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Sasuke

Apague el motor de mi coche frente a la casa, maldije en voz baja, los padres de Naruto estaban en casa.

- ¿Pii?

- Dime.

- ¿Pii bien? - Me pase las manos por la cara respirando un par de veces intentando borrar cualquier sentimiento de tristeza que hubiera en mi rostro.

Salí del auto para dirigirme al asiento trasero y así sacar a mi hijo de su silla.

- Amor necesito que hagas algo por mí - Mi hijo asintió - Si te preguntan qué estuvimos haciendo tú dirás que...

- Galletas - Mire extrañado a mi hijo - Pii, Nata y Hii, hacer galletas.

- Bien - Hiren sonrió cuando lo saqué de su sillita y se abrazó a mi cuello mientras caminábamos a la puerta.

- Hii cuida a papi.

- Lo sé - Murmure acariciando su espalda.

Me tome un minuto para tomar calor antes de abrir la puerta. Mordí mi labio inferior, comenzaba a ponerme nervioso,

Pase cerrando a mis espaldas, podía escuchar suaves murmullos que callaron cuando llegue a la sala.

Kushina se levantó apresurándose a venir a mi encuentro abrazándome con suavidad y después a Hiren.

- Sasuke, cariño cuando tiempo sin verte.

- Si, ha pasado un tiempo.

- Mira nada más, Hiren cuánto has crecido - Sonreí orgulloso del alago hecho hacia mi hijo - ¿Puedo?

- Si él quiere - Hiren me miró desconfiado pues el no recordaba a la madre de Naruto - Es tú abuela Kushina, ve con ella.

Hiren extendió sus brazos hacia su abuela para ser tomado, ella se quejó un poquito, seguramente no se imaginaba que mi hijo pesara.

Kushina se acercó a su esposo con el niño en brazos, Minato sonrió levantándose de su lugar para apretar las rojas y redondas mejillas de mi hijo hasta que este soltó un quejido.

Suspire sin dejar de ver la escena, no quería acercarme pero mi niño me miraba con los ojos llorosos desconfiando de las personas que lo rodeaban.

Me acerqué tomando asiento en el sillón de dos personas lo más alejado posible de Naruto, quizá antes me habría sentado en el posa brazos del sillón individual con tal de estar cerca de él.

- ¿Apenas llegaron? - Pregunté hacia mis suegros tratando de quitar un poco la tensión que se había formado entre Naruto y yo.

- No, ya tiene un par de horas - Contestó Minato bajando a mi hijo al suelo y este vino corriendo hacia mí para que yo lo tomara en brazos - Estábamos a nada de irnos.

- Oh, lo siento - Conteste sonriendo forzadamente.

La señora Kushina lo noto y se levantó para salir de la sala y minutos después regresar con bolsas colgadas de sus brazos.

- Traje regalos de nuestro último viaje, para ti y para mi nieto - Ella se sentó en la mesa de centro y comenzó a enseñarme todo lo que había traído.

- Muchas gracias - Murmure y ella sonrió genuinamente.

Naruto carraspeó ganando la atención de su madre, yo por otro lado apreté a mi hijo contra mi cuerpo ignorándolo, ni siquiera me moleste en disimular mi incomodidad.

- Entonces... ¿Les parece si vamos a almorzar? - Interrumpió el señor Minato ganando la mirada de todos.

- No lo creo papá, tengo cosas que hacer - Sin poder evitarlo le mire con los ojos entrecerrados.

The infidelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora