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El sol irrespetuosamente no cooperaba, no, no me estaba dando en la cara, pero estaba abrazando a Calliope desde su rodilla hasta su hombro, estaba de lado, frente a mí, dormida, su respiración era apacible y yo tenía ya un buen rato de estarla mirando, sin poder moverme por temor a despertarla y no saber qué decir.

En ocasiones se comenten errores pero estos errores de invitar a dormir a tu casa, en tu habitación y en tu cama a la trabajadora social/ chica que te gusta/ chica que fue a tu cena familiar/ chica que se ve extremadamente sexy aún en tu pijama más feo que le diste al propio para verla fea pero resulta que... ¡se ve maravillosa!, estos errores, amigas, amigos, personas desconocidas, ¡ESTOS MALDITOS ERRORES POR ELECCIÓN! Nadie debería cometerlos, es como suicidarse pero peor, peor si le sumas que ésta persona te coquetea consciente o no, pero, lo hace y a ti te cuesta mantener el control pero...

-¿Hace cuánto me miras? -di un salto y enfoqué mi mirada que se había centrado en su nariz y la miré a los ojos.

-¿Hm?

-Que hace cuánto me miras.

-Oh, hace relativamente poco, no me moví para que no despertaras -le sonreí y asintió.

-Gracias, eres muy amable, mucho más que ese rayo de sol que ya llegó a mi cuello -soltó una risa ronca y algo en mí se estremeció.

-¿Dormiste bien? -me levanté de la cama creo que más que nada por poner distancia y no ceder a mis pensamientos débiles.

-Bien, tu cama es cómoda y no tienes mal dormir, he pasado muy buena noche -se sentó en la cama y me miró.

-Es bueno saberlo -me apoyé en la pared y le sonreí.

-¿Cómo dormiste tú? -pasó la mano por su cabello.

-Bien -me voltee y abrí de un solo tirón las cortinas.

-Bien, aunque el golpe de luz fue repentino -dijo mientras se acercaba a mí- es grato ver esta vista- se detuvo a mi lado.

-Sí, por eso se veía oscuro ayer, es un parque cuyas farolas están quemadas hace un par de días -sonreí.

Mi terraza tenía vista a un parque con un lago en medio, alrededor del parque habían casas y al otro lado un par de restaurantes y cafeterías, Calliope miraba el lugar y yo a ella.

-¿No bajas muy seguido ahí? -me miró y negué.

-No me gusta demasiado la naturaleza, pero ahora que Harriet está creciendo creo que iremos más seguido.

-¿Hay alguna manera de ir sin rodear toda la fila de despartamentos? -me miró y asentí.

-¿Nunca has ido?

-Un par de veces, no sabía que tu departamento apuntaba a ese parque en particular -me sonrió y asentí.

-Soy una caja de secretos -canturree y ella suspiró.

-Una bastante curiosa y de dueña de casi todo mi interés -paso sus dedos por mi perfil y la miré.

-Tienes que parar -susurré.

-¿Tú quieres que pare?

-Tú tienes novio, Calliope.

-¿Quieres que pare?

-Sí, porque no me voy a involucrar con una mujer con novio -y cuando me iba a voltear me tomó de la cintura y me pegó a ella- Calliope, por favor -susurré.

Su aliento pegaba contra mis labios, estaba muy cerca de mí, sí era más alta pero en ese momento no lo parecía.

-Quiero besarte -susurró y sentí sus labios moverse contra los míos mientras hablaba.

-No es lo correcto.

-¿Quién lo dice? -besó mi mejilla y cerré mis ojos.

-Sabes que no lo es -elevé mi cabeza y ella besó mi cuello, suspiré.

-Quiero hacerte tantas cosas -susurró en mi oído- y sé que quieres que las haga - mordió el lóbulo de mi oreja y luego lo chupó, gemí.

-Te vas a arrepentir luego, no vas a querer verme y has de saber que tendrás que seguir viéndome y...

Estampó sus labios contra los míos, primero solo se presionaban mutuamente hasta que abrí mi boca y ella introdujo su lengua, mis manos que hasta el momento estaban quietas se posaron entre las dos y presioné sus pechos, ella gimió, apretó mis nalgas y suspiré, todo parecía demasiado irreal, su lengua y la mía jugando mientras yo empezaba a mojarme, no sabría explicar lo que sentía, todo era muy fuerte y confuso, tanto que de repente estaba acostada y en la cama con Callie sobre mí

-¿Puedo? -susurró mientras tomaba el elástico de mi corto pijama, asentí y ella sonrió.

Lo arrastró junto a mis tangas y de repente la vi ahí, quieta, mirándome, recogí y abrí mis piernas y pude ver sus pezones marcados en el pijama, me mordí el labio y gemí, me saqué la blusa de mi pijama y la miré.

-¡Eres un pecado de mujer! -susurró y mordió su labio.

-Quiero verte -le dije. Ella sonrió y yo me mordí el labio.

Se quitó la blusa y vi sus pechos bronceados y sus oscuras auroleas apuntándome, arrastró su pantalón y se dejó su tanga.

-Esta me la quitas tú -me dijo y me reí.

La risa se me extinguió cuando se acostó en la cama con su cara frente a mi vagina y sopló, con un dedo delineo mis labios y luego lo pasó por todo lo largo, me removí y ella soltó una risita.

-Estás tan mojada -esa voz, esa maldita voz sexy que puso casi pudo hacer que me viniera.

Entonces la escuché chupar y apoyándome en mis codos vi como lamía su dedo empapado de mis líquidos.

-Ya chupame a mí que siento que me voy a venir sin que lo hagas -estaba desesperada y ella lo notó.

Sin demora alguna su lengua atacó mi clitoris, primero lento, pausado, fuerte, luego era más rápida y de repente tenía dos de sus dedos dentro de mí bombeando, yo gemía como una loca mientras la veía ahí y ella me miraba, esa mujer era un pecado, uno demasiado sexy, demasiado mío, su lengua era deliciosa y a miles costos podía contenerme de gritar. Entonces entre empujamar mi pelvis contra su cara y casi destrozar mis sábanas de agarrarlas tan fuerte, me vine con su boca sobre la mía y sus dedos dentro de mí.

-Esta no era mi idea para hoy -susurré mientras apretaba su trasero.

-¿Cuál era? -me miró y puse mi mano sobre su tanga justo en su vagina, apreté y ella gimió cerrando los ojos.

-Una tonta y demasiado mala comparada a esta -dije mientras acariciaba y ella se movía.

-No voy a aguantar demasiado.

-Entonces tomaré lo que haya -susurré.

La acosté bajo mí, le saqué su tanga y casi me ahogo al verla ahí tan expuesta, dispuesta y sexy frente mí, abrí sus piernas y me dediqué a chupar a lo largo y ancho, metí un par de dedos y sentí un espasmo en mi propia vagina al sentirla por dentro, entraba y salía lento.

-Quiero duro, hazme duro -susurró y gemí.

Empecé un compas más fuerte, duro, rápido, ella gemía también controlándolos por el lugar donde estábamos, no podíamos gritar, cuando la vi cerca de su orgasmo envolví su clítoris con mi lengua y labios y lo absorví mientras la miraba y la sentí venirse, tenía sus manos en mi cabeza y su espalda doblada, la ayudé a bajar de su orgasmo y subí con besos hasta llegar a sus pechos, los lamí y juguetee con ellos mientras ella acariciaba mi cuero cabelludo.

-Ha estado tan bien -susurró y asentí- podría hacerlo todo el día.

-Me gustaría -la miré y ella se acercó para besarme.

-Eres aún más sexy con el sabor de mi sexo en tu boca -susurró y gemí.






¡FELIZ AÑO, CHIQUILLAS¡ ¡LAS QUIERO, GRACIAS POR LEER! 💖

Besos:
Polly.♡

"Hola, soy yo" -Calzona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora