CAPÍTULO 23

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Los niños se despertaron, comimos y se les ocurrió hacer galletas todos en familia porque la tarde estaba lluviosa así que no pudimos ir a la tienda todos, Carson dijo que el iría. Estoy en la cocina mientras los niños esperan en la sala, escuché el carro de Carson, salí de la cocina y antes de que pudiera detener a los niños salieron corriendo a encontrar a su papá, se mojaron, Carson los entró a la casa con el paragüas.

–Niños ¿por qué salieron?

–Para ayudar a papi. – dijo Jess.

–Pero cariño, se mojaron, se van a enfermar.

–No nos enfermamos mami. – dijo Jason.

–Niños, su mamá esta en lo cierto, se pueden enfermar, no debieron salir a casa.

–Lo sentimos. – dijeron al unísono.

–Vayan a cambiarse.

Subieron las escaleras, ayudé a Carson a quitarse la chamarra, no me dejó cargar ninguna bolsa, las llevó a la cocina, después de unos minutos entraron los niños, comenzamos a hacer las galletas, cuando terminamos los niños se fueron a bañar mientras Carson y yo limpiábamos la cocina, cuando terminámos, nos fuimos a bañar juntos, salimos y los niños estaban en la sala, todos teníamos nuestras pijamas, saqué las galletas del horno, preparé chocolate y nos sentamos todos juntos a cenar, cuando terminamos llevamos a los niños a dormir y nos fuimos a nuestra habitación, me preparé para dormir y me subí a la cama para esperar a Carson, estaba muy frío, unos minutos después salió Carson del baño.

–¿Estás bien princesa?

–Sí, pero tengo frío

Carson fue a el armario, salió con un suéter suyo en las manos, se acercó a mi y me lo pusó, se subió a mi lado, me abrazó y me atrajo hacia él.

–¿Estás mejor?

–Mucho, gracias.

–Entonces vamos a dormir.

–Sí.

–Por cierto, mañana tengo una junta temprano y debo estar ahí.

–Está bien, te voy a extrañar.

–Y yo a ti.

–Te amo Carson.

–Yo también te amo Ashley, mi Ashley.

Me dió un corto beso en los labios, lo abracé, escondí mi cabeza en su pecho y lentamente nos fuimos quedando dormidos. Escuché la alarma de Carson, me levanté, Carson se fue a bañar, acomodé su traje, extrañaba tanto verlo en traje, bajé a la cocina y preparé el desayuno, lo puse en la barra, unos minutos después Carson entró a la cocina y desayunámos juntos, después salió directo a la empresa, hice la limpieza que no necesitaba tanto esfuerzo, comencé a preparar el desayuno para los niños, cuando terminé fui a su habitación para despertarlos, seguían dormidos y era un poco más tarde de lo normal, me acerqué a Jason para darle un beso y al poner mi mejilla sobre su frente estaba hirviendo, después puse mi mano en la frente de Jess y también estaba hirviendo en temperatura, les quité la cobija a los dos, fui al baño y moje dos trapos y se los puse en la frente, esperé unos minutos para ver si les bajaba la temperatura, pero no, tome mi celular y le marqué a Carson, al segundo tono contestó.

–¡Hola princesa!

–Carson, perdón por interrumpir tu junta.

–No te preocupes, voy saliendo ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?

–Sí, son Jess y Jason.

–¿Qué tienen?

–Están hirviendo en temperatura, ya intenté bajárselas pero no pude.

–Tranquila cariño, no te preocupes, voy para allá, ve llamando al pediatra.

–Está bien.

Colgué la llamada y llamé al pediatra de los niños, dijo que vendría, unos minutos después entró Carson a la casa, subió las escaleras corriendo y me abrazó, yo no sabía que hacer y comencé a llorar, el me dió un beso en la frente y comenzó a sobar mi espalda, me tranquilicé rápido, unos minutos después se escuchó el timbre, Carson bajó para abrir la puerta, el pediatra entró y comenzó a revisar a los niños, unos minutos después salió de la habitación.

–¿Qué tienen los niños? – pregunté

–No es nada malo, solo un resfriado, por eso es la temperatura, les aplique un antibiótico para la temperatura y aquí esta la receta de los medicamentos, se van a poner bien.

–Gracias doctor. – dijo Carson.

–Bueno, pues me retiro.

–Lo acompaño.

Carson pagó al doctor y lo acompañó a la puerta, entré a la habitación de los niños y les di un beso a cada uno, estaban dormidos, me senté en unos de los sillones, unos minutos después Carson entró y se sentó conmigo, me abrazó.

–¿Estás más tranquila?

–Un poco, perdón por hacerte venir.

–No te disculpes, son mis hijos también y los cuidaré porque tu tienes que descansar.

–Yo estoy bien.

–Debes cuidar a nuestros pequeños.

–Lo sé pero.

–Pero nada, ve a bañarte yo me quedo con ellos.

–Ésta bien.

Me levanté del sillón y cuando pasé por su lado me dió una nalgada, nunca lo había hecho, era la primera vez que lo hacía, me giré a verlo y levantó las manos.

–No quería hacerlo.

–Pero lo hiciste.

–Tú tienes la culpa.

–¿Yo?

–Sí, tú.

–¿Por qué tengo la culpa?

–Porque el embarazo te hace ver más sexy.

–Eres un pervertido, pero te quedarás sin premio por mano larga.

–No resistes estar sin mí.

–Eso crees.

–Lo sé.

–Egocéntrico.

–No continuaré porque aquí hay niños y si continúo terminaremos en la cama.

–¡Carson Clark! – dije con mis mejillas ardiendo.

–Shhh, despertarás a los niños.

–Tú tienes la culpa.

–Cuando te sonrojas te ves más hermosa.

–Mejor me voy a bañar.

Carson se rió, salí de la habitación tan rápido como pude, tome mi ropa y me fui a duchar, después de unos minutos salí, hice mi turina diaria, me puse ropa cómoda y calentita. Cuando estuve lista baje a la cocina y puse el desayuno de los niños en dos mesitas, no podía llevarme las dos así que le hablé a Carson, me ayudó con la otra y se las llevamos a los niños, comenzaron a desayunar, después jugaron un poco y se durmieron de nuevo, se sentían agotados, me acerqué a Jason y puse mi mejilla en su frente, ya no tenía temperatura, me acerqué a Jess y de nuevo tenía la temperatura alta.

–Carson, Jess tiene temperatura.

–Voy por toallas mojadas.

–Sí.

Cuando regresó con las toallas se la puse en la frente, estuvimos más de media hora tratando de bajarle la temperatura hasta que por fin pudimos, volví a revisar a Jason y seguía igual, nos sentamos de nuevo en el sillón, ya sería la hora de comer, bajé a la cocina y comencé a preparar un caldo de verduras, después los llevé a los niños y se lo comieron, los dos se veían un poco mejor, estaban agotados pero eso es normal, los dejamos dormir un poco y salimos de la habitación, bajamos a la sala, Carson se sentó en el sillón, me acosté y puse mi cabeza sobre su regazo.

–Descansa un rato.

–Estoy bien.

–¿Segura?

–Sí.

–Entonces vamos para que comas.

–Pero no tengo hambre.

–Tienes que comer cariño, no queremos tener otro susto como el de hace unos meses.

–Está bien.

–Vamos.

–No, quiero comer aquí.

–Está bien, te traeré la comida aquí.

–Gracias.

–Ya vuelvo.

Unos minutos después llegó Carson con dos platos, me dió uno y el se quedó el otro, comenzamos a comer, cuando terminamos de comer, fuimos a ver a los niños, estaban bien, regresamos a la sala Carson se sentó y me acosté, puse mi cabeza en su regazo, Carson comenzó a acariciar mi mejilla.

–Ahora si no hay excusas para que descanses.

–No. – dije sonriendo.

–Entonces descansa.

Me fui quedando dormida, después de media hora me desperté, no pude dormir más, tenía asco, Carson estaba despierto y me vió.

–¿Qué pasa?

–Tengo asco.

–¿Necesitas algo?

–No, ahorita se me pasa.

Me senté en el sillón, Carson me rodeó con su brazo y me atrajo hacia él, me dio un beso en la frente, yo recosté mi cabeza en su hombro, así nos quedamos unos minutos, después subimos a ver a los niños, estaban dormidos pero estaban mejor, nos sentamos en los sillones, me senté en el regazo de Carson y puse mi cabeza entre su cuello y su hombro.

–¿Estás bien? – me preguntó Carson.

–Sí, no te preocupes.

–Creo que atrasaremos un poco nuestra luna de miel.

–No te preocupes por eso, aún tenemos cinco meses.

–Sí.

–Descansa otro rato.

–Estoy bien.

–Pero cariño.

–No te preocupes, estamos bien.

–Está bien.

Pasamos la tarde en la habitación de los niños, después les dimos de cenar y nos quedamos en la habitación, nos dormimos un poco y nos despertamos después de media hora, me acerqué a los niños, Jess estaba bien pero Jason estaba hirviendo en temperatura.

–Carson.

–¿Qué pasa?

–Jason tiene la temperatura alta.

–Voy por las toallas mojadas.

Salió de la habitación, unos minutos después entró con las toallas mojadas, se la puse a Jason para bajarle la temperatura, tardamos varias horas hasta que logramos bajarle la temperatura, nos sentamos en el sillón, Carson puso la cabeza en mi regazo y se quedó dormido, yo no podía dormir, no quería quedarme dormida porque tenía miedo de que los niños se pusieran mal, me quedé despierta toda la noche hasta las siete de la mañana pude dormir ya que los niños estaban mejor, me desperté a las ocho, Carson estaba dormido, me levanté con cuidado y fui a mi habitación, hice mi rutina diaria, tenía unas ojeras muy notables, no había dormido nada, baje a la cocina y comencé a preparar el desayuno para todos, sentí unos brazos alrededor de mi cintura.

–¡Buenos días princesa!

–¡Buenos días amor!

–¿Necesitas ayuda?

–Ya casi termino, solo acomoda la mesa por favor.

–Está bien, te ves cansada, ¿dormiste bien?

–No dormí mucho pero estoy bien.

–Cariño, tienes que descansar.

–Estoy bien, no te preocupes.

De repente entraron los niños corriendo a la cocina, con más energía que otros días.

–¡Buenos días mami, buenos días papi! – dijeron los dos.

–¡Buenos días pequeños! – les contesté

–¡Buenos días! ¿Se sienten mejor?

–Sí papi, pero Jess y yo tenemos hambre.

–Entonces vamos a desayunar. – dijo Carson.

Salieron de la cocina, serví el desayuno y desayunamos, cuando terminamos Carson lavó los trastes, comencé a hacer la limpieza de la casa, cuando terminé estaba cansada, llevamos a los niños a su habitación para que durmieran, los acostamos y salimos de la habitación.

–Vamos a que descanses.

–Ahora no diré que no porque estoy muerta de cansancio.

Carson me cargó a la habitación, nos acostamos en la cama y en el momento en el que mi cabeza tocó la almohada caí dormida, me desperté antes de la hora de la comida y Carson ya la había preparado, comimos y pasamos toda la tarde juntos hasta que nos fuimos a dormir.

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