Misted ✦ larry au! | ✓

capítulo 7

La hora de regresar a casa llega justo cuando Harry está saliendo del baño de Daniel. De alguna manera, Niall parece encontrarlo sin demasiados disturbios y menciona algo sobre Liam vomitando por tomar demasiada cerveza cuando jamás ha sido demasiado tolerante al alcohol, a lo que Harry no le presta mucha atención porque todavía sigue estando distraído por los sucesos anteriores en el patio con Louis.

Desde que el castaño cruzó aquella puerta dejándolo completamente solo en aquel jardín, Harry ha hecho todo lo que ha estado en su poder por simplemente ignorar lo que ha pasado, porque conoce aquella parte suya tea ansiosa y sabe que si le da paso a los pensamientos quedará lo suficientemente perturbado como para llegar a tener una recaída.

No ha creído que la situación con Louis fuera a causarle tal cosa, pero prefiere prevenir a lamentar, y sencillamente se ha quedado en el patio mirando hacia el césped, con la cabeza en blanco y el corazón latiéndole en los oídos, la respiración lenta y ese cosquilleo en su boca que ha quedado después de aquel contacto, hasta que su vejiga se ha llenado y no ha tenido más remedio que localizar el baño para poder vaciarla.

Sigue a Niall por las escaleras en dirección hacia la entrada, le llega a impresionar como el montón de adolescentes continúa festejando sin él más mínimo vestigio de cansancio y se pregunta qué hora será exactamente. Sacude las pestañas cuando Niall abre la puerta y la cruza, y Harry arruga ligeramente las cejas cuando se da cuenta de que solo se trata de ellos dos.

—¿Y los demás?— Cuestiona, atravesando el jardín delantero, casi pisándole los talones al muchacho rubio con frenillos y mejillas muy coloradas.

Niall le echa un vistazo.

—Louis y Zayn llevaron a Liam al coche mientras yo te buscaba— Le explica sin problema, y es una suerte que vaya delante de él porque así no puede ver la repentina expresión que se dibuja en el rostro del rizado.

Ahora, Harry tampoco está demasiado seguro de qué cara es que pone exactamente al escuchar el nombre de Louis, pero tiene este nudo en la boca del estómago que le da esta mala sensación y percibe la mueca que se forma en su labio así que se imagina que no debe de ser muy grato para nadie el tener que verlo de esa manera. Hace todo lo que puede por relajar el gesto a medida en que se acercan al coche, y aunque el trío de muchachos ya se encuentra dentro y el motor parece estar encendido porque las luces le dan directamente a la cara, Harry se asegura de que Louis, ni ninguno de los otros tres, se dé cuenta de que algo está sucediendo con él.

Se enfoca en no pensar en ello, porque no es el lugar, y se termina de acercar al vehículo tan sólo para enterarse de que Liam está acostado en los asientos traseros, con la cabeza apoyada en el regazo de un castaño que mantiene la mirada baja y de vez en cuando le pasa la mano por el cabello al muchacho semi inconsciente que tiene encima.

—Harry— Le llama Niall, colocando la mano en su hombro para tener su atención. Harry traga saliva cuando no está demasiado seguro de si esa es la primera vez que dice su nombre o ya van varias veces. Sacude las pestañas cuando gira el rostro hacia él y se encuentra con su ceño fruncido. —¿Estás bien? ¿Estás ebrio?

Se apresura en mover la cabeza en una nueva negación efusiva, porque la idea de estar borracho no es ni siquiera una opción para él.

—No, no. Lo siento— Murmura con la voz medio ronca cuando no ha hablado en probablemente unas cuantas horas, aunque no está demasiado seguro. —Me distraje un momento, lo siento.

—Bueno, te decía que me sentaré atrás con Louis y con Liam y tú vas adelante con Zayn, ¿te parece?

La propuesta le cae de maravilla, casi como anillo al dedo, y le hace saber que no tiene ningún problema con ello cuando abre la puerta del acompañante. Se detiene un segundo para observar cómo el rubio se introduce en el asiento, agarrando las pantorrillas de Liam para colocárselas encima, y quizás es una suerte que Louis esté del otro lado porque la capota del vehículo no le permite verle la cara, ni saber si lo está mirando con esa expresión antipática tan suya.