—¿No me dirigirás la palabra? —me preguntó Brynn mientras limpiaba las máquinas de café.
Mi furia aún contenida es tal que al limpiar las mesas quedan relucientes; les he dado con fuerza y determinadas veces. Al parecer, dejarlas en ese estado es lo único que me saldrá bien en todo el día.
—Me siento culpable, Brynn —declaré.
No esperaba que su ligue también fuera un patán y lo había descubierto por mi culpa aunque, pensándolo bien, le había hecho un favor. Mejor darse cuenta ahora y no en un mes cuando esté completamente cegada por el amor.
—¡Que ya te lo he dicho! No es tu culpa que la estupidez masculina sea contagiosa —me acerqué a ella y, por más convincente que sonara, pude notar su mirada triste.
Sabía que pensaba que finalmente él podía ser el indicado, pero con lo sucedido hoy se había llevado una gran decepción.
—¿Hay algo que pueda hacer para levantar tu ánimo? —ella esbozó una sonrisa de lado.
—Quiero saber cómo lo echaste del departamento —me eché a reír. Me agradaba recordarlo, por lo cual se lo contaría gustosamente.
Brynn acabó echa un mar de lágrimas provocadas por la risa. Se lo imaginaba congelándose del frío y sin saber qué hacer, observando a su alrededor, temiendo que los vecinos lo vieran completamente desnudo porque no le había dado tiempo a vestirse.
—Espero se le haya congelado la polla y no le funcione más —cerró la puerta de la cafetería con llave y reí.
También esperaba lo mismo. Igual y así aprende a abrigarla un poco con un condón.
Ahora, era mi turno de mi choque con la realidad: enfrentarme al deseoso Kai.
—¿Segura que no quieres que vuelva a dormir en tu casa? —sonreí y negué. No había necesidad, debía tomar una decisión rápida. Ya ni yo me toleraba a mí misma con este mal humor que cargaba —Te veo mañana —me dio un corto abrazo y comenzó a alejarse pero, tan pronto lo hizo, chocó contra Declan.
Parece que me tendría que amigar con mi mala suerte...
—¿Qué quieres? —le pregunté firme y Brynn clavó sus ojos en mí.
No sabía qué hacer con exactitud, y observé a mi alrededor. Kai se estaba acercando a mí, inspeccionando la escena con detenimiento. Por alguna razón, su presencia me daba tranquilidad y me hacía sentir protegida en esta situación. Le hice un gesto a Brynn para que se marchara tranquila. Ya bastante había tenido por el día de hoy. Ella hizo lo que le pedí y regresé mi vista hacia el señor NoGlobo. La rabia me estaba consumiendo y tener que ver su rostro no ayudaba.
—Te pregunté qué mierda quieres —demandé de mala gana.
—¿Están juntos? —tenía su vista posada sobre Kai.
—Si estuviese conmigo, no se habría acostado contigo —le respondió él, también de muy mala gana.
«Mierda» No sabía si amarlo por intervenir u odiarlo por su egocentrismo.
—No sé qué fue lo que sucedió anoche, pero está claro que no te quiere cerca de ella. Evítate conflictos y márchate —espetó y Declan rió sarcástico. No le encontraba la gracia, para ser honesta. Ahora sí dirigió su mirada hacia mí.
—Venía en son de paz, en busca de otra oportunidad. No la estábamos pasando nada mal anoche hasta que... —no quería ni necesitaba que Kai escuchara más de lo debido.
—¿Aparecerte en mi trabajo te parece venir en son de paz? Dejarte desnudo en la nieve fue muy prudente de mi parte. Debería de haberte dado una golpiza y así tal vez comprendías mejor —escupí con rabia —. No te quiero volver a ver y no vuelvas a aparecerte en mi trabajo —le dejé en claro y me volteé hacia Kai.
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Hasta la Última Pieza ✔️©
Ficção Adolescente¿Quién hubiese dicho que rechazar su beso bajo el muérdago le traería tantos problemas? Socializar estaba muy lejos de sus planes; este le daba dolor de cabeza. Sin embargo, obligada por su hermana a asistir a un evento, su más grande dolor de cabe...