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Hendery

Me detuve en medio de la nieve, mi respiración agitada y las manos temblándome con algo que no quería reconocer como miedo. La escena frente a mí era en general muy violenta, sangre negra y roja manchando el suelo cubierto de blanco. Si yo me sentía perturbado por la imagen, no podía ni imaginar cómo estarían YangYang y RenJun. Yang era algo más cerrado que yo, sabía guardar sus sentimientos, pero eso no significaba que algo no le doliera. ReJun, en cambio, era más sentimental. Me preocupaba lo que esto haría con su mente cuando la pelea terminara.

Si es que sobrevivíamos...

Giré la cabeza cuando escuché un alarido de dolor. Kun estaba tirado en la nieve, una gran mancha escarlata cubriendo la camisa blanca y el rostro pálido con labios azules. Yixing tenía una mano en su frente y susurraba palabras inentendibles mientras con la otra presionaba la herida. Era algo traumático de ver. Uno, porque nunca habíamos visto a Kun así de mal, él nunca había resultado herido antes. Y dos, porque a Yixing no lo veía desde los cuatro años cuando me rompía la cabeza por estar jugando a columpiarme en una rama alta y él tenía que salvarme.

Quise acercarme a ellos para comprobar que todo estaba bien. Kun era alguien importante para mí, para todos. Nuestro líder y técnicamente hermano mayor, sin él estaríamos perdidos. Pero alguien me detuvo antes de dar un paso y me puso detrás de él, varias agujas venenosas chocando contra un escudo invisible delante de mis ojos. Miré a Tao, agradeciéndole silenciosamente antes de separarme y concentrarme en la batalla.

Habían más brujos y brujas de los que había esperado. Reconocí a Leeteuk peleando contra una equidna, daga en mano y la otra deteniendo a otro monstruo que lo quería atacar. También vi a Yeri y NingNing peleando juntas, protegiéndose las espaldas y neutralizando a una arpía. Jennie estaba unos metros más allá, los ojos rojos resaltando por su pálida piel y el cabello borgoña cayendo con elegancia. Miraba directamente a otro monstruo, el que estaba retorciéndose de dolor en el suelo hasta morir. Ese era su don.

Saqué la daga que había guardado en mi cinturón y comencé a pelear también. No me quedaba con un monstruo fijo, lo único que hacía era debilitarlos hasta que alguien cerca mío se libraba del suyo. Era importante que no me canse ni resulte herido, aún no controlaba del todo mi don y la extrema tensión podía desencadenarlo a un nivel que sería peligroso.

Había cortado la extremidad de uno y espere que la persona detrás mío dé el golpe de gracia. Me sorprendí al ver a XiaoJun clavándole la cuchilla en la cabeza y bajando todo el camino hasta su pecho. No pasó mucho antes de que el cuerpo cayera a la nieve y desapareciera dejando un humo de olor putrefacto y una mancha de sangre negra en la nieve.

—Tienes que matarlos, lo sabes. —me gritó mientras se defendía de otra criatura que se había lanzado encima suyo.

—Podría salirme de control. —le respondí ayudándolo a librarse del monstruo.

—No lo haces por eso. —clavó la daga en el corazón y se apartó antes de quedar manchado con su sangre— No es porque no puedas, es porque no quieres.

No le contesté. Era sencillo para mí el admitir que tenía razón siempre y cuando no lo diga en voz alta y se quede en mi interior, pero el confesarlo a viva voz solo hacía más real mi cobardía. Eran seres malvados, no tenía sentido no querer devolverlos al lugar del que venían, pero aun así estaba esa molestia que me impedía terminar con su existencia. Bueno, al menos hasta que volvieran a aparecer, cosa que deseaba no suceda pronto.

—Está bien tener miedo, Hendery. Lo importante es qué haces con él. —me dijo separándose de mí y yendo con los ojos cerrados a enfrentar una gorgona. El muy idiota, iba a salir muerto de esa pelea.

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