Warzone Queen || Bucky Barnes (Warzone Legacy 4)

Capítulo 10: "Cueste lo que cueste" parte 2

—¿Qué haces? —la mujer a su lado susurró desconcertada al ver a Liv comenzar a paniquizar en su lugar— Debemos movernos. Ahora —insistió, tomando su brazo e instándola a avanzar, pero la pelirroja no hizo caso—. Van a atraparnos si no nos vamos ya.

Liv ya estaba pensando veinte maneras distintas de escapar de aquel castillo. Saltar por la ventana era la opción más confiable hasta el momento, pero temía que las descubrieran. También estaba el hecho de que no habían recuperado el cetro aún y el destino del Universo se iría al diablo si simplemente abandonaban todo, por supuesto. Y Liv definitivamente no quería eso… ¿verdad?

Su mente maquinaba teorías imposibles cada segundo que pasaba. Sabía que no podía traerlo de vuelta a su tiempo porque eso generaría un quiebre en la línea temporal. Aunque, ¿implicaría eso que Clint desaparecería en su actual realidad? ¿O solo implicaría que en otra realidad terminara muerto? Aún no entendía cómo es que funcionaba todo aquel tema del viaje en el tiempo y las teorías del multiverso, por más que Tony hubiera tratado de explicárselo con anterioridad. La física cuántica nunca fue su mayor fuerte. 

—Liv —Brunhilde la sacudió levemente, aún hablándole en el mismo tono de voz que antes.

No podían irse de allí sin el cetro, nunca se lo perdonaría si toda la operación se derrumbara por un simple ataque de pánico. Había estado aguantándolo por semanas ya, ¿qué serían un par de horas más?

—No por aquí —respondió finalmente, tratando infructuosamente de calmar su respiración acelerada.

—¿Prefieres regresar por donde vinimos y enfrentarnos a media docena de hombres armados?

—¿Honestamente? Sí —cruzó los brazos sobre su pecho para esconder el leve temblor de sus manos.

—¿Qué hay del otro lado de este pasillo? —insistió, con el ceño fruncido. Liv no respondió, no sabía cómo— Puedo ir a mirar, si quieres…

—No —sabía que estarían mejor si evitaban cruzarse con los mellizos y no hablaba únicamente de su salud mental, sino de la física también—. No querrás saber lo que hay al final del pasillo. Créeme. Son extremadamente poderosos y están extremadamente confundidos de momento. 

—¿Más de uno?

—Dos —asintió la chica, sintiendo como su corazón comenzaba a levantar velocidad—. Hermanos. Usaron la gema del cetro para experimentar con ellos.

—Creo que podemos contra ellos —Brunhilde se acercó a la esquina para poder obtener una mejor visión de los mellizos, pero Liv la tomó del brazo antes de que pudiera, alejándola del borde.

—No pueden vernos —su mirada suplicante suavizó la de su acompañante—. No pueden verme a mí. 

—¿Quiénes son, Liv? —insistió la mujer y la pelirroja sabía que no podría seguir desviando el tema, especialmente si querían terminar con la conversación rápido para pasar a la parte del plan en el que ideaban una ruta de escape.

—Wanda y Pietro Maximoff —respondió, bajando la voz aún más—. Ella desapareció con el chasquido. Y él… él no vivirá para verlo —Brunhilde no dijo nada, permaneció en silencio tratando de comprender por qué le afectaba tanto—. Ambos tienen esta irritante tendencia de morir en mis brazos —finalmente comprendió, con un leve asentimiento y una mirada compasiva en su dirección.

—¿Eras cercana a ellos?

—Sí —al menos concentrarse en la conversación le daba una escapatoria a los pensamientos agresivos que se seguían formulando en su mente—. Aunque no creo agradarles mucho en este momento. Sé que no puedo hacer nada para salvarlos y creí que podría cargar con la responsabilidad, pero ahora entiendo que es demasiado para mí. Así que vayamos en busca del maldito cetro y larguémonos de aquí antes de que decida hacer algo estúpido.