Planeta Sadala, año 770. Sala de recuperación del palacio real.
- O-oye... Te llamabas Caulifla ¿Verdad?
El pequeño niño de vestimentas desgarradas ocultaba su rostro un poco temeroso, quería llorar por el terrible dolor que sentía en todo su cuerpo pero no podía, sus lágrimas simplemente se negaban a salir.
- Sí... Y tú te llamas Kyabe ¿No?
- Ajá...
Luego de un sepulcral silencio la niña de cabellos alborotados fingió una tos y se acercó al otro niño.
- Y ehhh... ¿Por qué no querías rendirte?
Kyabe sintió un escalofrío recorrer su pequeño e infantil cuerpo, comenzando a llorar del miedo.
- Oye, no llo-
- Ellos iban a matarme.
La respuesta definitivamente había sido algo inesperado por Caulifla, ella retrocedió horrorizada.
- ¿¡Qué!? ¡Pero tú eras su mejor luchador!
- S-sí, pero nuestro combate era a muerte por una razón, esos tipos me dijeron que si me volvía más fuerte que ellos podría revelarme y no querían que la situación se les saliera de las manos.
El pequeño seguía llorando silenciosamente, pues él no sollozaba, sólo respiraba con fuerza intentando no mostrarse más débil.
- Te comportas muy diferente a cuando estábamos en la plataforma.
Dijo Caulifla inclinando la cabeza, ella también sentía dolor e incluso le costaba respirar, pero ya se había desahogado lo suficiente en el camino hacia ese lugar como para seguir llorando.
- No puedo mostrarme así en el campo de batalla porque el enemigo se aprovechará de eso, mis padres me decían que siempre debía romperme cuando nadie me estuviera viendo.
El chiquillo seguía llorando a mares, ya no podía detenerse.
- Ya veo.
Los dos se callaron nuevamente, esperando a que algún adulto regresara a la sala, no pasó mucho tiempo antes de que varios saiyajin vestidos con batas blancas entraran por la puerta.
(...)
Era otro día en la base militar de Sadala, Caulifla tendría una semana libre, pero debía presentarse ante su coronel antes de hacer cualquier cosa.
- Buen día coronel.
- ¿Capitana Caulifla? ¿Qué hace usted aquí? Se supone que tenía una semana libre por lo del torneo.
- Uhh... Sí, pero consideré necesario venir antes de comenzar con mi descanso.
- Oh capitana, usted siempre tan formal jojojo, que le vaya bien en su semana libre.
- Gracias coronel.
La joven hizo el saludo militar colocando firmemente la mano sobre su pecho para después retirarse del sitio.
Una vez llegó al departamento se quitó su uniforme y revisó la caja que se encontraba debajo de su cama, una excesivamente lujosa cabía recalcar.
- Recuerda Caulifla, tú sólo necesitas entrenar junto a él para hacerte fuerte y enfrentarlo, no es como si tuvieras opción de todas maneras.
Suspiró pesadamente y tomó la ropa que se encontraba en esa pequeña caja, había comprado aquellas prendas durante una caminata por el pueblo, pero le incomodaba un poco el usarlas, se sentía demasiado descubierta cuando las tenía puestas.

ESTÁS LEYENDO
A cada bandido hay un soldado
FanfictionHace mucho tiempo yo deseaba entrar al ejército, guiado por aquella imagen heroica que se asociaba a las fuerzas militares de Sadala. Los soldados eran pintados como los grandiosos justicieros que luchan por el bienestar de todo aquel que lo necesit...