Capítulo 13: "Teléfono descompuesto"

500 67 34
                                    

De vuelta en el laboratorio, Liv hizo su mejor esfuerzo por ignorar las miradas de los presentes que se habían fijado en ella desde que había atravesado la puerta. Era más que obvio que presentían que algo había sucedido por su ceño hostil y los músculos tensados del rubio que caminaba detrás de ella, pero, para ser completamente honesta, le había dejado de importar. A esas alturas solo quería traer a todos de vuelta y terminar con el estrés de una vez por todas. Ya después averiguaría qué hacer con su vida y el triángulo amoroso al que -muy inútilmente- se había metido con su prometido desvanecido y su mejor amigo. Solo pensar en ello le causaba una migraña ¿O era la falta de sueño? Sea cual fuese la causa, estaba harta.

-Okay, el guantelete está listo -continuó Rocket una vez que ambos se habían asentado en una esquina del laboratorio, la pelirroja abiertamente evadiendo las miradas posadas en ella-. La pregunta es ¿quién chasqueará los dedos?

La sala entró en un incómodo silencio. La parte humana inevitablemente egoísta de Liv la incitaba a salir corriendo de allí antes de tener que ser quien se pusiera ese guante. Pero la otra parte, la que hacía que sangre divina corriera por sus venas en ese instante, la instaba a postularse para el trabajo, a jugar a ser el héroe. Odiaba esa parte.

-Yo lo haré -intervino Thor, avanzando un par de pasos hacia el guantelete. Si tan solo su moral fuera más dudosa, tal vez podría ignorar el hecho de que el dios no se encontraba ni cerca de estar en un buen estado mental como para usar las gemas, pero no. Tenía que importarle la salud mental de los demás. La vida sería más sencilla si la viviera en un estado de moralidad gris.

-¿Disculpa?

-Está bien -insistió el dios, desestimando la preocupación de Tony con un movimiento de mano.

-Espera, espera -Liv intervino, observando cómo estiraba la mano en dirección al guantelete-, baja un cambio. O tres.

-Thor, solo espera -secundó Steve, parándose frente al guantelete e impidiéndole el paso al dios-. Aún no hemos decidido quién se va a poner esa cosa.

-Oh, lo lamento ¿Acaso estábamos todos sentados esperando por la oportunidad correcta?

-Deberíamos al menos discutirlo -dijo Scott, aunque Liv sabía que él no se postularía para hacerlo ni en un millón de años. No lo juzgaba en lo absoluto.

-Estar sentados mirando la maldita cosa no traerá a todos de vuelta. Yo soy el Vengador más poderoso, ¿okay? -Liv puso los ojos en blanco, cruzando los brazos sobre su pecho- Por lo que esta responsabilidad cae sobre mí. Es mi deber.

-Normalmente estarías en lo correcto -la pelirroja intentó disuadirlo, parándose frente de él y sosteniéndole la mirada, pero Thor no paraba de balbucear incoherencias para que lo dejaran hacer el chasquido. A esas alturas, Liv solo pretendía hacer que retrocediera lo suficiente como para que el guante dejara de estar al alcance de su mano y evitar una catástrofe impulsiva-. Solo escúchame por un segundo, Thor.

-Déjame hacerlo, por favor -susurró, tomándola de los hombros mientras intentaba reprimir un sollozo-. Déjame hacer algo bueno. Algo bien.

-No estás en condiciones, Thor. Y lo sabes.

-¿Quién, entonces?

-Yo -respondió la muchacha, con la naturalidad con la que se recuenta el almuerzo del día anterior. El laboratorio se hundió en un breve silencio, en donde lo único que se llegó a escuchar fue la carcajada ahogada de Tony en el fondo-. Tiene sentido -dijo entre dientes, volteando a enfrentarse al hombre-. Yo soy quien tiene que hacerlo.

-Estás delirando por la falta de sueño...

-Si vas a poner excusas estúpidas, no quiero escucharlas -lo interrumpió la muchacha, avanzando hacia él. Genuinamente no era un buen momento para que se le cruzaran.

Warzone Queen || Bucky Barnes (Warzone Legacy 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora