Capitulo 8

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Se giró hacia Bakugou, quien estaba unos cuantos metros detrás suyo.

—¿Ocurre algo Bakugou-chan?— Preguntó Tsuyu ladeando la cabeza y llevándose su dedo índice a la comisura de sus labios.

—Despues de clases, en el bosque— Fue todo lo que le dijo siguiendo su camino pasando a un lado de ella, deteniéndose brevemente en cuanto estuvo a su lado —No llegues tarde— Tras decir eso siguió con su andar, como si no hubiera dicho, ni pasado nada ahí.

—¿Kero?— Con confusión se volvió a girar, viendo como el rubio desaparecía al doblar en uno de los pasillos.

—¿Kero?— Con confusión se volvió a girar, viendo como el rubio desaparecía al doblar en uno de los pasillos

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La hora de la salida llegó, miro como Bakugou era el primero en retirarse. Iida estaba de nuevo en la oficina de maestros con Yaoyorozu, por lo que Iida les había dicho tenía que ver con algo que harían pronto, Midoriya y Uraraka se habían ido, ella se negó a ir con ellos excusándose con que le llamaría Habuko, aunque era mentira quería dejar ambos chicos solos, además tenía que reunirse con Bakugou.

Camino con paso tranquilo hasta que llegó a aquel lugar donde Bakugou se le había declarado, no necesitaba que Bakugou le dijera en que parte del bosque, sabía que era allí donde él estaría y no se equivocó al llegar miro al rubio recargado contra uno de los troncos de los árboles de aquel lugar.

—Llegas tarde— Fue lo primero que dijo el rubio con aparente tranquilidad, pero sin perder aquel ceño fruncido que lo caracterizaba.

—Nunca dijiste una hora exacta Bakugou-chan, kero— Argumento con tranquilidad la chica.

—Tsk— Chasqueo la lengua molesto ante aquel comentario —Estúpida rana— Dijo por lo bajo.

—No soy estúpida, kero—

La tranquilidad con la que decía las cosas esa chica era algo que le molestaba y a la vez le gustaba a Katsuki, la miro fijamente, aquella postura encorvada, esas grandes manos que no eran nada femeninas, colocadas en aquella extraña postura, cerca de su pecho, aquellos grandes ojos negros y esa boca estirada, Bakugou aún no sabía que demonios le atraía de ella, ni en que momento esa extraña chica comenzó a abarcar constantemente sus pensamientos, ¿Acaso eran todas aquellas extrañas peculiaridades?.

—¿Por qué me pediste que viniera Bakugou-chan?— Preguntó directamente llendo al punto, al ver que Bakugou no decía nada.

Lo saco de sus pensamientos, recordándole la razón por la que la había citado ahí y también la causa de su molestia.

—Te dije que te alejaras del imbécil mitad-mitad— Respondió con clara molestia, él también fue directamente al punto.

—No recuerdo que dijeras eso, kero— Respondió con tranquilidad evitando entrar en detalles al recordar lo ocurrido entre ella y Todoroki.

—Te dije que eras mía, eso quiere decir que te alejes de cualquiera, en especial de ese imbécil— Dijo con rudeza el rubio, separándose del tronco de aquel árbol donde había estado recargado, para acercarse a ella.

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