Enamorada de Tres Hermanos [NKOTB]

Capítulo 31

Jonathan consiguió sacar de quicio por lo menos a seis personas, antes de descubrir dónde estaban Joey y Drew. Dio vueltas por Emergencias, hasta que lo amenazaron con ser detenido si no se calmaba.

Drew había sido llevada a cirugía, pero Joey estaba aún en Emergencias, recibiendo una transfusión de sangre. Al principio, les dijeron que Jonathan y Jordan no podían verlo todavía, pero después de que Jonathan juró que destruiría el vestíbulo pedazo a pedazo, la enfermera cedió y permitió que entraran.

Jonathan abrió la puerta, ansioso por ver a su hermano menor.

La apariencia de Joey lo conmocionó. A su lado, Jordan también contuvo el aliento.

Pálido, demacrado, ojeras alrededor de los ojos, Joey era horrible, para decirlo simplemente. Su hombro estaba fuertemente envuelto en vendas, y salían de él suficientes cables como para alimentar la electricidad de una pequeña ciudad.

Los ojos de Joey temblaron al abrirse, cuando entraron sus hermanos. Levantó la cabeza, el dolor marcando profundas arrugas en su frente.

—¿Dónde está? ¿La habéis encontrado?—exigió.

Jonathan se detuvo al lado de la cama, con las rodillas débiles por el alivio. No había pasado nada con Joey, que algunos días en el hospital no pudieran arreglar.

—La encontramos—murmuró Jonathan.

—¿Dónde está?—masculló Joey con los dientes apretados.

Jonathan se pasó la mano por el pelo, intentando desesperadamente mantener la compostura.

—Está aquí. En el hospital—Jordan habló más alto.

A Joey le brillaron los ojos.

— ¿Cómo está?—

—No lo sabemos—dijo Jonathan.

Joey volvió la mirada en dirección a Jonathan, tragó saliva y preguntó.

—¿Qué pasó?—

James cerró los ojos.

—La apuñaló en el pecho y le quebró un brazo. Está en cirugía. La trajeron hasta aquí en helicóptero. No sabemos mucho—

Joey volvió a hundirse entre las almohadas, con el rostro pálido. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Jonathan sintió una punzada dolorosa en el corazón. No volvió a ver a Joey llorar desde que eran niños.

—¿Ella... ella estará bien?—murmuró él.

Jonathan cambió una mirada con Jordan. No quería mentirle, pero Joey no estaba en condiciones de sobrellevar ese tipo de carga.

—Creo que ella se pondrá bien—dijo Jonathan, rezando para que no fuera mentira.

—No la protegí. Le fallé—dijo Joey desoladamente.

—Yo les fallé a ambos—dijo Jonathan—No debí dejarlos solos. Pero ahora, no podemos pensar en estas cosas—

Jordan puso una mano en el hombro sano de Joey.

—¿Cómo te sientes?—

—Estoy furioso—dijo Joey airadamente—Permití que ese bastardo se saliera con la suya—

—¿Qué dijo el médico sobre tu hombro?—preguntó Jonathan, volviendo firmemente el tema de conversación a Joey.

Joey cerró de nuevo los ojos y se hundió más profundo en la almohada.

—Dijo que estaré bien. Me dio sangre, cosió la herida. Quiere que me quede un día o dos, pero en líneas generales, dijo que soy un bastardo afortunado—

Abrió un ojo para mirar fijamente a Jonathan.

—¿Cómo la encontraron? ¿Qué pasó? No me han contado nada—

—Podemos hablar de eso más tarde—pidió Jonathan. Estaba seguro de que no necesitaba enfurecer a Joey más de lo que ya estaba.

—No me protejan—Joey dijo ferozmente—¡Díganme exactamente qué le sucedió, Maldición!—

—Si no te calmas, conseguirás que nos expulsen de aquí—dijo Jordan.

Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y una enfermera asomó la cabeza en la habitación.

—¿Sr. Knight? La Sra. Wood salió de la cirugía. Pensé que usted querría saberlo. Está en recuperación, pero el doctor bajará en algunos minutos para hablar con usted—

—¿Cuándo podremos verla?—exigió Jonathan.

—Tendrán que preguntarle al doctor. Ya sabe que usted está aquí. No tardará—

Jonathan suspiró con frustración.

—¿Sabe por lo menos cómo está?—

La enfermera sonrió amablemente.

—Pasó bien por la cirugía—

Sintió un vacío en el estómago, y por un momento, pensó que podría desmayarse. El alivio lo invadió de forma tan aplastante, que tuvo que buscar rápido un lugar para sentarse o iba a caer.

Se dejó caer en la silla situada al lado de la cama de Joey y hundió la cabeza entre las manos.

—Gracias a Dios—oyó susurrar a Jordan.

Jonathan no se había dado cuenta de lo asustado que había estado. No, hasta ahora. Su respiración salía entrecortada, mientras luchaba por calmar sus violentas emociones. Apretaba los dedos en puños y luego los aflojaba.

Pasaron varios minutos y los hermanos permanecieron sentados en silencio. Entonces se abrió la puerta y entró un hombre mayor vestido de verde. Les lanzó una mirada y se ajustó las gafas.

—¿Están aquí por la Sra. Wood?—

—No la llame así—gruñó Joey—Su nombre es Drew—

El doctor parpadeó sorprendido.

—Tomaré eso como un sí—

Jonathan se levantó y extendió la mano.

—Jonathan Knight. Y sí, estamos aquí por Drew. ¿Cómo está?—

El médico estrechó la mano de Jonathan.

—Dr. Phillips. Hice la cirugía en la Sra.... Drew—se autocorrigió.

—¿Está bien?—preguntó Jordan ansioso.

—Está bien, considerando la condición en la que llegó. Perdió una gran cantidad de sangre. Sufrió una fractura compuesta en el radio. También sufrió una laceración de seis pulgadas en el hombro izquierdo, además de una severa herida de cuchillo en el tórax. Pude reparar algo del tejido dañado y cerrar el corte. Afortunadamente, la hoja del cuchillo no alcanzó órganos vitales. Dos centímetros más a la derecha y habría perforado un pulmón.

Jonathan se dejó caer pesadamente otra vez en la silla.

—¿Cuándo podremos verla?—

—Está en recuperación. La trasladaremos a un nivel más bajo de cuidados, menor que UTI y un poco mayor que la sala normal de internación. Quiero monitorizar su progreso por algunos días. No veo razón para que ustedes no puedan entrar a verla en cuanto salga de la recuperación—

—¿Usted nos puede avisar cuando la trasladen?—preguntó Jordan.

—Pediré a la enfermera que venga a buscarlos—prometió el Dr. Phillips.

—Gracias—dijo Jonathan—Se lo agradecemos—

El doctor asintió y caminó fuera de la sala, cerrando la puerta al salir.

Jonathan se volvió hacia Joey.

—¿Cuándo te van a llevar a una habitación?—

—No tengo ni una maldita idea—refunfuñó Joey—Han estado palpándome y pinchándome con agujas todo el tiempo—