(Protocolo fallido)

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Me temo que ustedes están bajo arresto. Kamin y Oren observaban con incredulidad la escena que ahora se les presentaba, sin la capacidad de terminar de procesar del todo lo que estaba sucediendo. Una soldado de Sadala apareció ante ellos; portando el uniforme característico, una máscara para filtrar el aire contaminado del ambiente y como rasgo particular una cabellera extremadamente alborotada. Kamin soltó una corta risa antes de responder. ¿Perdón?

—He dicho que están bajo arresto. Volvió a repetir la joven capitana con voz firme, dio un paso al frente y continuó hablando. Será mejor que se entreguen o me veré en la obligación de usar la fuerza.

El par de criaturas se quedó en silencio durante unos segundos antes de estallar en una estridente risa, como si les hubieran contado el mejor chiste de la historia.

Esto debe ser una broma ¿no? ¿Tú nos vas a arrestar? Vaya estupidez. Caulifla vio al responsable del comentario; Oren, sonreír con burla. Optó por no responder y en su lugar activó el comunicador que tenía puesto, comenzando a hablar a través de él. Hubo un cambio de planes, los necesito en mi ubicación ahora mismo. Intenté rescatar a un par de civiles pero salió mal; repito, necesito que vengan de inmediato a mi ubicación para recoger a un par de civiles.

Antes de recibir cualquier respuesta envió las coordenadas del lugar en el que se encontraba y miró fijamente al dúo tan destructivo, luego se quitó la máscara para entregarla al tsufuru.

He llamado a mi escuadrón para que venga por ustedes, pero manténgase lejos de la pelea. Apfel recibió el artefacto, pero no tardó en comenzar a cuestionar el porqué no habían llegado antes, denotando bastante enojo al hacerlo; Caulifla se limitó a suspirar. No tengo tiempo para explicar, solo haga lo que le pedí y manténgase al margen.

Usted se creerá... El tsufuru estaba a nada de protestar ante la petición (o más bien exigencia) de la joven capitana, pero su hija lo interrumpió jalando levemente la destrozada tela de su ropa, llamando su atención de inmediato. Papá vámonos, tengo miedo...

La mirada furiosa de Apfel se suavizó de inmediato, volvió a ver a la soldado que permanecía firme y suspiró.

Está bien... El tsufuru volvió a cargar a su hija y comenzó a correr lejos del sitio, en busca de un refugio. Oren no podía tolerar aquello, ningún soldado tenía derecho a quitarle sus presas, por lo que extendió una mano con la intención de evaporar a los débiles civiles que ahora huían de él. Como si los fuera a dejar huir.

Sin embargo, su ataque no pudo ejecutarse a causa de la oportuna intervención de Caulifla, quien ahora permanecía frente a él, sosteniendo su brazo con mucha fuerza y una mirada furiosa.

Ni siquiera lo pienses. —Pronunció en un tono sombrío. Con ello, Kamin finalmente reaccionó, y fue de inmediato a atacar a la saiyajin con tal de liberar a su hermano; no obstante, su movida se vio interrumpida por otra persona que habría llegado hace no mucho tiempo al sitio. ¡Capitana, cuidado!

El rostro blanquecino de la criatura de apariencia femenina recibió por completo la potente patada dada por otro saiyajin, quien Kamin supuso acompañaba a la primera, esto debido al uniforme que este llevaba puesto. Caulifla también actuó, alejando a ambas criaturas de ellos utilizando su propio ki para generar una ráfaga de aire bastante potente.

Gracias, AlvocatEl saiyajin de ojos violeta miró de mala forma a su capitana, ella había desobedecido su propia orden, pero, al haber sentido las energías del par de civiles que había mencionado, no pudo molestarse con aquella incongruencia. De haber sido él, habría hecho exactamente lo mismo, cayendo en total insubordinación de ser necesario. No hay problema... ¿están aquí?

A cada bandido hay un soldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora