CAPITULO XIII Disk y su reina.

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A diferencia de Lak, el territorio de Disk era un centro más turístico, debido a que se encontraba cerca de la selva, este territorio se ganaba la vida a través de sus recorridos por una parte del bosque, para las personas que le gustaba la vegetación o la vida nómada en la selva, el territorio Disk era el lugar perfecto. Además que quedaba cerca de la capital, así que el lugar era el centro turístico para la mayoría de nobles, no había noble que no conociera el recorrido o hubiese venido aunque sea una vez. Sin embargo al ser Dewis un caballero no conocía ese recorrido más allá de los rumores que había sobre él. Llegaron bastante temprano, ya que salieron algo tarde, por la noche de aproximadamente una semana atrás. La distancia entre el territorio Lak y Disk era prácticamente el mismo de la capital a Leslik. Agregado a la larga distancia, tuvieron en dos ocasiones que acampar para no llegar tan destrozados de tan largo viaje. Cuando el carruaje se detuvo, se encontraban en los terrenos del palacio de Disk, a pesar de la hora, había gente esperando su llegada.

-Un placer poder verlo en persona.

Una hermosa mujer de cabello negro y piel blanca como la porcelana, vestida con ropas sencillas, pero con un chal encima con un lindo encaje. Al salir del carruaje los cuatro hombres se percataron del frió que estaba haciendo en ese amanecer, porque pudieron observar perfectamente su aliento al respirar.

-Gracias por habernos recibido.

-Luego de la llegada de su carta, hemos preparado todo para su visita, nuevo emperador.

Kari dirigió su mirada para detallar a los presentes. Que recordara, Disk estaba siendo gobernado por una pareja casada, había tenido la oportunidad de conocerlos hace mucho tiempo, pero la última vez solo pudo ver al esposo. Al no verlo allí hizo que se preguntase su paradero.

-¿El rey no se encuentra disponible?

La mujer tenso los hombros, antes de incorporarse, soltando la falda de su vestido y enderezando su espalda. La expresión que hizo dejó presente la tristeza que llevaba sobre sus hombros.

-El rey ha muerto hace un año y medio atrás...

-¿Qué? ¿Cómo?

Cuando moría un rey o sucedía una sucesión, era costumbre mandar un aviso a la capital, precisamente al emperador. Si el rey anterior murió en ese tiempo, significaba que él aún seguía en la capital y no recordaba que le notificaran de esa noticia. La sorpresa no pasó desapercibida por la chica.

-Ha sido un pesado viaje –comento con tranquilidad -. Como la princesa heredera, tendré el placer de atenderlos en esta visita.

Kari fijo su mirada en la chica de cabello negro. No se veía como si estuviera mintiendo, pero no reconocía ese rostro, tal vez tenía tantas cosas en su mente que simplemente paso de ella hace tiempo atrás. Suspiro para asentir con la cabeza.

-Será un honor, ¿princesa...?

-Cayn Soria, nuevo emperador.

-Entonces es un honor, princesa Soria.

-El honor es mío –comento junto a una pausa -. Seguramente se encontraran cansados de tan largo viaje, por favor permítame guiarlos a sus habitaciones.

-Claro y gracias.

No se dijo más nada, puesto que se dispusieron a andar a los adentros del palacio. Caminaron junto a la princesa por unos pasillos hasta llegar a unas habitaciones, donde la chica se detuvo y giró hacia ellos. A diferencia de Lak o la capital, ese palacio era mucho más pequeño, por eso el recorrido no fue demasiado, aunque como costumbre en el imperio, cada palacio tenía un jardín. Al parecer a las personas del imperio les gustaba tener de exhibición un jardín de flores.

El candidato al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora