Capítulo 4

3.2K 230 2
                                    

Antes de que se diesen cuenta el dron ya estaba disparando pequeños proyectiles contra ellas.
Wanda no dudo un segundo, saltó en el aire con gran potencia y arremetió contra el aparato partiéndolo en dos solo con la ayuda de sus manos.

- Con que lo ignorásemos eh? - le echó en cara a Natasha.

- Cierra la boca y vamos, ahora saben dónde estamos.

Sin rechistar Wanda obedeció y salieron ambas del búnker, encontrándose un claro que la morena conocía perfectamente bien, tomó el mando entonces y comenzó a guiar a la rusa hacia la ciudad.

Internamente se preguntaba qué pasaría con ella cuando llegasen a la ciudad, e intentaba autoconvencerse de que solo la acompañaría y luego desaparecería como hacía siempre.

Llevaba demasiado tiempo asentada en Nueva York, intentaba culpar a la mujer que caminaba detrás de ella por haber descubierto su escondrijo, pero sabía que había sido imprudente permaneciendo demasiado tiempo aquí, no tenía más opciones que marcharse y encontrar otro lugar.

Desde que había escapado toda su vida se basaba en ser invisible, llamar la menor atención posible y eso funciona a veces, si tenía suerte podía quedarse semanas en la misma ciudad sin rastro de nadie que quisiese atraparla, y empezaba a preguntarse si todo eso valía la pena.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una queja casi inaudible de su compañera, si no fuese por su oído super desarrollado la habría ignorado.

La miró de reojo y vio como intentaba no cojear y seguir su ritmo. Sabía de propia mano que el suero que le habían inyectado era muy doloroso y ralentiza mucho la curación de las heridas, y por lo orgullosa que parecía ser la desconocida intuía que no le iba a pedir ayuda para caminar, ni siquiera disminuir el ritmo, tampoco es que ella fuese a ofrecérselo, pensó para sí misma. Aún así bajo ligeramente la velocidad de la marcha.

Mientras, Natasha pensaba en todo lo que había ocurrido y en todas las preguntas que no tenían respuesta. Pero una parte de su cerebro seguía intentando asimilar el dolor y mantener el ritmo. Había tenido heridas mucho peores pero estás le dolían a horrores, además de que sentía como si apenas le quedase energía y la poca que aún tenía se iba consumiendo con rapidez.

Pasaron un largo rato andando pero ninguna de las dos se atrevía a romper el silencio y mientras, las dudas las carcomían lentamente. Habían caminado tanto que comenzaba a amanecer, aunque gracias a las copas de los frondosos árboles podían mantenerse ocultas por el momento.

Habían tenido suerte y aún no se habían topado con más amenazas pero eso cambió enseguida cuando decenas de drones que no habían visto aparecieron rodeándolas en una emboscada.

- Tengo un par de cuchillos, tu que tienes? - preguntó Natasha.

- Ganas de destrozar cosas - respondió arrogante. Wanda no era nada violenta y solía evitar siempre que podía las peleas, pero cuando se trataba de derrocar organizaciones como Hydra no tenía ningún tipo de escrúpulos.

La pelirroja se colocó de espaldas a la morena, se encontraban casi pegadas separadas por unos centímetros y ambas podían sentir la presencia de la otra. Natasha que tenía avanzados conocimientos de combate se colocó de esta forma para que ambas pudiesen cubrirse la una a la otra.

Los drones no se habían movido en todo este tiempo y esperaban que las chicas fuesen quienes diesen el primer movimiento.

Sin poder contenerse Wanda se lanzó al ataque, Natasha la observó durante unos segundos. La chica era fuerte pero no tenía ninguna técnica de combate golpeaba con fuerza pero torpemente y eso la ralentizaba, además de que la volvía muy vulnerable. Por su impulsivo ataque, las máquinas comenzaron ahora a atacarlas.

Una nueva vengadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora