—¿Escuchaste? Hoy en la tarde habrá un enfrentamiento entre el chico nuevo y la estúpida de Eiko.
—Claro que lo escuché, espero que pierda esa idiota.
—Los vi discutiendo en la mañana y según una de mis amigas de tercer año fue inscrito por Namikaze Erio.
—¿Namikaze Erio? Eso quiere decir que es un buen espadachín, quizás le gane a su hija.
—Ella es fuerte, pero tal vez con una pequeña ayuda él gane.
Murmuraban las chicas con malicia mientras esperaban a que llegara el profesor que les impartiría la siguiente clase.
Yuki había permanecido en silencio con la cabeza gacha, apretando los puños por debajo de la mesa, sin poder siquiera comprender a qué se debían esos comentarios por parte de sus compañeras, tenía curiosidad pero era denasiado tímida para preguntar, aunque algo no le daba muy buenas vibras en todo esto.
Los susurros sobre una futura revancha de kendo no tardaron en recorrer cada centímetro de la no tan gigante escuela, cosa que ignoraron tanto los profesores como el director. No era la primera vez que se efectuaría algo así en el instituto por lo que decidieron no prestarle atención al asunto.
—Kamikaze, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó Yuto al verlo rodeado de sus compañeros de aula, quienes le animaban a humillar a su oponente, cosa que al rubio no le hacía mucha gracia.
El pelinegro levantó la mirada en busca de esa familiar voz, la verdad era que ya le estaba molestando demasiado ser el centro de atención de todos ellos.
—Claro.
Fue su rápida respuesta para escapar de dicha situación, aprovechando el hecho de que este turno era de estudio independiente y el último antes del tan afamado enfrentamiento.
—¿De qué querías hablar? —Le interrogó curioso, una vez que se encontraban completamente solos.
—Sé que suena algo egoísta pero, ¿podrías cancelar ese enfrentamiento? —pidió con una seriedad impropia de él, puesto que casi siempre se muestra calmado y despreocupado.
—¿Eh? ¿Por qué debería hacerlo? —preguntó desorientado, de todos los temas de conversación jamás se imaginó este.
El rubio solo bajó la mirada creando un silencio incómodo que él mismo rompió unos instantes después.
—Sé que es tu primer día aquí pero,¿no has notado nada raro?
—¿Raro? —murmuró el interrogado rascando la parte posterior de su cabeza con la vista enfocada en el techo— .¿Te refieres a la forma en que hablan de Eiko?
El de orbes claros asintió lentamente, alzando la vista hacia su compañero.
—No quiero verla lastimada.
—¿Lastimada? Solo pelearemos como siempre —explicó sin entender muy bien lo que quiso decir su compañero de dojo, pues él no tenía pensado herirla, al menos no físicamente— .No le voy a hacer daño.
—No lo decía por ti.
La campana que daba fin a las clases interrumpió la conversación, alertando el futuro enfrentamiento que se llevaría a cabo dentro de unos minutos.
Entre tanto, Eiko se encontraba frente a los lavados del baño, observando su decaído reflejo con algo de gracia, al parecer dormirse en el último turno de clase no había servido de mucho.
Llevó la mano al grifo de la llave no tardando en abrirla, dando paso a un moderado chorro de agua fría con el cual empapó su cara para espabilarse un poco.
ESTÁS LEYENDO
Ese espadachín engreído | Atomic Samurai |
Hayran KurguDescripción : Namikaze Eiko, futura heredera del famoso dojo Namikaze, conocido por su gran prestigio y reputación en Ciudad N debido al buen manejo de la espada. Sin embargo con la llegada de un nuevo discípulo, su reputación de ser la mejor queda...