Cielo Negro

Capítulo 2: Elemento peligroso

"Cada vez que Sa'e Yang se aburría, un grupo de oficiales del Edificio de Seguridad tenían ganas de ahorcarse".

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Si los viejos compañeros de las nueve oficinas del Edificio de Seguridad vieran ese simple mensaje, harían fila para tomar píldoras instantáneas para aliviar el corazón. Cuando más lento sea el efecto, más de la mitad de ellos se desmayarían en el acto.

Chu Si sería el único que seguiría de pie después de leer esas dos líneas.

Pero todavía se desvanecía, la sensación de hipoxia[1] empeoró.

La prisión espacial, que fue exiliada más allá del sistema planetario durante cien años, estuvo bajo la estrecha vigilancia del Edificio de Seguridad. Confinó al grupo de personas más peligrosas del planeta; llamarlo el campo de concentración del diablo no sería una exageración, y cualquiera en ese grupo podía ser una bomba de tiempo.

Y Sa'e Yang era el más problemático de la historia; su rendimiento de explosión sería ilimitado.

En aquel entonces, tomó diecisiete años para ponerlo en prisión, y mantenerlo controlado fue un misterio para el público.

Incluso encerrado en el espacio exterior, seguía siendo muy problemático. No había pasado un año de paz en la prisión desde que llegó. Gracias a él, el puesto de director ejecutivo de la Oficina Núm. 5 fue algo terrible, casi cada tres años disminuía.

No obstante, esa maldición finalmente se levantó cuando Chu Si llegó a dicha posición.

Si los que le precedieron no se hubieran ido tan rápido, a su edad, le habría resultado imposible sentarse en ese puesto tan alto.

Probablemente debido a la expresión horrible del joven, el cabeza de trapeador miró su dedo en el gatillo, tragó un bocado de saliva y silenciosamente volteó.
—¿Estás bien, recibiste malas noticias de algún tipo?

Chu Si levantó los ojos para mirarlo. —Un tipo de malas noticias sin precedentes; ¿has oído hablar de la prisión espacial?

El contrario soltó una risa seca. —Por supuesto, incluso tengo un amigo que trabaja allí como guardia de celdas. Tu cara se ve como si esos demonios treparan colectivamente sobre la pared y escaparan.

Chu Si estrechó el comunicador que tenía en la mano y dijo en tono vacío—: Preferiría ver a todos escapando colectivamente.

—... —El sujeto desaliñado frunció la esquina de su boca—. ¿Suena terrible, o podríamos asfixiarnos hasta morir?

El joven habló con frialdad—: Eso vale la pena.

El tipo silenciosamente extendió la mano para abrazar al pequeño junto a él y comentó—: Ser testigos de esa terrible noticia probablemente significa que nos hemos apegado el uno al otro en las buenas y en las malas; así que, ¿puedes dejar tu arma? Realmente no queremos hacer ningún daño.

Se sintió aliviado al ver que Chu Si finalmente colocó el arma en su cintura; luego, se aferró al niño y se acercó unos pasos.

Como se esperaba de las personas que no se bañaban en medio año, cada caminar que ellos dieron estaba lleno de una "fragancia", como si hubiera armas biológicas humanoides enviadas por Dios.

El olor fue tan estimulante que el corazón de Chu Si dio un brinco y finalmente se dio cuenta que se olvidó de verificar cuándo recibió el mensaje.

—Da un paso más y di adiós a los dedos de tus pies. —Chu Si agitó su arma sin esfuerzo para evitar que se acercaran; miró hacia abajo y golpeó dos veces el comunicador.