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Sasuke

Había pasado un par de semanas, semanas en las cuales me escapaba por las tardes cuando mi hijo se dormía y regresaba por las noches antes que despertara, unas semanas en las cuales Hinata se burlaba de mi por mi desesperación por verle y mi cobardía al regresar y saber que no le hablaba, unas semanas en las cuales le observaba trabajar sirviendo tragos a distintos clientes, los cuales pocos eran hombres, en su mayoría eran donceles y mujeres las que se le acercaban con elogios intentando llamar su atención. Semanas en las cuales por más que lo veía no me lo podía quitar de la cabeza.

Vacíe el contenido de mi chupito cuando vi como una tipa le tomó de la mano haciéndolo parecer un accidente cuando este le sirvió un trago.

- Acabarás ebrio si sigues bebiendo así - Murmuro el barman que tenía enfrente.

Bufé, había conocido a su primo hace un par de días atrás, él era un chico parlanchín que hablaba hasta por los codos, coqueto sin remedio y confianzudo en exceso, pero eso sí, muy observador y perceptivo además de metiche.

- Gracias por la preocupación Shisui - Conteste sarcástico mientras él me volvía a rellenar el chupito.

- ¿Que te molesta? - Pregunto recargándose sobre la barra.

- Siempre haces la misma pregunta y nunca obtienes respuesta - Comenté inclinándome hacia el cómo si le contara un secreto.

- Veras bonito, yo solo tengo la cara de estúpido, más no lo soy - Alce una ceja, dudaba de ello - Te doy un consejo, ve y háblale.

- ¿De qué hablas? - Pregunté en un susurro y él sonrió ladinamente, una sonrisa moja bragas.

- Te lo dije, no soy estúpido, te reconocí desde el día en el que te acercaste a la barra - Pase saliva, estaba nervioso, ¿Él sabía que yo...? - Eres el chico que estaba con él en el centro comercial.

- ¿Me recuerdas? - Murmure aliviado.

- Jamás olvidaría esa nariz tuya - Él se alejó para después acercar su mano a mi nariz y golpearla con suavidad con su dedo índice - En fin, creo que tú tienes ventaja con mi primo además, me caes bien, a veces estás medio amargado pero eres buena onda.

- No dirías eso si me conocieras.

- No necesito conocerte para saber que eres un cobarde - Alce una ceja por la forma en la que me había llamado.

- ¿Me has llamado cobarde?

- Así es...

- Llámame Selumiel - Murmuré, no era mi nombre real pero siempre me gusto ese nombre.

- Selumiel, veras, esa chica ha estado tratando con Itachi desde hace ya varios días, cada vez conversan un poco más y estoy seguro de que está esperando el momento indicado para pedirle una cita a mi primo y él es tan caballeroso que no se negará porque para él sería una grosería - Fije mi vista en Itachi y su cliente, o amiga, ambos sonreían mientras conversaban - Así que o levantas tú bonito trasero de ese banquillo y le pides una cita, o ahora mismo te das la media vuelta, sales de aquí y no vuelvas más.

- ¿Estás corriendo a un cliente? - Pregunté ofendido, pero no por el comentario que había hecho sobre mi trasero.

- No, estoy corriendo a alguien que no tiene la valentía de ir a saco por la persona que le gusta.

- Vaya que concejo, de seguro tú los sigues, ¿No?

- Verás corazón, nuestras situaciones son distintas, a ti te gusta mi primo y a mí no me gusta nadie, si me gustara alguien no dudaría en pedirle una cita - Comento tomando mi chupito para bebérselo - Bonito, yo por una cita soy capaz de amenazar a la persona con hacer la autosuicidacion con tal de que acepte.

The infidelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora