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JungWoo

—¡Nana para! —alcé un poco la voz para detener sus quejas.

—¡No es justo! ¿Por qué tenían que cambiarse las habitaciones? —frunció sus labios mostrando ese lado engreído que solo pocos veíamos.

—TaeIl hyung y yo ya estamos en el último año, y Hyuck y tú recién cursan el segundo. —expliqué antes de tomar un sorbo de jugo antes de seguir hablando— Había más lógica en que ustedes dos compartan habitación.

—Pero no lo conozco.

—Se ve agradable. —dije totalmente convencido.

Volteé a la mesa en la que se encontraba el moreno y lo vi agarrando dos palitos y poniéndolos en su boca simulando ser una morsa.

—Un poco energético, pero buena gente.

—JungWoo hyung... —hizo un puchero aún más pronunciado poniendo sus ojitos de corderito magullado a los que, afortunadamente, ya me había vuelto inmune.

—No puedo hacer nada, JaeMin. No solo porque es TaeIl el que dio la idea, sino también porque ya está respaldada por JongIn.

—Hmph.

El castaño se cruzó de brazos e hizo un puchero. No me agradaba mucho la idea de dejarlo por su cuenta, pero TaeIl tenía razón, no solo en que sería ventajoso para ambos el estar juntos, sino también en la rara dependencia que Nana tenía hacia mí. Nunca lo había notado hasta ahora, pensaba que era una clase de apego emocional al ser ambos omegas y haberlo acompañado desde pequeño, pero una vez que lo mencionó comencé a notar que no hablaba con nadie más que no sea yo, o que siempre que debía tomar una decisión era yo el que tenía la última palabra.

Actualmente, se está tratando de relevar el papel de sumisión de los y las omegas, ya no seremos vistos como seres sin capacidad de liderar o mantenerse por sí mismos. El que JaeMin sea tan dependiente podría causarle un gran problema en el futuro.

—Uhm, ¿Hola?

Levanté la mirada de mi plato y vi a un rubio alto frente a nuestra mesa. Olía a  chocolate blanco y limón, un omega.

—Hola, ¿podemos ayudarte en algo? —dije sonriendo algo sorprendido.

—Oh, no, solo quería saber si puedo sentarme con ustedes. Mis amigos están siendo un poco... molestos y realmente necesito un poco de tranquilidad.

Hizo un movimiento con la cabeza señalando a la mesa en la que se sentaba Haechan. Pude ver a TaeIl viéndonos con una expresión avergonzada y a otros dos riéndose fuertemente. Ambos eran altos y con cuerpos trabajados, de seguro alfas.

Miré a Nana preguntándole con los ojos si estaba de acuerdo. No quería lanzarlo a la boca del lobo de una sola vez, menos ahora que tendrá que convivir con un chico tan extrovertido como DongHyuck. Sus labios temblaron pero lograron formar una ligera sonrisa y asintió casi imperceptiblemente. Quería que se quede.

—Claro que puedes quedarte eh... —alargué la frase para que diga su nombre.

—Soy Dong SiCheng, pueden llamarme WinWin si quieren.

—Bueno, WinWin, bienvenido a nuestra tan popular mesa.

Reí un poco tratando de aligerar el ambiente. Me era un tanto complicado el hacer nuevas amistades, demoro mucho en entrar en confianza. Esto de sacar un tema de conversación no era lo mío.

—No tienen que preocuparse. Yo, uhm, no quiero sonar grosero, pero estuve viéndolos desde el año pasado y sé que son muy tranquilos en el almuerzo. —alzó las manos sacudiéndolas frente suyo— No me lo tomen a mal, es justo este tipo de ambiente el que estoy buscando.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora