La Chica Tímida (Jeon Jungkook) +18

03

- Entonces le dije que escribiera en este cuaderno y me di una mirada fea — le conté a Jennie —

- Le hubieras entregado un libro negro como su corazón — bromeó —

- No tengo de esos cuadernos, solo tengo así — le mostré mi cuaderno de unicornio —

- Eres tan linda — alboroto mi cabello —

- Le tengo un poco de miedo — dije —

- Casi todos los tarados de esta escuela le tienen miedo — abrió su casillero —

- Pero porque? Hizo algo malo? — pregunte —

- No, pero no te debes de meter con el. Si hay una pelea en esta escuela el es que siempre gana — saco su libro —

- Así de violento es? — mire la entrada y el chico entraba con sus otros dos amigos —

- Así mismo, no hables de él porque aquí los rumores salen rápido y déjame decirte que a él no le importará que seas mujer — cerró su casillero —

La miré aterrada y las dos dirigimos nuestras miradas a los tres chicos. Las demás chicas los miraban como si fueran a comérselos, me imagino que esos tres ya estuvieron con una de esas chicas.

- Tu! — Jungkook me señaló —

- Q-que? — dije nerviosa —

- Ahora no iré a hacer ese proyecto — dijo y pasó su mano por su cabello —

- Tienes que ir Jungkook, a ti no te importa la nota pero a nosotras si — le dijo Jennie —

- Estoy hablando con la cuatro ojos — los chicos rieron — no voy a ir y ya.

- E-esta bien — dije sin verlo —

- Adios — empujó mi frente —

- Lo odio — dije y Jennie me miro confundida —

- Primera vez que escucho decirte que odias a alguien, ese es un avance — rodeo su brazo en mi cuello —

Caminamos hacia el salón de clase y buscamos nuestros asientos. Jungkook ya estaba sentado en su lugar que era al lado mío, puse mi bolsa al lado de mi silla y tome asiento.

Puse mi libro en la mesita y abrí la página donde había terminado de leer.

- Oye — me hablo Jungkook —

- D-dime? — lo miré —

- Tienes algún lápiz o algo? — señaló mi cartuchera -

- Si pero no los presto — dije y regrese a mi libro —

El me quitó la cartuchera y empezó a buscar un lápiz, intente arrebatársela pero sin querer le di un golpe en la nariz.

- Hay Dios mío — dije, la sangre empezó a salir de su nariz —

- Me desangraste! — dijo molesto —

- Lo lamento! — dije y no sabía que hacer — Mmhm, tengo unas toallitas en mi bolso.

Saqué las toallas húmedas y empecé a secarle la sangre. Lo tocaba con mucho cuidado y a los segundos me arrebató la toalla húmeda.

- Yo puedo hacerlo solo — empecé a limpiarse solo —

- Lo lamento — dije y el no dijo nada —

Regrese a mi asiento y por veces miraba si estaba bien, tenía miedo porque después querrá hacerme algo a mi o quién sabe.