CAPÍTULO XVIII Una guerra de poder.

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Justo cuando el carruaje se encontraba cerca de la entrada hacia la capital, repentinamente este se detuvo de golpe. Al momento en que Kari se asomó por la ventana, pudo presenciar a Jay en un caballo, el cual venía caminando hacia la misma ventana donde Kari se encontraba asomado. El chico evidentemente estaba confundido por la aparición repentina de la chica, después de todo, la expresión de Jay no precisaba alegría con su llegara, lo cual causo más preocupación en él, aunque evidentemente trato de no mostrarlo en su expresión.

-Lamento haber detenido su llegada –dijo ella -. Pero tiene que seguirme.

-¿Seguirte? ¿Por qué?

Jay hizo una expresión de inconformidad, aun así decidió contestarle a su señor.

-Señor, no es seguro que entre por la puerta principal.

¿No era seguro entrar por la entrada principal? ¿Acaso bromeaba?

Al ver que Jay estaba hablando muy en serio, solo suspiro y asintió con la cabeza para que con un gesto de su mano, indicarle al chófer que siguiera a la chica que iba en caballo. El chófer siguió la instrucción y dejó que la mujer lo guiara, desviándose del camino principal para entrar en la capital. Rodaron un buen rato, hasta que finalmente se detuvieron, cuando vieron a su alrededor, se dieron cuenta que se encontraban más allá de la puerta principal, pero no precisamente en un camino que pudiera servir para el carruaje.

Ambos hombres se bajaron del carruaje, viendo como Jay bajaba de su caballo. Más y más sus sospechas se incrementaban, pero decidió no alterarse demasiado, primero solo haría lo que le solicitaban antes de exigir una explicación. Jay se acercó a ellos e hizo una reverencia a su señor, luego se incorporó. Se veía algo agitada, como si estuviera realizando un entrenamiento demasiado intenso, pero dudaba que su cansancio radicara en eso.

» A partir de aquí tomara el caballo y seguirá por su cuenta –dijo ella -. Después de aquí, se encontrara con el emperador.

-Entonces aun no obtendré una respuesta.

La chica desvió la mirada y Kari solo se dedicó a ir junto al caballo.

-¿Qué sucede? –fue Dewis quien realizo la pregunta que Kari no quiso.

-Las cosas en la capital se han complicado un poco...

No le creía que solo fuese un poco, aun así, asintió con la cabeza.

-¿No han logrado controlarlo?

Jay negó con la cabeza.

-Aprovechando que no se encontraban, han ido difamándolo, diciendo cosas malas de ustedes... Gran parte de la población se encuentra desconcertada e inconforme.

Con aquellas palabras Dewis repentinamente recordó las palabras de Teresa. A eso se estaba refiriendo cuando dijo que se encontraban en una situación semejante a la del rey de Marik.

-¿Y el templo? ¿Ha dicho algo?

-Eso es lo más extraño... -Dewis la miro con confusión -. Ellos... Han cerrado sus puertas.

-¿Qué?

Dewis no podía creer lo que estaba escuchando.

-Al momento que ha iniciado la duda en la gente, repentinamente el templo cerró sus puertas. Ni siquiera han dejado entrar al emperador.

Ahora comprendía el miedo y la duda en los ciudadanos, el templo jamás había llegado a cerrar sus puertas al público, por eso las personas se encontraban llenas de sentimientos negativos. Dewis no pudo evitar quedarse un poco pensativo, el templo, a pesar de ser neutral, jamás se había negado a colaborar, pero ahora se habían apartado de la problemática que se estaba viviendo.

El candidato al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora