1. the man at the bar

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—¡Zenda! —gritó Ágatha mientras cruzaba la puerta de entrada. Había ido al callejón Diagon y se había encontrado con una sorpresa no muy agradable.

—¡En la cocina!

Ágatha caminó rápidamente hacia el lugar. Zenda, una persona alta, delgada, que amarraba su cabello en un moño despeinado y vestía un polo negro de tirantes y una falda larga y holgada, sostenía su varita mientras frente había una mezcla de algo que debía contener cacao. Y Ágatha, completamente vestida de negro, estaba con el cabello alborotado, el rostro rojo, y con un papel en la mano.

—¿Qué te pasa? —cuestionó Zenda.

—Mira. —la chica alzó el papel que tenía en la mano y lo puso frente a su no-tío Zenda.

—Mierda. —dejó de revolver la mezcla. Tomó el papel entre sus manos. —Mierda. 

—No me importa en realidad, pero creí que era importante que lo supieras. —pronunció despreocupadamente. 

Zenda sabía que no era así, pero si a Ágatha la tranquilizaba fingir que no le importa entonces no le diría nada. 

...

La Aritmancia definitivamente no era lo suyo, no entendía los números y extraños símbolos que estaban en el único libro que había alcanzado a comprar. Draco también había tomado Aritmancia, así que él le haría la tarea a cambio de que ella le hiciera la de historia de la magia. Lamentablemente Sophie había tomado Adivinación y tendría que aguantar a Trelawney. Zenda le había advertido a Ágatha sobre la profesora de adivinación por medio de una carta a finales de segundo año, cuando debía elegir las asignaturas optativas.

...No tomes Adivinación, Ágatha. La adivinación es innecesaria y aburrida. ¿Predecir el futuro con té? Eso no es más que una tontería y para rematar, Trelawney no es más que una farsante, se lo inventa todo.

Elige tus asignaturas sabiamente.

Atentamente: Zenda.

El familiar sonido de un picoteo en su ventana hizo que levantara su vista unos centímetros más arriba de su libro antes de dirigir la mirada a la ventana. Aquarius, la lechuza de Draco, estaba esperando a que la dejaran pasar. Ágatha dejó el libro a un lado, y solo en calcetines caminó hacia su ventana y la abrió, dejando que el animal, antes expuesto al frío de la oscura noche, se refugiara en su habitación.

Le quitó las dos notas que llevaba atadas a su pata y apoyó la cadera en su escritorio mientras leía y la lechuza revoloteaba por la habitación.

Ágatha:

Sirius Black ha escapado de Azkaban para, probablemente, matar a Potter. Pero eres su hija y no te ve hace doce años así que estás en peligro. No te mueras.

Draco Malfoy.

Ágatha terminó de leer la carta con una sonrisa y se dispuso, sentándose en la silla de su escritorio, a contestar la carta de Draco.

Tomó uno de sus lápices y un trozo de papel rosado que Zenda le había comprado en una librería.

Comenzó a escribir.

Draco:

Agradezco tu preocupación.

No voy a morir. Estoy segura de que Sirius no me está buscando a mí y si así fuera Zenda no dejaría que me tocase ni un pelo.

Ágatha Aquarius.

Se dispuso a leer la segunda carta que traía la lechuza, era de Sophie, quien al parecer estaba quedándose unos días con Draco.

hate; wizarding worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora