poco tiempo.

—¿Alguno de ustedes sabe algo de física cuántica? —preguntó el recién llegado, hablando con la rapidez delatora de alguien exaltado, o con más de una taza de café encima. Tanto Steve como ella dirigieron la mirada hacia Natasha, sabiendo que ambos tenían la mala costumbre de perderse en sus propios pensamientos cada vez que Tony decidía hacer un monólogo repleto de terminología científica.

—Solo para llevar una conversación —Nat se encogió de hombros, ganándose un asentimiento por parte de Scott.

—Bien, entonces cinco años atrás, justo antes de Thanos, yo estaba en un lugar llamado «reino cuántico» —comenzó a explicar, acompañado de grandes gesticulaciones con manos temblorosas—. El reino cuántico es como un Universo microscópico independiente. Para entrar tienen que ser increíblemente pequeños. Hope, ella es mi... ella era mi... se suponía que ella debía sacarme. Y luego sucedió lo de Thanos y quedé atascado allí.

—Lo lamento, esos debieron de haber sido unos cinco años muy largos —intervino Liv por primera vez.

La razón de la efervescencia de Scott pasaba por encima de su cabeza y aún no comprendía cuál era la urgencia del recado además de darles un susto astronómico al llegar de imprevisto. Sí, sentía lástima por el hombre, todos allí sabían lo que se sentía perder a algún ser querido, pero su nerviosismo comenzaba a preocuparla. Lo positivo es que podía tomar aquella ocasión para distraerse unos minutos de los problemas que aún atormentaban su mente.

—Sí, pero a eso quería llegar. No lo fueron —sus músculos se tensaron y parte de ella comenzaba a ver a dónde iba la conversación, aunque se mantuvo al margen sin comprender por completo el porqué de su repentino temblor de manos—. Para mí fueron cinco horas. Las reglas del reino cuántico no son como las de aquí. Todo es impredecible ¿Alguien se va a comer ese sándwich? Muero de hambre.

Warzone Queen || Bucky Barnes (Warzone Legacy 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora