CAPÍTULO VII Regresa a tus recuerdos.

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Cuando abrió los ojos se encontraba en la soledad de su habitación. Tal vez le habían traído allí cuando se desmayó, se preguntaba qué había pasado con la competencia de caballero, pero antes de poder moverse de su cama, las cortinas de su habitación fueron corridas, dejando entrar la luz. Era Nath quien venía a despertarle, se incorporó para decirle algo, pero las palabras quedaron ahogadas en su garganta.

-Buenos días señorito.

Se vio sorprendido por la frialdad en la voz de Nath. ¿Qué había pasado?

Aunque quiso preguntar, de nuevo las palabras se atoraban en su garganta y no salían, simplemente su cuerpo se movió por su cuenta, levantándose de la cama y parándose recto con sus brazos extendidos. No se dijo más nada en la habitación y Nath comenzó a realizar su tarea de cambiar a su señor. Esa frialdad le recordaba a sus recuerdos originales, donde el trato era así frío.

Al acabar de cambiarse fue dirigido al comedor, donde ya le esperaban sus padres, aunque más que en plural, la única que se encontraba era su madre. Así mismo sucedió en sus recuerdos originales, todo el tiempo fue de esa manera. Su padre casi nunca estaba presente por su trabajo de caballero y su madre más que las cortesías entre hijo y madre, no hacía más nada en cuanto a su relación. Él considero todo ese tiempo que ese trato era de lo más normal para todas las familias, por eso tampoco se esforzó por cambiar aquel ambiente.

-Buenos días.

Su madre le saludaba como si fuesen dos extraños conviviendo juntos, aun a pesar de que eran madre e hijo. De esa forma lo recordaba, el tono frío que parecía que ni siquiera le miraba fijamente. ¿En qué momento su relación tomo ese camino?

Comió con su madre en completo silencio, muy diferente a lo que venía conociendo en su segunda oportunidad, desde que regreso a tener diez de nuevo, ya esas comidas solitarias no se daban, su padre estaba presente y su madre reía suavemente todo el tiempo. Un cálido ambiente, muy diferente al que estaba teniendo. Cuando tomó el cubierto y vio finalmente su reflejo en este se percató de algo. ¿Acaso había vuelto a tener diez años por tercera vez?

Muchas preguntas inundaron su mente y aunque quiso preguntar a sus acompañantes, las palabras no salían de su boca. Es más, aunque intentaba hacer algo diferente a lo que llevaba haciendo desde que se levantó en ese frío ambiente, no pudo hacerlo. Allí se dio cuenta que quizás no estaba repitiendo por tercera vez sus diez años, sino que había vuelto a su línea original, la cual parecía que no podía alterar. La comida terminó y se fue a sus clases, todo, exactamente todo se repetía tal cual lo recordaba.

El ambiente frío, la distancia que mantenía con sus padres, simplemente estaba viviendo esa vida que juro no volver a repetir. Intento recordar qué fue lo último que paso para regresar a esa misma vida llena de desgracias, pero antes de darse cuenta se encontraba en el jardín del emperador, lamentándose por haber oído a su padre dudando sobre si heredarle el nombre de su familia. Ya las cosas no se daban así, en su nuevo presente se dio cuenta que en realidad su padre dijo aquello no por algo malo, sino para protegerlo a él. Cuando comenzó a enfrentarse a la gente que estaba involucrada con el imperio, se percató de que su padre solo buscaba protegerlo a su manera.

Volvía a repetir ese momento cuando tuvo once años, recién cumplidos hace poco y se encontraba de nuevo en la fiesta en el palacio del emperador por su cumpleaños. De nuevo sentía ese dolor luego de haber escuchado las palabras de su padre, aunque ahora entendía muchas más cosas, el sentimiento de confusión seguía presente en él, además, tal cual lo recordaba sus recaídas estaban pasando cada vez más seguidas, causando que pasara más tiempo en cama. La tortura sobre las críticas de los demás y su padre, le atormentaban de nuevo, asimismo como lo recordaba. Su esperanza de vida también se ponía en duda.

El candidato al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora