CAPITULO XIV Marik I.

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El viaje a Marisk fue relativamente corto, menos tiempo que el que tuvieron que viajar hacia los otros dos territorios. Aunque lo que si no se esperaron es que a mitad del camino sucediesen problemas en la carretera al otro territorio, haciendo que tuvieran que desviarse un poco, tardando un poco más de lo acordado. El día pautado para llegar iba a ser cuando se ocultara el sol y al final terminaron llegando en la madrugada del día siguiente. Esa era la razón principal del porque en ese preciso momento, cuando ya se encontraban dentro de los terrenos del palacio, Kari y Dewis se hallaban dormidos en el carruaje, el primero se encontraba acostado, teniendo su cabeza reposaba en el regazo ajeno, mientras que el segundo estaba recostado del borde del carruaje. Cualquier persona normal se agotaría por viajar, sobretodo ellos que se encontraban en esa travesía, donde tenían que encontrarse más atentos que nunca. Fue Dewis quien primero comenzó a despertarse, al sentir como el carruaje se detenía, se restregó los ojos para darse cuenta que habían llegado al fin, puesto que el carruaje se detuvo.

Llevo su mirada a Kari, viendo cómo se encontraba de lo más cómodo acostado en sus piernas, también tenía que decir que a sus ojos se veía adorable. Una cara que seguramente solo él tendría el placer de verla, esperaba que siguiera siendo así durante mucho tiempo. Se inclinó un poco hacia Kari, no sin antes llevar una mano a su cabello para acariciarlo, le gustaba la sensación que causaba en su mano la suavidad del cabello plateado de Kari.

-Kari, hemos llegado...

A pesar que su objetivo principal había sido despertarlo, aquello lo dijo con una voz tan suave que no despertaría a nadie. Aunque Kari ya se encontraba despierto desde hace rato y lo confirmo cuando sintió su mano en la mejilla, siendo lo primero que recibía un beso, que aunque no lo espero, lo correspondió con gusto.

-Hubiese preferido durar así un poco más...

Dewis solo alcanzo a desviar la mirada un poco avergonzado, viendo como la puerta estaba siendo abierta. Escuchó un suspiro de parte de Kari antes de que se acomodara para poder salir del carruaje, Dewis le siguió al poco tiempo.

-Bienvenido sea nuevo emperador.

Cuando llevo su vista la frente, Dewis se percató que los estaban esperando, alguien que se veía muy elegante, aunque su sonrisa no le daba buena espina. Tenía el cabello de color gris como sus ojos, así que ese traje completamente blanco con detalles plateados iba a juego con su cabello. La verdad es que se sabía muy poco de la situación actual de Marik, aunque era una costumbre el avisar cualquier cambio en la monarquía del imperio, no todos cumplían con esa norma, la cual en realidad no estaba pasmada en una ley o similar. Por eso mismo es que en la actualidad muy poco se sabía sobre Marik, ya que hace mucho tiempo atrás que dejaron de reportar sus asuntos al imperio. El emperador estaba de manos atadas, porque no podía interferir con asuntos de otros territorios para mantener cierta independencia, mientras no estuvieran planificando una rebelión, jamás podría interferir de tal forma en un territorio o imponer algo en contra de las cuestiones mismas del territorio. Aunque el puesto más alto en la jerarquía era el emperador, la verdad es que se trataba de una posición bastante limitada.

-Muchas gracias por el recibimiento –dijo Kari -. ¿Con quién tengo el placer?

-Yo soy Antoy Bartoli, señor –dijo con una amable sonrisa -. Seré el futuro gobernante de estas tierras.

-Entiendo.

Dewis pudo percibir que Kari no supo que más decir, debido a que quizás sentía el mismo mal presentimiento que él.

-Seguramente estarán algo agotados, así que el sirviente les guiara a sus habitaciones, aunque espero que se presente en la fiesta de esta noche.

El candidato al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora