Capítulo 3

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Natasha despertó con un dolor punzante en su hombro izquierdo y su pierna derecha dormida, pero aún así sin hacer ningún movimiento brusco que la delatara.

Apenas recordaba lo que había pasado. Sin controlar aún la movilidad de su adolorido cuerpo, una ráfaga de imágenes aparecieron por su mente, un soldado de Hydra la golpeaba hasta la inconsciencia, depués de eso siente como la cargan en algo suave, peludo y mullido que calma su conciencia, algo la mece bruscamente pero aún así termina por dormirse otra vez.

Aún con los ojos cerrados nota que estaba sentada sobre un duro e irregular suelo de hormigón, y apoyada sobre una superficie muy incómoda.

No sabía dónde se encontraba e, internamente, se cuestionaba si Hydra la había capturado y se reprochaba por haberse dejado vencer tan fácilmente, se preguntaba de que estaban impregnadas las armas que fueron capaces de herirla sin problemas.

Mientras mantenía un monólogo interno consigo misma se sintió observada por alguien y de pronto se sintió nerviosa, aunque sin mostrar ningún signo de ello, respiró tranquila bajando sus pulsaciones para fingir que seguía durmiendo como había practicado tantas otras veces.

- Sé que estás despierta. - Se escuchó una voz que rebotaba en las paredes haciendo eco, la voz sonaba fuerte y segura pero la espía percibió un pequeño temblor en ella lo que le indicaba la inexperiencia de su captora.

La pelirroja abrió lentamente los ojos mostrando confianza en sí misma, se incorporó hasta quedar sentada y analizó su alrededor de reojo, sin llamar la atención.

Se encontraba en un lugar que parecía abandonado, estaba rodeada por ordenadores y distintos muebles vacíos, además de lo que parecía ser un centro de mando.

Natasha ya había visto sitios como éste muchas otras veces, bases de Hydra que habían sido abandonadas, parecía que siempre lo dejaban todo tal cual estaba, pero había aprendido que Hydra nunca dejaba ningún cabo suelto.

A pesar de ser un búnker bajo tierra, la luz nocturna se filtraba por pequeños agujeros que delataban el mal estado del lugar, y supo así que aún era de noche. Después de un rápido examen, se centró en quién tenía delante y no pudo hacer otra cosa que soltar una risilla de incredulidad mientras sonreía arrogantemente.

Delante de ella se encontraba una niña, que debía rondar los 19, de pelo más bien anaranjado, totalmente desarreglada y que sujetaba torpemente un arma.

- Creo que deberías dedicarte a otra cosa, secuestrar personas no es lo tuyo. - Soltó Natasha aún riendo.

- Yo creo que deberías cerrar la boca si no quieres que te dispare. - Contestó la chica desconocida que se había molestado rápidamente.

- No creo que vayas a dispararme. - Dijo Natasha certera, mientras se levantaba lenta pero segura, tratando de no hacer ningún movimiento brusco que asustase a la niña.

- Ah no? Y que te hace creer eso? -  Rebatió de nuevo la impulsiva chica, intentando asegurar el arma en sus manos, mientras apuntaba a la pelirroja que se acercaba pausadamente hasta estar casi enfrente de ella.

- En primer lugar estás sin balas, en segundo lugar, estás en el suelo.

- Qu-que? 

Antes de que tuviese tiempo a acabar su frase Natasha apretó un punto de presión en su brazo que hizo que soltara el arma y la alejó de una patada pese a no ser una amenaza. A continuación enredó sus piernas entre las de su contrincante, olvidándose del dolor de sus heridas, y la tiró al suelo donde la mantuvo inmóvil rodeando sus muñecas y reteniéndola con el peso de su cuerpo.

Una nueva vengadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora