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Gian O'Conner

—¡Y por eso es que no puedes cantarle una canción de cuna a los viejitos!— Drew finalizó la última parte de su historia, más bien, de su teoría, la cual no puse mucha atención.

—Me preocupas, Drew, me preocupa tu salud mental— pronunció Mitch tocando su frente.

Sabía lo que hacían, pero mi vista estaba perdida, en mi mente solo había espacio para una cosa, que era, que hoy es cuando Loan se va de casa.

En toda la semana no pude ni siquiera concentrarme aquí, no crucé una palabra con mi hermano, y me estaba matando, hoy abandonaría la casa por la que tanto luchamos, no es que lo creyera malagradecido, pero se sentía un vacío enorme estar apunto de quedarse lejos de la única persona que te ha estado acompañando toda tu vida.

Mi hermano siempre fue mi lucha, lo que siempre me motivó a seguir adelante por su bienestar, y ahora, él estaría feliz con alguien que decidió era el responsable de dicha felicidad.

—¿Por qué estás tan distraído?— escuché la voz profunda del actor en el otro lado de la mesa, Kent.

Nos habíamos juntado a comer en el set de reunión, era día libre pero aún así quisimos venir, ellos a ensayar, yo a observar y ayudar.

Aclaré mi garganta. —No estoy distraído.

—Lo estás— contraatacó seguro de sí, marcando su acento original, viéndome fijamente.

Tensó la quijada y empezó a acomodar los botones de su camisa, que hacía juego con su traje formal. Jamás entenderé su afán de venir de traje, no es que se vea mal, nada de eso, pero siempre lleva el saco cerrado y pareciera que no puede vivir sin acomodarse los botones.

—Debo darle la razón a Kent esta vez— dijo Mitch preocupada de mi —normalmente siempre estás más concentrado, ¿Pasa algo?

Negué rápidamente. —Solo estoy pensando.

—Vete a pensar a otro lado— agregó el alemán —estás deprimiendo a todos con tu actitud triste y distraída, ¿Por qué no mejor te vas y nos dejas comer sin preocupaciones?

Y tampoco sabré, cómo es que, Kent siempre puede decir algo para hacerme sentir humillado.

—Kent, basta— lo regañó Mitch —no lo dice en serio, él no es así, solo está cansado.

—No hace falta las disculpas, sé qué el es así— me levanté de golpe, alejándome de la mesa —de cualquier manera, ya me iba, nos vemos mañana.

La mayoría solo me miraron preocupados, pero en cambio, Kent Schell agitó su mano en despedida, y postró una sonrisa inocente.

Salí por completo del estudio, ¡¿Por qué siempre es así conmigo?! ¡¿Qué le hice?!
Quizá se dió cuenta que su café ni tenía dos de azúcar.

Al mismo tiempo, no era que me doliera, simplemente era una intriga que me consumía de saber por qué me trata así, si tan solo hubiera sabido cómo sería antes de estar en sus grabaciones, hubiera rechazado el rodaje.

Lo que más me perturba, es la manera en la que a los demás y en grabaciones parece el hombre perfecto, con todos es amable, ayuda a todos y siempre está sonriente.
Pero conmigo, es como si me demostrara a su gemelo malvado, o como si solo yo pudiera ver a otro él.

Casi sin darme cuenta, ya estaba manejando hacia casa, en todo el trayecto hacia mi auto solo pensaba en él. 

¿Quién era el verdadero Kent Schell? ¿El amable o el engreído?

[...]

Mientras me acercaba a mi casa, pude notar que ya había un auto estacionado, y a dos personas subir cajas al mismo.

Detrás de la Pantalla (O'Conner #2/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora