"En la vida muchas veces se sufren y otras no"
Esa frase puede llegar a tener mucho significado; ya que son muchas la veces que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. En un abrir y cerrar de ojos todo se pierde y todo se acaba...
—Jey, te dije que podía caminar yo sola — Se queja por quinta vez cuando estamos entrando a su casa.
—Y yo te dije que no me molesta cargarte, y además tienes que guardar reposo.
Rueda los ojos mientras niega divertida.
—Parece como si nos acabáramos de casar. —Dice con una sonrisa.
—Ah pues, no me molestaría para nada esa idea — La miro pícaro — Así tendremos nuestra noche de bodas— Muevo ambas cejas frenéticamente.
— ¡Jey! — reprende ruborizada.
—Ya pues me callo.
Comienzo a dar vueltas en medio de la sala.
— ¡Jey, para nos vamos a caer! — Exclama entre risas—¡Me estoy mareando!
Abro los ojos y rápidamente la dejó sobre el sillón.
—Lo siento, lo siento. — Trato de disculparme.
Niega con diversión
— Estaba de broma jey— confiesa.
—Eso es caer bajo, Emma manuela— Me hago el ofendido
Me mira mal— Yo no me llamo Manuela— se cruza de brazos.
—Lo sé.
Me siento a un lado de ella.
—Ustedes son tan monos—Dice una tercera voz asustándonos.
Ambos volteamos para ver al susodicho. Pero que mal amigo soy, se me había olvidado que Carlos venía con nosotros.
—Oh...se me había olvidado que estabas aquí.
Me mira ofendido.
—Claro, olvídense de este pobre ser viviente. —se pone una mano en el pecho. — No importa, ya los veré buscándome de rodillas mientras lloran—Nos mira mal.
—No te pongas así Carlito, sabes que ambos te queremos— Habla Emma poniendo cara de inocencia.
Dios que bella se ve
Concéntrate hombre.
Al volver a la realidad los veo carcajeándose.
Frunzo el ceño— ¿De qué se ríen?
—De ti —lo miro levantando una ceja_ Amigo, tenias que ver la cara de bobo que tenias mirando a Emma— la señala. Esta roja, no sé si es por aguantarse la risa o por lo que acaba de decir mi amigo.
—Deja de hablar estupideces Carlos. —Digo cruzándome de brazos.
—Si si como digas. Me voy tengo que ir a trabajar — Nos mira con picardía — Usan protección no quiero ser tío aun —Piensa— pensándolo bien, Si, si quiero un sobrino.
—Cállate idiota— trato de aguantar reírme por la cara de la chica a mi lado.
—Los conozco a los dos—nos señala con los ojos entrecerrados —No son nada santicos.
—Ya vete—intervine tirándole uno de los cojines del sillón.
Este sale riéndose de la casa. Una vez quedamos solos le pregunto:
— ¿Qué hacemos?
—Vamos a dormir— propone agarrándome por sorpresa— Jey, no pienses mal. Vamos a dormir, normal de acostarnos y cerrar los ojos. Y si eres uno de los que sueña, pues acompáñame a soñar. — Se levanta dándome una mano. — ¿Aceptas mi propuesta?
La miró directamente a los ojos, y sin pensarlo mucho tomo su mano. Dejo que ella me guíe por los pasillos. La casa no es muy grande, es como donde vivo con los chicos. Entramos a una habitación, la cama no es muy grande pero tampoco tan pequeña. Muy cómodamente podemos dormir los dos.
—Yo voy del lado derecho— advierte apuntando amenazadoramente.
Levantó las manos en forma de paz.
—Duermo del lado que sea, no te preocupes.
Sonríe con satisfacción. A veces me da miedo sus cambio de humor.
—¿No te vas a acostar? — Pregunta ya desde la cama arropada hasta el cuello.
La miró con los ojos abiertos — Eso fue rápido.
—No lo fue, otra cosa que tú te quedaras como un bobo ido ahí parado — Dice con burla.
La miro mal— Tu también no vayas a empezar
Me cruzo de brazos poniendo todo mi peso en una sola pierna.
—Deja el drama, y ven a acostarte — palmea la cama a su lado— ya tengo sueño. — se restriega los ojos con el dorso de sus manos.
Suspirando me acuesto a su lado. La tomó de la cintura atrayéndola hacia mí, pone su cabeza en mi cuello y me abraza. Es la mejor sensación que jamás había vivido en mi vida. Ahí es donde me doy cuenta que es donde me quiero quedar, donde con un abrazo me haga sentir millones de cosas, Y que con una puta sonrisa me reinicie la vida.
Ahí es donde me doy cuenta que he comenzado a ser feliz, sin darme cuenta. De la noche a la mañana me llego un Ángel que me ayudó a salir de la desdicha, en la que yo mismo me había introducido.
Sé que a lo mejor digo muchas estupideces, pero es como me siento y nadie hará eso cambiar.
Mi solecito, es el Ángel que me da la felicidad.
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