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Gian O'Conner

La alegría invadía el día de hoy, penúltimo rodaje.

En estos dos meses que pasaron desde que Loan se fue de casa, habían estado cambiando muchas cosas, tanto en mi, cómo entre el medio de trabajo.

Las personas aquí cada vez parecían más hartas de llegar y hacer la misma rutina, eso era normal, pero estábamos alegres de que ya casi finalizaba el rodaje, luego vendría la siguiente batalla, la edición.

Ahí era donde yo entraba con otros miembros, debía aprovechar los últimos días que tenía para dormir plácidamente.

Pero no podía conciliar el sueño nunca, no cuando tenía sueños recurrentes con Kent, casi todos los días de este mes y medio, mis sueños se basaban en él y yo, el primer sueño no estaba nada comparado con la intensidad del último, hasta el punto de que me daba vergüenza verlo.

De lo que si estaba seguro, era que estaba despertando un sentimiento por él, aunque ya ni siquiera me hablara, últimamente ya no necesita a su asistente. Pero a pesar de eso, ahora sí quería serlo.

Y mucho peor, no sé nada de Loan. Nunca volvió a responder mis llamadas y mensajes, tampoco sé a dónde fue o si él iba a volver de visita o tan siquiera por algo más de su pertenencia.

—De nuevo estás distraído— escuché la voz de Drew, saliendo de escena.

Yo estaba sentado en una de las escaleras que llevaban a una plataforma en la que conectaban algunos arnés para escena.

—Solo estoy pensando— comenté viendo su ropa llena de sangre falsa —¿Ya estás muerto?

Asintió decaído. —Siempre mueren los buenos.

Asentí en respuesta, luego señalé con la cabeza a Vince, que regresó al set. Lo miró enseguida, y automáticamente corrió hacia él para abalanzarse contra su cuerpo.

—Tengo hambre, Vince, ¡Mucha hambre!— gritó.

—Sí, ya vi— soltó él riendo cerca de su rostro —vamos a buscarte algo de comer.

Vince se agachó un poco, y así le permitió a Drew subirse arriba de él por detrás, con sus brazos rodeando su cuello y sus piernas su cintura.

Salieron del set como si nada, hablando y riendo, mientras yo solo me quedaba viendo que ya habían finalizado todo.

La misma rutina, la escena ya estaba grabada, por fin, el apuesto policía terminó salvando a la bella dama que simplemente lo rechaza, lo bueno era que pronto acabaríamos la película, probablemente mañana.

La siguiente y última escena no sería nada fuera de lo normal, se besan, deciden alejarse del peligro un largo tiempo, lo veo siempre.

A pesar del amor que le tenía al cine y a las cámaras, ¡Odio que todo sea final feliz!

—¡Corten!— gritó el director, las cámaras pausaron, los micrófonos se apagaron, por fin.

Los actores en el set soltaron un largo suspiro, dando una pre-felicitación a ellos mismos.

Si, sí, muy bonito.

Ahí fue, cuando del set, salió caminando la estrella de la película, con un suspiro cansado, y una sonrisa decaída.

Miré la lista de grabaciones que tenía en mis manos, las cuales hemos estado realizando estos meses.

Lo ví alejarse, directo a su camerino, todos lo saludaban y felicitaban, y él solo les daba una falsa sonrisa.

Detrás de la Pantalla (O'Conner #2/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora