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Sasuke

Desperté ante la asquerosa sensación del sudor en mi cuello, me removí incómodo bajo a las sábanas en un intento de encontrar una posición cómoda para seguir durmiendo más me fue inútil, el calor era insoportable.

Destape mi cuerpo con brusquedad para buscar a tientas el control del aire acondicionado, bufé molesto al no encontrarlo. Me levante de la cama arrastrando los pies hasta el baño, sin siquiera fijarme en el espejo comencé a desvestirme para meterme a la ducha, no toleraba la sensación pegajosa en mi cuerpo.

Seguido de una rápida ducha procedí a lavarme los dientes y a estudiarme detenidamente en el espejo, otra vez las profundas ojeras adornando mi rostro.

Salí del baño envuelto en una toalla, busque con flojera evidente una ropa ligera y holgada para ponerme, busque mis pantuflas para ponérmelas y salir de la habitación, claro, después de hacer la cama.

Como siempre, al salir de la habitación fui bien recibido por mi hijo, todas mis dolencias se esfumaron en cuanto le cargue y bese su pequeña cabecita.

- ¿Y tú tía? - Hiren me miró un par de segundos para sonreír ampliamente dejando que en sus mejillas se dibujaran esos preciosos ojuelos.

- En la cocina - Le di un beso esquimal a mi bebé para bajarlo al suelo.

- Ve a ver caricaturas bebé - Hiren asintió volviendo al sillón, le observe jugar con sus piecitos mientras balbuceaba la melodía de la caricatura durante un par de minutos para después ir a la cocina.

Hinata me miró con una sonrisa nerviosa en los labios mientras hablaba por teléfono con alguien. Le hice una seña para que me dejara terminar de hacer el desayuno para que ella pudiera hablar con total libertad.

Tararee la canción infantil que había escuchado cantar o bueno, el intento de canto de mi hijo. Apague la estufa dejando el último panqueque sobre la pila.

Disfrutaba la melodía mientras cortaba trocitos de fruta, no pude evitar llevarme a la boca un trocito de fresa. Mordí mis labios después de a ver disfrutado el agridulce sabor de la fruta.

- ¿Qué haces? - Mire a Hinata por sobre el hombro, ella tenía el ceño ligeramente fruncido.

- ¿Me como una fresa? - Ella alzo una ceja y después soltó una risita dándose la vuelta mientras que buscaba en las gavetas los platos y cubiertos - ¿Porque?

- Tenias la misma cara que ponías cuando estabas embarazado y comías algo que se te antojaba, ya sabes, esa cara de satisfacción pura y... - Me voltee para mirarla, fue mi turno de alzar una ceja. Mi hermana entrecerró los ojos antes de hablar - Sasuke no me digas que estás...

- ¿Que? ¡No! Por Dios Hinata, yo no he estado con nadie desde que nació Hiren - Mi hermana parpadeo varias veces y luego sonrió tiernamente.

- Es que como últimamente veo que sales mucho por las noches y ayer te trajo un chico muy apuesto así que creí que... Ya sabes - Me ruborice completamente al entender a qué se refería.

- ¡No! Yo estoy casado Hinata y... - Me mordí el labio inferior, cuando recordé varios detalles incluyendo mi arrebato de enojo del día anterior - Tengo una cita con Itachi.

Murmure haciendo sonreír orgullosa a mi hermana, ella chillo de felicidad dando pequeños brincos.

- Por Dios Sasuke esta es la mejor noticia que me has dado en años - Hinata me tomó de las manos y me miró a los ojos - Estoy tan feliz por ti, sé que Itachi es un chico que vale mucho la pena.

- Parece ser que ya lo conocías - Hinata sonrió cómplice dándome a entender que ella tenía algo que ver en todo esto.

- Bueno... Es que él fue quien te trajo la primera vez que te emborrachaste y tuve la oportunidad de hablar con él, se notaba en sus ojitos que había tenido un flechazo contigo y bueno, yo contribuí a que él se diera la oportunidad de hablarte, él creía que tú no serías capas de poder mirarle porque no están...

The infidelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora