sinopsis.

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Todo parecía bien, estaba de pie en un semáforo y podía divisar al otro lado de la calle los grandes ventanales polarizados de un edificio gris, el día estaba oscuro y yo iba metida en un abrigo, jeans y botas, ni siquiera parecía que aquél lugar fuera algo que yo realmente amaría, hacía demasiado frío para apenas estar empezando noviembre.
El cambio de semáforo al fin paso, crucé corriendo la calle para subir de la misma maneras las escaleras, suspiré antes de empujar la puerta, la cerré a mis espaldas y pasé mi mirada despacio por la recepción que constaba de un cubículo donde una rubia y una asiática estaban sentadas charlando, di unos pasos y voltearon a verme.

-¿Busca a alguien?

-Oh... no, solo, venía a dejar los papeles de traslado -les sonreí y asintieron.

-Sigues directo hasta el final del pasillo, primera puerta a mano izquierda, ahí los están recibiendo.

Asentí y caminé tranquilamente, adentro era blanco y tenía altas paredes, era un edificio bonito y la verdad es que el de donde solía vivir se le quedaba atrás bastante.

-¿Impresionante, cierto? -voltee a ver de inmediato hacia el lado derecho- Calliope Torres, trabajadora social -me tendió la mano y la tomé.

-Arizona Robbins, traslado -sacudí la carpeta en mi mano libre y sonrió.

-En la puerta de en frente, entra, ahí le atenderán.

-Pensé que los recibía usted -le dije mientras se marchaba.

-Sí, también, pero acabo de almorzar y necesito lavar mis dientes -sacudió una bolsa de tela en su manos y sonreí.

Se perdió en la segunda puerta a mano izquierda, todas las puertas eran azules pero esa era roja, sonreí, entré a la puerta que me había indicado y en cuatro mesas, dos a cada lado de la habitación, habían cuatro mujeres, pasé con una chica y me senté.

-¿Usted trabaja aquí? -le dije y negó.

-Cumplo horas estudiante por beca -sonrió y asentí- ¿por qué la pregunta?

-Es que luce más joven que yo -sonreí y asintió riendo.

-Bueno, tengo 18 -abrió mi folder con hojas- ¿usted?

-20, apenas dos años más -la puerta de la entrada se abrió y voltee.

-Es la trabajadora social -dijo y asentí, Calliope me miró y le quité la mirada.

-Sí, me la he topado al entrar -la miré y asintió.

-Es amable, reservada y muy privada con su vida, pero bueno -la miré y sonrió- es normal, creo, ser privada, al menos es lo que yo haría si trabajara rodeada de personas con las cuales meterme sería delito.

-¿A sí? -le sonreí- ella no es docente, no corre ese riesgo.

-Buen punto -volvió su mirada a mis papeles.

Mientras la chica revisaba mis documentos levanté mis manos para atar mi largo cabello rubio y cuando voltee a la izquierda, en la mesa en la que solía estar alguien más, ahora estaba ella, levantó la vista y me atrapó mirándola, no supe cómo reaccionar y ella me sonrió.

-Todo bien -la chica frente a mí me devolvió a la realidad y quité la mirada de Calliope y la miré.

-¿Listo? -sonreí nerviosa y asintió.

-Es solo un traslado, en épocas de matrícula esto es solo un respiro de tanto ajetreo -se recostó en la silla- ¿qué estudias?

-Psicología infantil -le sonreí y asintió.

-Yo educación preescolar, por cierto, mi nombre es Amelia -me tendió su mano y la tomé- espero que te adaptes a la ciudad rápido.

-Ya había vivido aquí, de hecho estoy viviendo relativamente cerca de aquí.

-¿A sí? -sonrió y me levanté.

-A la vuelta de la esquina -sonreí y sonrió.

-Sí que vives cerca.

Me despedí de Amelia y antes de irme le dirigí una sonrisa a Calliope y ella me la devolvió, estaba feliz, la entrega de documentos había terminado en conocer a una alta chica de cabello oscuro y corto, ojos profundamente negros y una enorme y blanca sonrisa, en realidad había sido la mejor mañana en la semana, caminé tranquilamente en línea recta al lado de la universidad, iba de camino a mi departamente, el mismo que compartía con April, mi mejor amiga y su hija, Harriet, nos conocíamos desde secundaria y mi vuelta a casa había sido su alegría total, papá pagaba mi universidad y yo trabaja en una pizzería no muy lejana para pagar el resto de mis cosas, en realidad vivía en un punto favorable, estaba a una calle de la universidad, vivía en un departamento grande de dos habitaciones y baños, con grandes ventanas y paredes altas, con una buena vista porque estaban arriba de otro idéntico. Llegué al portón y sonreí al ver a April sentada en la terraza con Harriet dormida en sus brazos mientras ella caminaba de un lado a otro, cerré y subí las escaleras, dejé mi bolso en la sala y caminé hasta apoyarme en un lado de las puertas que daban a la terraza.

-¿Se acaba de dormir? -dije y April saltó.

-¡Me asustaste! -susurró y reí- y sí, acaba de quedarse dormida -rodó los ojos y evitó reír.

-¿Te parece si voy preparando algo para cenar -le sonreí y asintió- ¿pizza?

-¡Haces trampa siempre que te toca cocinar, Arizona! -me miró fingiendo molestia y reí.

-Y tú disimulas muy bien que amas cenar comida rápida -me acerqué a ella y besé a Harriet en su frente- lo único no malo de tu noviazgo con Jackson es mi pequeña sobrina.

-¡Oye! -me miró seria- aún no lo ideas que solo estamos en descanso.

-No lo odio, sólo que las prefiero a ustedes solas -le sonreí y rodó los ojos riendo.

-Ya ve a ducharte para cenar -hice esa seña con mi mano en mi frente, la que hacen los soldados, wy me marché a ducharme.

Había empezado la carrera de un año tumultuoso y maravilloso, apenas estaba empezando Enero y todo parecía estar de maravilla.

"Hola, soy yo" -Calzona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora