hate; wizarding world

12. moody

Zenda se había molestado, mucho. 

No se lo había dicho, pero si lo había demostrado. 

Luego de que su estadía con los Malfoy terminara (un momento muy esperado por Ágatha, puesto que, el ambiente había sido sumamente incómodo luego del mundial —Draco no quería hablar con sus padres, Narcissa pretendía que todo estaba bien, y Lucius ni siquiera los miraba —), Zenda la había recibido con seriedad y apenas le había hablado. 

Por eso es que un día, durante una silenciosa e incómoda cena, a Ágatha se le ocurrió hacer la pregunta más estúpida que podría haber hecho alguna vez. 

—¿Estás enojad-

—No. —la interrumpió Zenda, con tono cortante. 

Ágatha mordió su labio.

Zenda pareció ser consciente de algo y suspiró, dejando su tenedor a un lado. 

—No hiciste nada malo, Ágatha. Quien cometió un error fui yo. No sé en qué pensaba al autorizarte para ir con los Malfoy. —explicó. —Me preocupé mucho cuando me enteré de lo que había ocurrido en los mundiales, pero si te hubiese pasado algo los Malfoy ya me lo hubiesen notificado, así que me obligué a no pensar en eso y en esperar a que volvieras. 

—Oh...

—Come, después te puedo prepara un postre si quieres. 

...

—Cuídate y mándame cartas. Come en tus horarios correspondientes y abrígate bien, no te desveles y sé responsable, si tienes algún problema dímelo inmediatamente. Si alguien te hace algo avísame. —se despidió Zenda mientras le ordenaba el abrigo y la bufanda. Le dio un beso en la frente y le dijo que se fuera. 

Ágatha le dio un abrazo, —Adiós, Zenda.

Antes de subir al tren le regaló una sonrisa y agitó su mano. 

Caminó por el tren junto a su baúl, ya extrañaba a Zenda. 

Se acercó al compartimento en el que viajaba siempre junto a Draco y Sophie, cuando entró, solo estaba su amiga. Pero un gato reposaba en su regazo, Ágatha lo miró extrañada, luego alzó una ceja. No tenía pelo, pero era gris. Tenía los ojos cerrados.  

—Ágatha. —saludó Sophie, mientras acariciaba al animal. 

Ágatha se apresuró a dejar su baúl arriba y procedió a dejar un beso en la mejilla de su amiga para luego sentarse frente a ella. 

—¿Cómo se llama? —inquirió, mirando al gato. 

—Ramsés, lo compré en América. 

—Como el emperador-

—Sí. Estos gatos son egipcios así que creí que era un buen nombre. —dijo Sophie, con una sonrisa.

Ágatha asintió.

—¿Dónde está Draco? —preguntó Sophie, intentando entablar una conversación constante. 

—No lo sé. No lo he visto desde el mundial. —contestó Ágatha. 

—Oh... ¿cómo fue el ambiente con los Malfoy luego del mundial? —inquirió con cuidado su amiga. 

—Tenso, incómodo, horrible. Solo quería irme de ese lugar. ¿Cómo estuvo en tu casa? 

Sophie la miró a los ojos, diciéndole algo. Ágatha sabía que sus padres y los de Draco estaban metidos con el innombrable, y parecía no importarle. La vio acomodarse desprolijamente en el asiento, acomodando sus piernas de una forma que su madre no aprobaría.