Epílogo

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Gian O'Conner

—¿Estás listo?— preguntó el castaño, terminando de arreglar mi cabello —ya era mi turno de ser tu estilista.

—Podría estar más listo que esto— contesté, apunto de entrar a escena.

[...]

Solté el llanto fingido, mientras me mantenía abrazando a Kent, que en esta grabación era llamado como "Kenneth".

A pesar de que tenía que ser un sufrimiento irreal, en serio estaba usando la técnica de los actores, la cual consistía en recordar cosas que te duelen para poder llorar de verdad.

[...]

Terminé de leer el guión completo, un guión que Kent Schell además de interpretar, también escribió, y por si fuera poco, yo lo ayudé.

No olvidaba esas noches en las que solo estábamos en la cama, plasmando las letras de lo que sería la película.

Claro que, este guión no ha sido el único que ha estado haciendo, ya tenía varios trabajos listos para darlos a conocer con los estudios. Y varios de ellos no terminaban en buen final.

[...]

Creo que lo más difícil hasta el momento en la grabación de esta película, es la parte en la que tenía que hacer una escena bastante... Atrevida, con Kent.

Y es que, cómo no iba a sentirme avergonzado si enfrente de tantas personas, tenía que estar semidesnudo mientras Schell y yo fingiamos tener sexo.

[...]

Kent besó mi mejilla cuando corrí a sus brazos, exhausto.

—¡Y... Corten!— dijo el director por última vez, dándonos un respiro de todo.

Los brazos de Kent me elevaron en una vuelta, empezando a atacar mi cara de besos, fuera del set al que yo acababa de participar.

—¡Lo lograste!— gritó feliz, abrazándome fuertemente.

Reí asintiendo. —Al fin terminamos, no pensé que fuera tan cansado esto.

—Estuviste increíble, Gigi— añadió besando mi mejilla por última vez, antes de bajarme al suelo de nueva cuenta —esto amerita una cena en el bosque.

Asentí dejándolo buscar nuestras cosas en nuestros camerinos, sí, yo tenía mi propio camerino.

La mayoría de las personas me dieron sus felicitaciones, incluidas las dos personas que habían ejecutado dos papeles muy importantes en la cinta.

El rodaje de esta película estuvo lleno de muchas emociones y sentimientos profundos, que a la larga empezaron a cobrar sentido cuando lo veía desde otra perspectiva.

Luego de un mes y medio, habíamos terminado todo, sentía mucha liberación, felicidad, nostalgia, todo en uno.

Y es que, cómo no sentirme nostálgico, si tuve qué revivir varios sucesos de mi vida en esto.

Durante un mes y medio, simplemente tuve que actuar mi historia. Mi historia con Kent.
Ese guión que leí alguna vez, al cual tuve qué aportar muchas cosas, terminó siendo aprobada por los directivos.

La historia de Kenneth y Glenn. No podíamos usar nuestros nombres reales, pero la idea fue perfecta, fue algo que simplemente nos llenó de euforia.

Desde el día que me enteré que tendría que hacer la película de Kent, hasta cuando también terminamos de firmar para una película dentro de esa película.

Detrás de la Pantalla (O'Conner #2/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora