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JungWoo

—JaeMin, ¿a dónde vas? —lo llamé deteniéndolo en medio del pasillo, tomándolo de la muñeca con suavidad.

—¡Te lo explico luego, hyung! —dijo soltándose de mi agarre y sonriéndome como disculpas.

—Pero... —no pude terminar porque se fue corriendo por el pasillo.

Sacudí mi cabello con indecisión, no sabía si seguirlo para asegurarme de que estaba bien o dejarlo ir para no presionarlo. Hace mucho tiempo que no hablaba con él. A solas. Sin la presencia constante de los demás. No me quejaba de su compañía, me dieron risas que hace tiempo no soltaba, pero habían ciertos temas que no podía tocar frente a ellos y eso me mantenía siempre en estado de alerta.

Ahora íbamos a la cafetería pues era descanso. Me preocupaba que JaeMin no iba a comer nada, pero debía soltarlo. En el tiempo que llevaba compartiendo habitación con TaeIl, habíamos hablado sobre la "sobreprotección" que estaba desarrollando con JaeMin. Me recordó que él ya era un chico de dieciocho años que podía cuidarse solo; y que si bien yo podía estar ahí para guiarlo como su hyung, no debía prohibirle algo o interceder en las decisiones que tome. Me puso de ejemplo a Haechan, que tenía la misma edad que JaeMin. El chico era muy independiente, y según TaeIl, esa cualidad la había desarrollado con la libertad que sus padres le habían brindado. Dijo que Johnny tuvo el mismo problema que yo al principio, pero aprendió a darle su espacio y dejarlo cometer errores.

Así que ahora estoy soltándolo más. Poco a poco, pero dándole esa independencia que tanto necesitaba y pedía.

—¿JungWoo hyung?

Volteé hacia la voz ronca, reconociendo a mi grandote. Venía todo emocionado y feliz, despidiéndose con una palmada en la espalda de sus otros amigos. Le sonreí contento de verlo y reí un poco cuando puso un brazo sobre mis hombros. Últimamente me abrazaba mucho. No me quejaba, pero sí que me ponía de los nervios.

—¿Por qué te quedaste ahí quieto? —me preguntó cuando retomamos nuestro camino.

Dudé en decirle que JaeMin había salido, pero decidí contárselo sin muchos detalles— No es nada, solo que JaeMin se veía algo apurado y me preocupé.

—¿Él está bien? —me sentí enternecido al ver lo mucho que le importaba su bienestar.

—Lo estará. Ya está grande.

No sabía cómo ni cuándo, pero JaeMin había estado actuando más relajado alrededor de Johnny y YuKhei. Sucedió de un día para otro. No fueron grandes cambios, empezó añadiendo una sonrisa al saludar y de vez en cuando comentaba sobre lo que ambos hablaban. Me entraban ganas de reír cuando recordaba lo emocionado que se puso Lucas cuando JaeMin lo llamó hyung por primera vez. Tal vez no parecía mucho, pero para él era un gran avance.

Llegamos al comedor sin problemas, pero tuvimos que hacernos paso entre la gente para llegar a nuestra mesa. Habíamos demorado en ingresar, así que el lugar ya estaba casi lleno. Por suerte reconocimos la mano alzada de Johnny y la extraña risa aguda de Mark, quien hace un tiempo se había incorporado a nosotros.

Por lo que me habían contado, él y Haechan tenían una relación algo especial. Se gustaban, eso lo podía ver, pero la mayor parte del tiempo era como si se quisiesen matar. Claro que todo lleno de cierta tensión, porque Mark no podía mantener sus manos lejos del cuerpo de DongHyuck y este tenía los ojos pegados al rostro de Mark prácticamente siempre. Parecía una de esas relaciones de amor-odio que narraban en historias dramáticas. Tampoco era como si me importase mucho, después de todo no conozco bien a ninguno de los dos y prefería centrarme en mis propios problemas. No parecía tan grave, no había por qué meter las narices.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora