Capítulo 11: Sistema tartamudo

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¡ADVERTENCIA! LENGUAJE Y TRATO BURLESCO A PERSONA* CON DISCAPACIDAD.

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"¿Quedan registros del día de la explosión del planeta? Muéstralos".

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—Lo escuchaste bien, fuiste tú. Antes de quedar atrapado en esa maldita cosa, estaba robando... cortésmente buscando señales y me encontré con el comando que recibieron; tú eras la fuente de la señal. No hay error, a menos que esté ciego —Cuervo Dorado curvó sus labios y miró momentáneamente la expresión de Chu Si—. Pero observando tu rostro, sospecho que en ese momento en realidad me fallaba la vista.

El joven seguía calculando el extraño suceso en su corazón; sin embargo, su boca soltó—: Sí, aparentemente estabas ciego.

El preso—: ¡Mierda, sólo estaba siendo educado!

Chu Si—: De nada.

Cuervo Dorado—: ...

Giró la cabeza y se recostó en el fondo de la jaula como un perro moribundo; ya no estaba dispuesto a hablar con Chu Si.

Sa'e, una víctima frecuente de Chu Si, también disfrutaba ver a otros molestos por él. Rio entre dientes y le recordó al oficial—: Querido, tengo una sugerencia.

—¿Cuál sugerencia? —Chu Si se dio la vuelta para preguntar.

El hombre señaló arriba.

La mesa del comedor junto a la que estaba sentado se encontraba cerca de una esquina enyesada, y justo al lado de la cabecera había una luz roja del tamaño de un grano que parpadeaba cada cierto segundo. Destellos rojizos como esos fueron casi omnipresentes en el campo de concentración del diablo. Eran dispositivos de grabación del sistema inteligente de la prisión, que se asemejaban a las cámaras de vigilancia ordinarias, pero también eran más completas.

Además del entorno, podían registrar la temperatura, la humedad y otros aspectos que una simple cámara no indicaba; incluso detectaba las señales de comunicación, análisis y procesamientos básicos.

No obstante, la exactitud y precisión del análisis varía dependiendo del nivel del sistema inteligente.

Con la tecnología actual, esos dispositivos podían disfrazarse intencionalmente sin problemas en cualquier cosa. Pero los ciento treinta y ocho aparatos en la prisión espacial se instalaron deliberadamente para ser prominentes. 

Fue principalmente porque los presos tenían problemas desde el cerebro hasta los huesos.

Al principio, dado que los diseñadores de la prisión aún no estaban familiarizados con el temperamento de los delincuentes, los dispositivos de grabación se instalaron para que fueran invisibles. Pero, resultó que esos lunáticos no hicieron más que provocar problemas en todas partes, desatando por completo su espíritu de buscaminas, jurando encontrar cada aparato de vigilancia.

Así como un lote fue destruido, otro se instalaría. Y cuando se colocó el reciente, nuevamente sería derribado.

Resumiendo una tras otra estrategia de experiencia, casi se convirtió en una cadena comercial.

Posterior que las dos partes se atormentaron mutuamente durante cincuenta años, el equipo de diseño finalmente se comprometió furiosamente y cambió a una estrategia diferente:

Cielo NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora