Wanda pasó el resto de la noche durmiendo plácidamente, sin la interrupción de ninguna nueva pesadilla, protegida entre los brazos de Natasha, escondiendo la cabeza en el hueco de su cuello, permaneciendo en la misma postura en la que se había dormido.
A Natasha también parecía agradarle la postura, en ningún momento retiro la mano protectora de la cintura de Wanda y no se levantó tan pronto como acostumbraba, disfrutó de la calma hasta bien entrado el mediodía.
El silencio reinaba en la habitación, apenas se escuchaban dos respiraciones, estaban tan acompasados que simulaban ser una sola. El clic de una puerta lo interrumpió pero no fue suficientemente fuerte como para perturbar el sueño de las mujeres.
- Wanda has visto a mi her... Oh. - Dijo Yelena al percatarse de que había más de una persona en la cama y de que aún continuaban durmiendo. - Tengo que putear a Natasha con esto. - Susurró riendo en bajo y tomando una foto con su teléfono para luego marcharse.
Más tarde, la morena fue la primera en despertar, su nariz rozaba el cuello de Natasha y estaba totalmente impregnada de su olor, era muy difícil definir a que olía la rusa, pero se asemejaba al café. Una pequeña sonrisa salió instintivamente de ella al percatarse de que Nat aún continuaba con su abrazo.
El rostro claro y relajado de Natasha se turbó un momento, arrugando graciosamente la nariz y abriendo los párpados con pereza, dando paso a unos profundos ojos verdes, complementados con una pequeña sonrisilla que amenazaba con extenderse más allá de las comisuras.
- Buenos días. - Susurró Wanda.
- Buenos días. - La imitó saludando mientras retiraba su brazo de al rededor de Wanda y se desperezaba, estirándose como si se tratase de un gato.
Natasha se incorporó y se sentó en la cama arrastrando las mantas y destapando también a Wanda que no se quejó. Bostezó y alisó un poco sus brillantes rizos rojos que se habían asalvajado durante la noche, la morena se levantó también, sintiéndose ligera y buscando de nuevo los ojos verdes de la pelirroja, que actuaban en ella como un calmante.
- Desayunamos? - Se levantó finalmente Natasha, tomando una goma de pelo que tenía al rededor de su muñeca y haciéndose una coleta baja.
- Vale. - Contestó Wanda en bajo, gateando hacia ella y tomando entre sus dedos un pequeño rizo rojo que había escapado de la coleta para posarse en la cara de Natasha, llevándolo detrás de su oreja.
Dedicaron unos minutos más a mirarse a los ojos, el profundo verde de Natasha con los avellana de Wanda que a veces mostraban rasgos verdecinos, mientras sonrisas sinceras se dibujaban en sus labios, incapaces de contenerlas. Finalmente, salieron de la nube en las que estaban, saliendo de la habitación hacia la cocina, donde Yelena rellenaba aburrida los juegos de un periódico pasado.
- Por fin despertáis, empezaba a aburrirme de estar sola. - Dijo lanzando el periódico que leía con desinterés hacia cualquier lado.
- Buenos días a ti también. - Dijo Natasha sarcástica. - Tienes algo de desayunar? - Se sentó en una silla como había hecho Wanda.
- ¿Desayuno? Van a ser las dos de la tarde.
- Oh, - Wanda hizo una o perfecta con sus labios - en ese caso, algo de comer, muero de hambre. - Dijo mientras su estómago hacía ruido, corroborando sus palabras, y aparecía en sus mejillas un leve rubor.
Yelena rio fuertemente, causando que las mejillas de Wanda se volvieran de un rojo brillante, mientras Natasha lo hacía más discretamente.
- Siento decirte que hay que cocinar, yo no suelo hacerlo para mí, pero supongo que habrá algo en buen estado en la despensa. - Se levantó rebuscando en un armario y sacando algunas latas y paquetes de comida que aún no habían caducado.
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Una nueva vengadora
FanfictionEsta va a ser una historia en la que Wanda Maximoff y Natasha Romanof serán pareja. Los poderes de Wanda van a cambiar bastante y también su historia. En esta historia hay parejas homosexuales, si no te gusta vete. Espero que la leais y disfrutéis.