Capítulo 18

462 51 8
                                    

En poco tiempo se volvió una rutina para Wanda y Natasha amanecer en la misma cama. Los primeros días, cuando era hora de acostarse Wanda le preguntaba nuevamente a la pelirroja si quería dormir con ella, pero después de un tiempo, gracias a un acuerdo silencioso, Natasha simplemente iba al cuarto de su compañera y se acostaba con ella; la mayoría de las veces acariciándole cariñosamente el cabello y cantándole una nana rusa.

Los días con Yelena no eran aburridos, cada día despertaba con una nueva ocurrencia divertida que emocionaba a Wanda por muy simple que fuese.

Después de unos primeros días de adaptación y mejora en la comida Wanda retomó su entrenamiento con la ayuda de las hermanas, Yelena le enseñaba nuevas técnicas y estilos de lucha que diferían de los de Natasha, y Natasha continuaba enseñándole golpes cada vez más avanzados para defenderse. Sin duda lo más divertido para Wanda eran los momentos en los que ambas viudas peleaban entre sí, tan similares y a la vez tan diferentes, jugaban en una peligrosa danza, que maravillaba a la morena, por ver quien asestaba el golpe final.

A medida que Wanda cogía más seguridad con su cuerpo una idea comenzó a rondar por su cabeza que perduró unos cuantos días hasta que se atrevió a comentársela a Natasha.

- Tienes un momento? - Preguntó a Natasha antes de que fuera a ducharse después de entrenar con Yelena.

- Para ti siempre los tengo. - Contestó la rusa con un guiño ganándose uno de los leves sonrojos de Wanda que tanto le gustaban provocar.

- Quería decirte que voy a comenzar a entrenar con mi magia, si te parece bien claro. - Añadió finalmente.

- Por qué habría de parecerme mal?

- No lo sé, quiero decir, te dañe con mi magia, sería normal que estuvieses asustada, aunque no quiero decir que tengas miedo, sé que nada te asusta...

- Wanda. - Natasha la detuvo en su incesante verborrea para que no se avergonzase más a sí misma por muy tierno que le pareciese verla hecha un lío. - Tus poderes son parte de ti, no es algo que puedas extirpar, tienes que vivir con ellos. Puedes aprender a controlar tus poderes y que te sean útiles en un futuro, estoy totalmente de acuerdo con ello.

- Eso es... bastante comprensible, en realidad.

- Esperabas otra cosa? - Preguntó Natasha divertida, alzando una ceja.

- Nunca sé que esperar de ti, continúas sorprendiéndome.

- Soy difícil de leer pequeña bruja, - el apodo se escurrió entre los labios de Natasha naturalmente - ahora, cuando empezamos?

- Empezamos? - Preguntó Wanda confundida.

- Con tu entrenamiento. - Respondió divertida.

- Oh, sobre eso, creo que prefiero hacerlo sola esta vez. Necesito hacerlo por mí misma.

Natasha lo comprendió sin mayor problema y no puso pega alguna para sorpresa de Wanda. 

A partir de ese día Wanda siempre reservaba algún momento a lo largo del día para practicar con su magia. Comenzó levantando pequeños objetos que no lograba mantener en el aire durante apenas unos segundos antes de que su magia decidiera retirarse y sus cosas se estrellasen contra el suelo. Fue muy frustrante no poder controlarla y pensó en abandonar, ¿de momento le estaba yendo bien sin magia verdad?

Luego pensó en Natasha y en lo que le diría ella, a pesar de lo torpe que era Wanda luchando físicamente ella había tenido paciencia, le había enseñado a calmarse cuando se frustraba y a volver a intentarlo de nuevo; a dar lo mejor de sí misma. No podía defraudar así a Natasha.

Una nueva vengadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora