Parte 12

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Ya en el auto, los guardias habían acomodado a Hyun Joong en el asiento trasero, este se había dormido. Diana entró silenciosamente al auto y se sentó a su lado. Le arropó con el abrigo que él había dejado en el auto más temprano. Partieron rumbo a casa. A los quince minutos ya lo

estaban bajando del auto entre dos de los guardias y metiéndolo en la casa. Uno de cada lado lo ayudó a subir la escalera, mientras Diana llevaba en sus manos el abrigo del chico. Ya arriba, el líder pareció salir del adormilamiento de un momento para otro e intentó soltarse de los guardias, parecía incluso algo molesto. “Diana! Dile que me suelten! Hey, creen que soy un niño… Déjenme!, comenzó a gritar mientras lanzaba manotazos para todos lados. “Hey muchachos, gracias por la ayuda. Yo lo acompaño para que entre a la habitación. No se preocupen”, agregó Diana mientras les hacía una venia. Los guardaespaldas soltaron al chico justo afuera de la puerta de su habitación y bajaron la escalera para perderse por el pasillo que daba a sus habitaciones. Hyun Joong intentó caminar para abrir la puerta de su habitación pero pareció perder el equilibrio. Diana lo sostuvo rápidamente y lo ayudó a abrir la puerta. Ambos entraron a tientas a la habitación. El chico caminó hacia un sofá que se divisaba a la entrada y se desplomó ahí. “El interruptor está al lado derecho de la puerta”, dijo él. Diana prendió la luz y añadió en un tono imperativo. “No seas porfiado. Ven aquí y sácate la camisa. Está mojada con alcohol! Te puedes resfriar, afuera estaba muy helado”. El chico la miró frunciendo el entrecejo, parecía no creer lo que ella le estaba diciendo. “Qué? Quieres que me desnude?”, dijo él sorprendido pero con una chispa de picardía en su mirada. “No! Quiero que te saques esa camisa maloliente y te metas a la cama. Tienes que descansar. Y mañana tenemos que hablar.”, dijo ella sentenciosa. Él pareció poner cara de inocencia mientras le hacía un gesto con la mano para que se acercara. Añadió suavemente: “OK. Pero… me podrías ayudar?”. Diana se aproximó, se puso encuclillas para quedar frente al chico que estaba sentado en el sofá. Él se acercó al borde del asiento y la chica comenzó a desabotonarle la camisa delicadamente mientras lo miraba de reojo. Parecía un tanto nerviosa aunque intentaba disimularlo. Hyun Joong parecía maravillado, la contemplaba sonriendo con cara de bobo mientras ella le sacaba la camisa. “Pero ayúdame! Saca los brazos”, le ordenó la chica cuando tiraba de la camisa para sacarla de los brazos del chico. Él pareció despertar de su ensueño. “Claro!”, dijo sonriendo aún e intentando cooperar. “Ahora si. Ven, ponte de pie y vamos a tu cama.”, terminó diciendo Diana mientras dejaba la camisa en una esquina del sofá y se ponía de pie apoyándose en las rodillas del muchacho. Él la siguió. Se puso de pie y la tomó de una mano.

La chica intentó abrir las cobijas de la cama con una mano, mientras con la otra sostenía al chico de un brazo. Hyun Joong pareció desperezarse repentinamente de su borrachera y de sólo movimiento la tomó con un brazo y la volteó poniéndola frente a él mientras reía de una forma ruidosamente traviesa. Ambos perdieron el equilibrio y cayeron bruscamente sobre la cama. “Auch! Mi pierna, me dolió!! Sal de encima de mí!”, gritó ella mientras intentaba ponerse seria, a pesar de todo no podía enojarse con ese chico. “No! No quiero! Así puedo tenerte secuestrada unos minutos! Sólo para mí!”, añadió él mientras se mordía el labio inferior y le sonreía traviesamente. Diana se quedó helada, pareció perderse en su mirada. Observó los labios de ese chico a escasos centímetros de los suyos. Esos labios que le llamaron increíblemente la atención desde la primera vez que lo vió. Podía sentir la acelerada respiración del muchacho sobre ella, la que parecía quemarla como el mismo fuego con cada exhalación de aire que él daba. No podía evitar sentirse increíblemente atraída por ese hombre. A pesar de que no se cansaba de repetirle que la dejara ir, en realidad sólo quería quedarse ahí por siempre. Se sentía tan segura cautiva por esos brazos y ese fuerte torso desnudo amarrándola. Podía sentir la sangre fluyendo por sus venas

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