My Destiny

Parte 14

Margarita parecía nerviosa. “Lucía!! Y qué pasa si no llega Diana?”, le preguntó a su compañera. “No digas eso! No te recuerdas que nos mandó un mail para avisarnos que llegaría sí o sí. Ella es de palabra.”, le contestó Lucía, intentando tranquilizarla. “Es cierto… Ojalá se de prisa porque somos el primer grupo en exponer. Y ya son casi las 8 AM…”, añadió Margarita. “Ahí viene!”, la interrumpió Lucía. Ambas caminaron a encontrarla. “Hola chicas!! De prisa, entremos a la sala de clases.”, dijo Diana al saludarlas.

Las tres chicas hicieron su presentación a la clase. Luego contestaron las preguntas del académico y después las de sus compañeros. Así fueron pasando todos los grupos, uno por uno. Finalmente el maestro hizo las críticas a los trabajos y entregó las calificaciones. La clases terminó y todos se retiraron.

“Al fin salimos de esta, chicas!. Ya nos queda sólo el examen final en casi 1 ½ meses más y terminamos…”, les comentó Lucía. “Si! Tenemos que estudiar mucho este tiempo para prepararnos. Cuál va a ser nuestro plan de estudio?”, agregó Margarita. Ambas miraron a Diana, quien era la más aplicada y siempre organizaba todo para estudiar de la forma más eficiente. Pero Diana parecía estar en otro mundo. Estaban sentadas en un parque sobre el pasto. Diana estaba recostada mirando el cielo. “Diana! No tienes un plan?”, la interrumpió Lucía mientras jalaba de su

brazo. “Qué? Me hablabas a mí?”, le dijo desconcertada Diana al tiempo que levantaba la cabeza y la miraba. “Ves otra Diana aquí?”, le contestó Lucía mientras sonreía irónicamente. Diana comenzó a sonreir y se sentó. “Amiga… Parece que tú mente está en otro lado. En qué piensas?”, le dijo sonriendo también Margarita. “O… más bien diría yo, en quién piensas? Anda! Ya dínoslo… Es tan obvio!!”, la increpó Lucía, mientras le guiñaba un ojo. Diana comenzó a reir, no podía ocultar su felicidad. “Chicas… si, tengo algo que contarles…”, dijo muy ilusionada. “Ahhh!!!”, gritaron las otras dos al unísono. “Shhh! Pero no griten… j aja ja…”, las hizo callar Diana, mientras no podía dejar de sonreir. “Tenía yo razón?”, preguntó Margarita tímidamente mientras esbozaba una sonrisa pícara. “Siii!!!”, añadió Diana mientras cubría con las manos su cara. “Lo sabía!!! Lo sabía!!!! Yo jamás me equivoco en ese tipo de cosas. Ay Dios mío!!!”, gritó Margarita mientras se ponía de pie y comenzaba a dar saltos de felicidad. “Tienes que contarnos TODO!!!”, terminó añadiendo mientras se arrodillaba muy cerca de Diana. “ Pero… quién es? … Ah! El cantante? Y… es millonario?”, preguntó Lucía. “Si a todas tus preguntas, Lucía . Es él, verdad?”, le dijo Margarita mirando a su amiga. Diana la miró y asintió con la cabeza. “Ay chicas!! No se por donde empezar…”, dijo Diana mientras respiraba profundamente. “Si, es Hyun Joong. Él es el chico más maravilloso que he conocido en toda mi vida.”, continuó Diana al tiempo que sonreía y tocaba con sus dedos la pulsera que él le había dado. “Ven esto? Me lo dio por mi cumpleaños. Me dijo que era de su abuela. Ella le pidió que se lo diera un día a la chica que le robara el corazón. Y… me lo dio a mi!!”, terminó diciendo muy emocionada. Las otras dos chicas se acercaron a ver de cerca el regalo. “Wow! Esto debe costar millones…”, añadió Lucía. “Pero lo más importante de esto es el significado que tiene… o no?”, comentó Margarita. “Si… En cierta forma, me entregó su corazón…”, dijo suspirando Diana. “Pero… y sólo te ha entregado su corazón… o algo más?”, añadió con doble sentido Lucía. “Si, cuéntanos! Ya se besaron? Te pidió que salieran? Qué fueran novios? Ya pasaron al siguiente nivel?”, preguntaba Margarita a medida que subía la voz. “Shhh!! Él estaba saliendo con una chica. Va a terminar con ella ahora y cuando vuelva a Corea, me pidió mi consentimiento para cortejarme. Quiere que sea su nueva novia... Y con respecto a lo demás, sólo nos hemos besado, no sean mal pensadas! Pero qué beso, Dios mío! … Casi muero en sus brazos, chicas!”, terminó por confesar Diana. Parecía más aliviada después de desahogarse con alguien. Rieron y conversaron un buen rato más hasta que llegó la hora en que Diana debía irse al trabajo.

Diana aprovechó esas tres semanas para dedicarse a estudiar con sus amigas y preparar los exámenes finales que ya se aproximaban. Todos los días, Hyun Joong la llamaba un par de veces al día y ambos se tapaban de mensajes, se extrañaban muchísimo.

Pasaron esas tres interminables semanas para ambos y al fin llegó el día del reencuentro. El jefe le pidió a Diana que fuera a buscar a los chicos al aeropuerto. Diana aceptó encantada. Media hora antes, ya estaba en el salón VIP esperándolos. A través del teléfono los guardias le avisaron que el avión ya había descendido y que podía asomarse. A la distancia los vió y sonrió feliz al ver a su chico a la distancia. Lucía tan apuesto. Caminó hacia ellos y los saludó con la mano. Ellos lo hicieron de la misma forma. Hyun Joong también le sonrió a la distancia, se veía realmente alegre. Se adelantó y llegó al lado de la chica. La abrazó tan fuerte que ella pareció quedar sin aire. “Al

fin!! Al fin te tengo de nuevo entre mis brazos”, le susurró al oído. “Este tiempo sin ti, fue una agonía.”, añadió muy sincera Diana. No se besaron. Diana escuchó las voces de los chicos y se separó de su amado para saludar a los demás. “Chicos! Que bueno verlos de nuevo!! Cómo les fue?”. “Genial! Lo único malo fue escuchar a nuestro líder lloriquear todas las noches… Diana! Diana! Te extraño”, dijo Jung Min intentando imitar a Hyun Joong. Todos rieron. Diana se acercó a él riendo y lo abrazó también. “Y yo extrañe tus bromas, chico loco!”, le contestó ella. El chico la tomó en sus brazos mientras reía también. Todos caminaron hacia donde los esperaban los distintos autos para llevarlos a sus casas. Los chicos se despidieron entre ellos y cada uno se subió a un auto distinto. Hyun Joong tomó de un brazo a Diana para que se subiera al auto que lo esperaba a él. Ella lo siguió. En el camino a casa no hablaron mucho. Al llegar, él la invitó a entrar y quedarse a cenar. Ella aceptó. Se moría de ganas de recuperar el tiempo perdido.