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Yuta

—No sé qué haces aquí, DoYoung. —mencioné sin apartar la vista de mi reflejo en el espejo.

—Ya te dije que necesito estar a solas. —escuché la voz cansada y estresada de mi amigo detrás.

—Tenemos diferentes conceptos de soledad. —expliqué volteando un instante para verlo.

—Ya sabes cuál es el mío. —dijo mirándome con sus ojos oscuros. Asentí, pues lo conocía bien.

—¿Y qué con TaeYong? —pregunté volviendo a mirarme en el espejo.

—Está con el tipo ese. —sonreí por el claro tono despectivo que usó.

—Se llama JaeHyun. —lo molesté sabiendo bien que nunca se referiría a él con su nombre.

—No entiendo por qué está con él. Es como si se hubiera olvidado que es un semi demonio, o que atacó a TaeMin y JiEun.

—JaeHyun es bueno, solo que tú no quieres acercarte a conocerlo más.

—¿Por qué debería? Se supone que estamos planeando alguna manera de vencerlos, no haciéndonos sus amigos.

Bufé cansado de escuchar lo mismo. DoYoung no parecía soportar la idea de que nuestros "invitados" no sean tan malos como se les describe. Menos aún con los demás, especialmente ChenLe y TaeYong, acercándose tanto a JaeHyun.

Terminé de peinar mi cabello, encantado con el nuevo color y corte. Por fin me había animado a teñirlo, así que ahora había dejado de ser negro para pasar a un rojo vibrante, justo como lo quería. Le di unos retoques con la tijera, pero en general seguía bastante largo. Me gustaba, más cuando lo amarraba en una cola. Iba mejor con mi estilo que el simple y común color negro de antes.

Me alejé del espejo para dirigirme a la cama, que era donde DoYoung estaba sentado. Parecía una estatua con la posición tan estirada que tenía, desentonando con el desorden de mi cuarto. Me seguía observando directamente, pero yo sabía que en realidad estaba perdido en sus pensamientos, como casi siempre que no estábamos con los menores. Se encerraba en sí mismo y no dejaba que nadie entre en su burbuja.

O bueno, casi nadie.

—¿Vas a hacer algo al respecto? —cuestioné tomando una bolsa de sangre del congelador que tenía al lado de la cama, rasgándola con mis dientes y sirviéndonos un poco en las copas que estaban encima de la mesa de noche.

—Vigilarlo. —respondió seco.

—No eres bueno en eso, todos se terminan dando cuenta.

Sonrió de lado con algo muy cercano a la maldad— Ese es el punto, que sepa que lo estoy viendo.

Solté una risa por su respuesta, sorprendiéndome al ver salir ese lado que mayormente mantenía oculto. Le entregué una copa y le di un sorbo a la mía, aguantando una mueca de disgusto por la helada temperatura. Nada se comparaba a la sangre fresca y caliente, pero era por un motivo de "moral" que lamentablemente no podíamos consumirla muy seguido.

—Bien, Yuta, te dejo. —avisó poniéndose de pie y sacudiendo el inexistente polvo de sus pantalones.

—¿Vas a tu dormitorio? —pregunté poniéndome de pie también.

—No, voy a buscar a TaeYong, ya le di suficiente tiempo para lo que sea que quería hablar con el otro tipo.

Arqueé una ceja ante lo tóxico que sonó eso— ¿Estás seguro de que no sientes nada por él?

—Yuta, TaeYong y yo solo somos amigos, nada más. —se quedó quieto un momento, sus ojos tomando un brillo nostálgico— Tal vez más que eso, yo podría darlo todo por él, pero no tenemos nada romántico de por medio.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora