La joven soldado observaba con lujo de detalle cada prenda de ropa que se encontraba en aquel armario, trajes para combatir, faldas, blusas, pantalones, lo único que faltaba es que hubiese ropa interior ahí.
- ¿Por qué tienes tanta ropa de chica? Se supone que la única que vive contigo es Kale ¿No?
Caulifla hizo una pausa, haciendo una mueca de horror en su rostro.
- O no me digas que tú eres... ¡Oh por la santa madre del rey de Sadala! ¿¡Acaso tú eres uno de esos-!?
Antes de que terminara la frase fue interrumpida con un manotazo por parte del líder criminal, quién se molestó y avergonzó por lo que estaba insinuando.
- Obvio no soldadita idiota, esa ropa es para el resto de la pandilla, hay varias mujeres de todas las razas que trabajan junto a mí.
- Así que siempre estás rodeado de mujeres, vaya, la fantasía de todo hombre jajaja.
Comentó divertida la saiyajin de cabellos alborotados, sin embargo el saiyajin masculino no entendió muy bien a lo que se refería.
- ¿Eh?
Al percatarse de ello la soldado soltó una risilla muy breve, negando con la cabeza simultáneamente.
- Olvidalo, entonces puedo elegir lo que quiera de esto.
- Siempre y cuando te quede puedes tomarlo.
Entre toda la ropa que había un solo conjunto fue el que llamó la especial atención de la soldado, que la tomó entre sus manos desbordando curiosidad.
- Esta es exactamente igual a la mía.
Mencionó un tanto sorprendida, el de menor estatura se encogió de hombros.
- Uh... Sí, conozco a la comerciante que las hace.
Mencionó con una débil sonrisa, luego, la soldado comenzó a desvestirse para probarse aquella ropa.
- Oye oye oye, avisa antes de comenzar a desnudarte, yo sigo aquí ¿Sabes?
Caulifla obviamente hizo caso omiso y continuó quitándose la ropa, causando que Kyabe saliera de la habitación completamente incómodo.
- Oh vamos idiota no es como si no me hubieras visto desnuda antes.
Le dijo de forma burlona al líder criminal, un gruñido se escuchó desde el otro lado de la puerta, el chico se deslizó en esta con un notorio sonrojo y su entrecejo fruncido.
- Sí claro... ¡Hace 7 malditos años! Eres una desvergonzada.
Se quejó bastante irritado, mientras la soldado soltaba una muy sonora carcajada.
- Y tú un aguafiestas.
- No has cambiado en lo absoluto Caulifla.
- Ajá claro, y por cierto, ya casi termino para que dejes de quejarte como niña.
Mencionó la chica con burla, ocasionando que el de traje azul maldijera por lo bajo.
- No me estaba quejando, pero al menos podías decirme que me fuera para que pudieras cambiarte ¿No te incomoda que un hombre te mire mientras te desnudas?
El de flequillo se apartó de la puerta para ver a la contraria con una sonrisa ladina dibujada en su fino rostro femenino, quién yacía cruzada de brazos frente a él.
- He convivido con hombres el suficiente tiempo para perder el pudor Kyabe, creí que tú también lo habías hecho, ahora me doy cuenta de que estaba equivocada.
- Ja, ja, bien, si ya estás cómoda con esa ropa vámonos, tal vez te agrade el pueblo... Es bastante lindo cuando hay festivales.
Caulifla pudo notar que la voz de Kyabe se quebró ligeramente al decir eso último, más no le puso atención y asintió con un semblante despreocupado y relajado.
- Seh, es justo de mi talla así que ya podemos ir.
Ambos salieron de la humilde construcción y caminaron en silencio hasta donde se encontraban varios saiyajin reunidos, todos conversaban de forma amena y reían alegremente, se les veía felices.
- ¡Hola chicos!
Saludó el líder criminal con gran entusiasmo, sorprendiendo a todos sin excepción.
- ¿Kyabe? Creímos que no vendrías.
Dijo la chica de seis brazos, para luego escuchar la, hasta cierto punto, encantadora risa del saiyajin.
- Cambié de opinión gracias a cierta soldadita, Zerya, nada especial.
Varios pueblerinos se acercaron al joven alegremente, pero él cortésmente los alejó y tomó de la muñeca a la soldado, ella se sintió algo extraña por dicho contacto pero no reclamó en lo absoluto, sólo dejó que el chico la presentara al resto, varios de ellos la miraban no muy felices de que ella estuviese ahí; sin embargo se acostumbraron rápidamente a su presencia y continuaron con bailando al son de la música, degustando la variada y deliciosa comida que era servida así como disfrutando de la compañía del otro.
- Con que hacen esto cada año, no está nada mal.
La soldado observaba a su alrededor como todos convivían de manera bastante pacífica, incluso la minoría alienígena que habitaba el sitio era tratada con respeto por los demás pueblerinos, ahora podía entender un poco más el porqué le eran tan fieles a Kyabe, el trato que él les daba era por mucho mejor que el trato que podría darles todo el ejército junto.
- Te ves muy apagada, soldadita, deberías ir a divertirte un poco con el resto.
La aludida levantó la mirada, encontrándose con el líder criminal justo frente suyo. Apestaba a alcohol, sin embargo, no se veía ebrio en lo absoluto; algo que la extrañó.
- ¿Tomaste?
Le preguntó un tanto asqueada, sólo para escuchar las risas del contrario.
- ¡Pffff! Por supuesto que no, detesto el alcohol pero a los chicos les encanta tomar a galones, así que me impregnaron su aroma en la ropa.
- Ah... Es que es algo incómodo, se supone que ellos me odian pero no los veo comportarse de manera hostil conmigo, eso me parece muy extraño.
- ¿Y por qué te incomoda?
- No tengo ni idea, tal vez porque estoy acostumbrada a ahuyentar a la gente.
El joven de menor estatura suspiró pesado y le ofreció su mano a la mayor.
- Anda soldadita, tal vez si te das a la tarea de conocerlos podrías sentirte un poco mejor, yo te ofrecí estar aquí así que te voy a ayudar. Si los demás ven que puedo llevarme bien contigo van a confiar un poco más en ti.
El tono tan calmado y dulce del saiyajin masculino dejó muda a Caulifla, quién aceptó la mano del chico un tanto pensativa.
- Está bien...
Y ambos se dirigieron a la enorme mesa donde se encontraban todos los alimentos y las bebidas, incluido una enorme variedad de alcohol.
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A cada bandido hay un soldado
FanfictionHace mucho tiempo yo deseaba entrar al ejército, guiado por aquella imagen heroica que se asociaba a las fuerzas militares de Sadala. Los soldados eran pintados como los grandiosos justicieros que luchan por el bienestar de todo aquel que lo necesit...