capítulo 1

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Harry despierta en el mismo instante en el que la puerta de su habitación asignada es abierta. Sus párpados se separan con pereza y le toma todo un segundo el girarse sobre su espalda para dar la vuelta y colocarse encima de su costado para ver quién ha entrado.

El encantador rostro de su abuela se hace presente dentro de su campo de visión, con una sonrisa en sus labios y la alegría de tenerlos allí tan latente que se nota a leguas lo mucho que está disfrutando la visita a pesar de que apenas es el segundo día de estar allí.

—Buenos días, querido— Le saluda con suavidad, entrando por completo al cuarto tan pronto se asegura de que el muchacho se encuentra despierto. —¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?

Harry parpadea suavemente mientras la observa acercarse a su cama y se hace a un lado para poder dejarle el espacio en la esquina casi de manera automática porque cómicamente es lo mismo que hace su madre todas las mañanas de los fines de semana. Es posible que se le escape una pequeña sonrisa debajo de las frazadas en las que todavía se encuentra y arrastra los ojos hacia ella tan pronto como se siente.

—Buenos días, abuela— Murmura, con la voz medio ronca tan sólo por la falta de uso en horas. Se aclara la garganta con suavidad y da una larga respiración mientras continúa con los ojos medio pesados. —Si, si dormí bien. La cama es muy cómoda en realidad.

No miente en esa parte, de alguna forma, el colchón de aquella cama es exquisito para su espalda, y desde el instante en el que ha dejado caer la cabeza en la almohada se ha sumergido en este sueño corrido en donde no se ha levantado ni una sola vez. El calor del verano todavía no los ha azotado, por lo que también tuvo la dicha de obtener la noche más agradable y reparadora de todas.

Debe admitir que se siente como nuevo, y el peso que suele estar en sus hombros con cada día que pasa en su situación se percibe un poco más ligero, lo cual es una verdadera bendición para él y su cuerpo.

La sonrisa de su abuela se extiende un poco más, marcando un hoyuelo que definitivamente ha heredado de ella sin ningún problema. Harry sonríe a medias cuando le acaricia el brazo en un gesto cariñoso.

—Me alegra mucho escuchar eso, querido. Tu madre está abajo preparando el desayuno, así que ¿por qué no vas a lavarte los dientes y la cara para que vengas a la mesa?— Propone y suena tantísimo a algo que diría su madre que Harry está increíblemente tentado a reírse. Pero no lo hace, porque así mismo como lo hace su mamá, la abuela termina arrugado ligeramente el entrecejo en una expresión de preocupación. —Anne me contó hace poco acerca de las medicinas que tienes que tomar para calmar ciertas cosas, ¿es eso cierto?

Bien, Harry no ha esperado tener este tipo de conversación teniendo en cuenta que su madre le había dicho que su progenitora sería discreta con respecto a su depresión, pero cree que ha debido de suponer que tocaría el tema cuando el disimulo no es realmente una cualidad que parece correr en la familia.

Suspira con suavidad silenciosa para no hacerle saber que tan poco desea hablar sobre esto, y se termina sentando en la cama con las sábanas agrupadas en el regazo mientras lleva la mirada hacia sus manos en el mismo lugar.

—Sí, es cierto— Murmura y aprovecha para encogerse de hombros como si quisiera restarle la importancia que el asunto realmente amerita. —Las tomo de vez en cuando, así que no tienes que preocuparte demasiado por eso. No es un verdadero problema.

Sin embargo, si es un completo conflicto que le ha traído un sinnúmero de disturbios que lo han llevado a necesitar asistir a terapia una vez a la semana, y lo cierto es que detrás de aquellas mentiras que cuenta y esa minimización del problema se esconde esa increíble vergüenza de tener que contarle a su abuela lo mucho que le duele estar vivo y todas esas veces que ha intentado dejar de hacerlo de una vez por todas.

Misted ✦ larry au! | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora