—¿Qué haces aquí? —pregunté, apartándolo de mí.
Las piernas me temblaban como nunca y tenía la garganta seca. Sólo podía aferrarme a los paquetes que tenía entre mis brazos, como si al hacer aquello fuera a ahuyentar a Kai, por alguna estúpida razón.
—Este lugar me pertenece —respondió como si fuera una obviedad y torcí los ojos.
¿Y si renunciaba y buscaba otro trabajo? Supongo que cualquier cosa sería mejor que tener que soportar la tensión sexual que había entre nosotros.
—Vaya novedad —espeté —. Me refiero a qué haces aquí mismo conmigo. Birdie debe estar esperándote y...
Me arrebató alguna de las cosas que estaba sosteniendo y esbozó una sonrisa inusual. Aquella parecía amable y me daba miedo.
—Sólo estoy ayudándote.
Clavé mi mirada sobre él y lucía diferente. Algo en él había cambiado y no sabía qué. ¿Se habría cortado el cabello o había dejado crecer un poco la barba?
—Pues, no necesito tu ayuda —dije mientras volvía a coger lo que me había arrebatado, pero él me detuvo.
Tragué grueso. Me encontraba siendo analizada bajo su ceño fruncido y eso me ponía nerviosa.
—¿He hecho algo mal? —su voz pausada y grave me erizó la piel.
Posé las cosas sobre un estante vacío y suspiré al acercarme a él.
—No te ha gustado —supuso y quise echarme a reír en su rostro. Si supiera... —. Es la única razón lógica que encuentro para que me evites.
—Seré honesta contigo —él me dio toda su atención —. El sexo ha sido...
Golpearon la puerta y maldije a mis adentros.
—¡Piper, te necesito aquí! —chilló Brynn y bufé.
—Ayúdame a llevar las cosas y así no levantaremos sospechas —Kai se echó a reír y lo observé con mi ceja arqueada.
—¿Qué más te da levantar sospechas o no? —lo fulminé con la mirada y sólo hizo lo que le pedí —Luego continuamos nuestra conversación.
Mierda... Por un momento, había olvidado que él era la persona que se encargaba de llevarme a mi departamento.
Salimos de allí y dejamos las cosas encima de la mesa.
—Piper —Brynn se acercó a mí con sigilo —, no puedes dejarme sola en este caos —reí por lo bajo.
—Lo siento, no ha sido mi culpa —susurré, y la mano de Kai rozó mi trasero con disimulo.
No pude evitar tensarme y lanzarle una mirada aniquiladora. Él estaba provocándome como nunca...
—Ha sido mi culpa —intervino él y dirigió su mirada hacia mí —. Te veo luego.
Kai regresó a su mesa y descomprimí mis pulmones del aire que había estado conteniendo. Me volteé hacia mi amiga y podía imaginar como la saliva comenzaba a caer por sus comisuras mientras aún tenía su vista posada sobre él. Le di un golpe en el brazo y salió de aquel trance en el que se encontraba.
—Lo siento —formuló ella —. Es que... es una jodida obra de arte —habló por lo bajo y se marchó a su puesto.
Nadie podía negar que aquello fuera cierto.
La mirada de Birdie me había perseguido mientras ella había permanecido en la cafetería y sabía que lo que tenía de bonita también lo tenía de inteligente; ella percibía que algo había sucedido entre Kai y yo, pero yo no pensaba entrometerme en eso. Lo último que me faltaba era tener que soportar algún tipo de escándalo por hacer lo que me había negado a mí misma desde el día en que lo había conocido.

ESTÁS LEYENDO
Hasta la Última Pieza ✔️©
Novela Juvenil¿Quién hubiese dicho que rechazar su beso bajo el muérdago le traería tantos problemas? Socializar estaba muy lejos de sus planes; este le daba dolor de cabeza. Sin embargo, obligada por su hermana a asistir a un evento, su más grande dolor de cabe...