09.

447 48 97
                                    

Gian O'Conner

Poco a poco empiezo a tener más conciencia y comienzo a despertar. Podía sentir las sábanas enrolladas desde mi cintura.

Pero no solo eso, también sentía la presencia de otras piernas más grandes entrelazadas con las mías, mi cabeza estaba apoyada en alguien, y mi brazo en su pecho mientras el suyo me abrazaba.

Fue ahí cuando todas las imágenes y emociones de ayer vinieron a mi mente.

Abrí los ojos de golpe, pero no me moví, solo observé el cuerpo de Kent abrazarme, estaba totalmente dormido. Estaba muriendo de vergüenza por lo que dejé que sucediera ayer.

En pocos segundos, mi mente procesó todo más rápido, había despertado completamente y a tener conciencia de lo que hicimos.

Y entonces pensé, cumplí el sueño de muchas personas en su mayoría mujeres u hombres con gustos por famosos; tener sexo con un actor de cine.

En unos minutos, en los que yo no me separé de su cuerpo, él despertó, somnoliento y con sus ojos aún con ganas de volver a cerrarse.

—Buenos días, señor sol— habló áspero.

—¡Debiste haberte detenido ayer!— oculté mi cara en su pecho.

Rió negando, levantó mi cabeza a su dirección, dejando un beso en mi frente.

—Hasta dónde recuerdo, eras tú quien quería más— lanzó en defensa —y buenos días por cierto.

—No es por eso... Es porque yo sabía lo que sentía por ti y aún así me dejé llevar— confesé, de manera más honesta de la que pensaba.

Pero era verdad, yo le había sido honesto con mis sentimientos, y él no me había dicho nada aún.

Sonrió. —¿Y qué es exactamente lo que sientes por mi?

Toqué su pecho con mi dedo, dibujando líneas imaginarias, ya no sentía tanto miedo como ayer de decir las cosas.
Pero yo aún no sabía la respuesta de él a la confesión que yo le había hecho.

—Ya lo sabes— reclamé —no me hagas decírtelo.

—Yo olvidé todo lo que pasó ayer— dijo confiado.

Lo miré amenazante, pero solo me dió una muy grande sonrisa llena de inocencia.

—¡No puedes solo, tener sexo con alguien sabiendo que le gustas!— grité alterado, sentándome.

Sentí perfectamente como me dolió mi espalda baja, e hice lo que pude por aguantar un quejido.

Se giró boca abajo, pasó sus brazos por debajo de la almohada y presionó su cabeza hacia un lado. —Bueno, ¿Entonces qué debemos hacer?

—Sal conmigo— solté sin pensarlo, las palabras se salieron de mi boca como tinta de pulpo.

Me miró sonriente, luego asintió.

—Hecho— agregó —buenos días, novio.

Me congelé. —¿Eh? ¿Así como así?

—Bueno, hasta hace cinco segundos, tenía planeado ser yo quién te hiciera la propuesta— se levantó y plantó un beso en mis labios, beso que seguí y duró poco tiempo —¿Vas a trabajar hoy? Te llevo, pero déjame duchar antes.

Se levantó de la cama tapando sus partes, yo seguía en blanco por lo rápido que pasó, pero solo me permití señalar dónde se encontraba el baño.

—¡Tampoco puedes ser pareja de alguien que no te gusta!— le grité.

Se giró antes de entrar y me sonrió burlescamente.

Detrás de la Pantalla (O'Conner #2/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora