Cap.I

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~𝑴𝒊𝒄𝒉𝒆𝒍𝒍𝒆~

-¡Oh joder! ¿Qué te ha pasado?-  exclamó Richie acercándose hasta el chico nuevo.

Ben Hascom.

El resto de perdedores llegó hasta ellos y lo ayudaron a ponerse en pie mientras les explicaba lo sucedido.

A los pocos minutos se encontraban en un callejón cerca de la farmacia discutiendo quien se quedaría con Ben y quien iría a por lo necesario para curarlo.

-¿Entonces Richie se queda y nosotros vamos a buscar lo necesario? - preguntó Eddie, Bill y Stan asintieron - ¿Richie? - preguntó de nuevo chasqueando los dedos frente a sus ojos.

-¿Eh? Ah si, si, yo... Yo me quedo con Ben- contestó distraído.

Stan siguió la mirada de su amigo y sonrió algo sorprendido. Richie no apartaba la vista de una chica rubia que caminaba hacia la farmacia.

-¡Vaya Richie! Al fin te fijas en alguien de tu edad - comentó burlón llamando la atención del resto.

-maldito judío - masculló sonrojándose.

Eddie miraba hacia atrás buscando a alguien que pareciese de su edad, tenía curiosidad.

-Venga entremos- habló Bill aún riendo un poco.

Dentro de la farmacia, mientras buscaban lo necesario para curar las heridas de Ben, Stan la volvió a ver.

Rió un poco recordando la vergüenza de su amigo.

-¿De que te ríes? - preguntaron al unísono Eddie y Bill.

Stan señaló hacia el final del pasillo.

-Aquella es quien ha conseguido enamorar a nuestro galán - bromeó.

-Nunca la había visto por aquí - Eddie asintió dándole la razón a Bill.

-La verdad que yo tampoco - admitió Stan - pero bueno, ese no es el problema ahora. ¿Cómo vamos a pagar todo esto? - preguntó refiriéndose a lo que necesitaban.

La rubia, que había escuchado toda la conversación, se acercó un poco a ellos pero, cuando pensaba ofrecerles su ayuda una pelirroja la interrumpió.

Suspiró girándose hacia el mostrador.

-Vaya, ¿Eres nueva? Eres muy linda - esas palabras encendieron algo en su interior, no estaba muy acostumbrada a la atención de personas mayores.

Sin embargo, la mirada que ese pedófilo le mandaba bastó para querer evitar cualquier relación con esa persona.

Simplemente asintió colocando el bote de pastillas encima de la mesa.

-¿No eres un poco joven para esto?- preguntó observando el bote - Quiero decir, eres preciosa así, no lo necesitas - rectificó coqueto.

Nunca nadie la había cuestionado a la hora de comprar sus pastillas, sin embargo no se puso nerviosa, si algo se le daba bien, era mentir.

-Son para mi madre- dijo apoyando un codo sobre el mostrador - ¿Voy a tener que volver a casa sin las pastillas de mami? No creo que le siente bien - batió las pestañas, lo estaba convenciendo, lo veía en su rostro.

La chica pelirroja de antes se colocó a su lado.

-Me gustan sus lentes señor  Kenee- habló mirándolo coqueta. Imitó la acción de la rubia colocando el brazo en el mostrador para acercarse más -¿Podría probármelas?- el farmaceútico se quitó las gafas pasándoselas a la pelirroja.

La menor solo quería marcharse lo más rápido de allí y Beverly, notando su incomodez, terminó con el espectáculo tirando una de las estanterías del mostrador.

Kenee se agachó, no sin antes mirar a ambas de manera repugnante.

En cuanto lo perdió de vista la nueva miró a Bev de manera cómplice mientras agarraba un paquete de cigarrillos y su bote de pastillas dejando, sin que la pelirroja se diese cuenta, un billete en su bolsillo trasero.

Salió rápidamente de allí encontrando un bote de alcohol desinfectante en la entrada. Lo agarró y se dirigió hacia un callejón del que salían varias voces.

-Chúpale la herida- se quedó quieta en el medio de la calle casi chocando con uno de los chicos de la farmacia.

Se había quedado mirando al dueño de aquella voz. Era el mismo chico que la observaba en las recreativas esa misma mañana.

-Hey- saludó el chico con el que casi chocaba. La rubia lo miró tendiéndole el bote -Vaya, gracias- tartamudeó un poco y miró tras ella.

Beverly acababa de entrar.

La rubia aprovechó el momento para marcharse sigilosamente. Sin embargo uno de los chicos la vio y comenzó a seguirla debatiendo si alcanzarla o dejarla ir.

 Finalmente se montó en su bicicleta decidiendo volver a casa, no quería incomodarla.

-Puedes acompañarme- Richie se sobresaltó mirando hacia atrás, la rubia lo observaba atentamente -No me molesta- sonrió ligeramente.

Él correspondió su sonrisa arrastrando su bici para llegar a su altura.

La rubia lo esperó y, una vez estuvo a su lado, comenzaron a caminar.

Iban en un silencio cómodo mientras las farolas comenzaban a encenderse y el cielo se oscurecía.

Frenaron en un cruce, debían tomar caminos separados.

Richie paseó la mirada por su acompañante.

Sin duda era uno o dos años más pequeña, pero le importaba poco, era adorable.

Era algo más baja que él, llevaba las mismas ropas anchas que en la mañana. Sus ojos seguían maquillados vagamente y sus labios eran rosados, sin embargo, su cabello había cambiado drasticamente.

-¿Te has cortado el pelo?- Richie quiso golpearse por la pregunta estúpida que le había hecho.

Ella asintió riendo suavemente.

-Soy Richie, Richie el amor de tu vida Tozier- se presentó guiñando un ojo.

La rubia arqueó una ceja caminando hacia atrás mientras se despedía con la mano.

Richie se quedó observando como se marchaba.

-¡Eh!- gritó llamando su atención, ella lo miró por encima de su hombro -¿No me piensas decir tú nombre?- preguntó sonriendo.

Ella giró del todo caminando, otra vez, de espaldas.

-Michelle- dijo correspondiendo con una sonrisa de lado.

-¿Michelle..?- volvió a preguntar esperando algo más.

La rubia dejó de caminar llegando a la puerta de una casa.

-Simplemente Michelle- contestó desapareciendo tras la puerta.

Richie retomó su camino.

-Michelle- susurró saboreando su nombre  con una sonrisa.

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CURIOSIDADES:

-Michelle no se presenta con sus apellidos porque siente que no tiene familia debido a la falta de figura paterna y al desprecio que su madre le tiene.

@beck_willow chama, te lo dedico jsjs

𝘋𝘢𝘥𝘥𝘺 𝘐𝘴𝘴𝘶𝘦𝘴 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora