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TaeIl

Intenté sacar el brazo de JungWoo de encima, reemplazando mi cuerpo con una almohada. Él tenía el sueño pesado, lo que era una fortuna, así que solo se movió un poco y abrazó a la almohada con una fuerza algo sorprendente. Sonreí un poco por la imagen, su mejilla estaba aplastada y abultada, y su cabello regado por la cama. Era una escena adorable, pero no podía quedarme más tiempo a verla.

Fui al baño y busqué por todas partes un botiquín. Lo encontré en una de las gavetas, y suspiré de alivio al ver que habían muchas cosas que podían servir. Gasas, esparadrapo, alcohol, agua oxigenada, incluso aguja e hilo. Deseaba no utilizar eso último, pero por si acaso me prepararía mentalmente.

Había dicho que me quedaría aquí hasta que la batalla pase. En un principio estaba de acuerdo con la idea, no encontraba una razón lógica ni algo en lo que pueda servir si iba allá. Lo único que lograría era distraer a los demás y atraer la atención de los cazadores. Luego de unas horas de meditación, recordé que desde la muerte de mi madre había aprendido primeros auxilios. Podía curarme a mí mismo y a otras personas, aunque realmente no lo había puesto en práctica muchas veces. Solo unas cuantas quemaduras y cortes no muy profundos. Igualmente decidí hacer uso de ese aprendizaje e ir hacia la frontera. Me quedaría lejos del centro de la pelea, solo socorriendo a los alfas y betas que queden lastimados. Llevaría la camiseta de Lucas y confiaba que eso ayudaría a tapar mi olor y les dificultaría el reconocerme.

Cerré la puerta del baño con cuidado y me dirigí a la salida de la habitación en puntillas. Había hecho algo de ruido al sacar el botiquín y revisar lo que tenía, así que debía tener más cuidado para no despertar a JungWoo.

—¿A dónde vas?

Salté en mi lugar y casi dejo caer la caja. Volteé con una mueca decepcionada al ver que de nada había servido el cuidado que tomé, porque el menor se había levantado de todas formas.

Consideré mentirle y decir que iba por un vaso de agua, pero su mirada estaba clavada en el botiquín y tenía el ceño fruncido. No serviría de nada ocultarle mi plan, ya lo había descubierto.

—A la frontera. Voy a ayudar a los heridos pero me mantendré lejos de la pelea. —expliqué en voz baja para reducir la posibilidad de ser escuchado por los padres de Lucas.

—Es una buena idea, ¿por qué no me avisaste? —iba a responder pero me interrumpió— No, olvídalo, ya sé por qué. No soy de porcelana, hyung, yo también puedo ser de ayuda. Mi madre me enseñó algo de primeros auxilios hace unos años.

Evalué la situación para tomar una decisión. No estaba en mis planes el llevar a JungWoo, eso solo significaba ponerlo en riesgo; pero si lo veía de forma más lógica, él no solo curaría a los demás sino que también podría ayudarme a pasar desapercibido. Ningún alfa medía un metro setenta, y si bien JungWoo seguía siendo un poco bajito, era más fácil que lo consideren como uno que a mí.

Acepté con algo de reticencia— Bien, pero no te vas a separar de mí. —condicioné.

Asintió algo emocionado y parándose de la cama para tender las sábanas y el edredón con rapidez. Fue al armario de Lucas y sacó unas dos casacas con capucha, extendiéndome una gris y quedándose con la negra.

—Así no nos reconocerán.

Me la puse rápido y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de JungWoo. Agudicé el oído y el olfato para detectar cualquier sonido u olor que me indique que los padres de YuKhei estaban por el pasillo. Afortunadamente, no capté nada. El olor se centraba en una habitación al otro lado del pasillo así que debían estar descansando. Bajamos las escaleras con cuidado, aunque no sirvió de mucho pues rechinaban un poco con las pisadas de JungWoo. Él era muy delgado, pero su estatura le jugaba en contra.

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