12.

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Kent Schell

—Eres apuesto, exitoso, sé que no hay persona que pueda resistirse a lo bello que eres, y estoy seguro que nada va a salir mal— hablé con sinceridad al espejo, dándome mis palabras de aliento —eres un campeón.

—¿Con quién estás hablando?— escuché la voz risueña de Gian entrar a la habitación, recién duchado, su ropa puesta en su cuerpo y su cabello bastante húmedo.

—Solo dándome un poco de ánimo— respondí seguro, terminando de arreglar mi ropa —no todos los días se estrena una película en la que eres estelar.

—Mucha suerte— dijo feliz —supongo que es mi turno de hacer la comida.

Antes de salir de la habitación, se detuvo en una pequeña mesa con varias hojas y bolígrafos.

—¿Puedo?— preguntó curioso, señalando esos objetos.

—Mientras no te burles, adelante.

Rió tomando las hojas, y con una sonrisa, leyó lo que estaba escrito en ellas.

—No sabía que te gustaba escribir— comentó fascinado, dejando de nuevo las hojas en su lugar —¿Cuántos pasatiempos ocultas, Schell?

—Ahora me siento muy ofendido, no dijiste nada sobre lo que escribí.

Vino a mi, divirtiéndose, hasta que dejó un beso en mi mejilla.

No me importaba si tenía qué hacer el ridículo, pero, carajo, Gian se veía tan hermoso cuando sonreía y reía, y yo estaba encantado por ser quién provocara esos gestos de felicidad.

—Es una excelente historia, y escribes muy bien, solo espero tenga un final feliz— propuso.

—Pensé que a Gian O'Conner no le gustaban los finales felices— añadí.

Aplastó sus labios manteniendo su sonrisa. —Tal vez sabes por qué.

No me dijo otra cosa más que eso, nada más. Con eso se fue a la cocina, y esperaba que no se perdiera como la primera vez que terminamos en mi casa, la mañana siguiente, tardé bastante encontrandolo.

Bien podría denominarme a mi mismo como un ser estúpido, ya que, en toda esta semana, no le mencioné ni una sola palabra sobre el estreno de la película hasta ayer en la noche, y mucho menos le dije la cuestión de que tendría que ir con Mitch en calidad de pareja falsa.

No era aparecer en cámaras con Mitch lo que me preocupaba, era la reacción de Gian ante eso. Quería confiar que no se lo tomaría tan mal... Si tan solo le hubiera dicho desde antes.

Quizá podría decírselo cuando estemos allá, también piensa que no irá conmigo, y este sería el momento ideal de decirle que estaba cordialmente invitado al estreno.

Aún me distraje más tiempo, limpiando el cuarto, juntando la ropa que quedó en el suelo, llevando las sábanas a lavar, e intercambiandolas por otras, y ya listo, salí de la habitación principal, caminando directamente a dónde ahora estaba mi pareja.

Bajé escaleras y recorrí grandes salas, hasta que llegué finalmente, viendo a Gian darme la espalda en la cocina, él esperando pacientemente a que algo se terminara de preparar.

Si pudiera ver esto todos los días, sería el hombre más feliz que el mundo haya conocido.

Me acerqué a él sin tantas insinuaciones, rodeando su cintura con mis brazos, al mismo tiempo que dejé caer mi barbilla en su hombro.

—En unas horas es el estreno, y no te veo eligiendo tu ropa, a menos claro que tu pijama sea tu traje de gala— dije besando su mejilla.

—Los miembros de edición no vamos al estreno... Solo esperamos una semana para ir al cine y ver nuestros nombres en los créditos— contestó sencillamente.

Detrás de la Pantalla (O'Conner #2/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora