6. El beso de la muerte.

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Caminando por el bosque de regreso a mi hogar una vez que superé el trauma de ver a aquella pobre chica rodeada de mis tesoros, empecé a cuestionarme sobre Soldado.

-¿Cómo le explicaré a mamá que llevo un perro zombie a casa?- Decía viendo al contento animal. - Pues así... mira mami ¿Puedo conservarlo? Yo lo saco a pasear, le cavo su tumba y hasta le consigo cerebros.- Me empecé a carcajear por mi idiotez y seguí caminando.

Al fin llegamos a la salida del bosque y justo ahí estaba mi casa. Soldado meneo la cola y siguió a mi lado hasta el pórtico de mi hogar donde se hecho a placer. Toqué la puerta y mi madre me abrió casi de forma instantánea.

-Hija... estaba preocupada ¿Estas bien?- Decía abrazandome-

-Si Mami... tranquila, yo... traje una sorpresa.- Dije volteando a ver a Soldado esperando que mi madre gritara al ver al podrido animal. Pero mi sorpresa fui que al voltear Soldado estaba ahí como "nuevo".

-Hija es un perro muy lindo ¿No es de alguien? Parece muy fino...- Dijo mamá acariciando a Soldado.

-No, lo encontré amarrado en el bosque... no había nadie así que creo que ha sido abandonado ¿Podemos conservarlo? Seré responsable de él.- Dije sonriendo.

-Esta bien mi cielo... pero cuidado con tu hermanito.- Me dio un beso en la frente y dejo que pasaramos.

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Esa noche estaba recostada en la cama eran al rededor de las doce de la noche pero no podía conciliar el sueño. Acariciaba a Soldado quien dormía a mi lado y mientras solo podía pensar en Jared.

"No entiendo... ¿Porqué no sales de mi cabeza?" Acaricié mi mejilla justo donde él había colocado sus labios y cerré los ojos regresando a aquel momento. "No... eres un asesino. Pero siento algo extraño cuando te veo".  Así transcurrieron al menos tres horas hasta que finalmente pude dormir.

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Al despertar, Soldado no estaba en la cama, se encontraba parado mirando la ventana fijamente. Me levante he hice lo mismo algo afuera llamo mi atención, pegado en un árbol estaba un trozo de papel idéntico a los que había recibido con anterioridad.

Me cambié y bajé las escaleras con mi fiel compañero detrás de mi, siguiendome a cada paso. Salí sin advertir que no había nadie en la casa y corrí hasta donde estaba la nota. La tomé y empecé a leer.

Que interesante.
¿Deje a mi linda Sunshine pensando? Qué linda te veias revolviendote en la cama pensando en mi. Hahahaha... vamos a jugar ¿Te gustaría?
Atte. Jared

Sonreí y asentí con la cabeza entrando al bosque. Cuando miré a Soldado tenia su apariencia zombificada pero que lo hacia un can sumamente especial. Llegamos a un claro donde los rayos del sol estaban haciendo despertar las flores.

-Entonces... claramente te deje cautivada.- Jared salió de entre los árboles con su sonrisa tenebrosa acercándose a mi. Soldado empezó a gruñirle y ladrarle.- Controla a tu animal, mi amor. No querrás que tenga otro agujero en el cráneo.-

-Dejalo en paz. -Dije poniendome frente al perro.- Tiene su derecho de enojarse... le has quitado la vida.-

Él sonrió y se agacho para ver mejor al perro quien solo se ovillo a mi lado intentando protegerse. -Yo lo veo perfectamente.- Dijo con desdén.- En fin... ven aquí lindura.-

Me tomó por la cintura y me acerco a su cuerpo acariciando mis rizos con sus dedos. Instintivamente cerré los ojos y me deje llevar por sus caricias. Escuche como se reía y acariciaba con la punta de sus dedos mi cintura.

-Supongo que es parte de mi encanto...- Dijo susurrando en ni oído con voz sensual. -Nos hemos visto un par de veces y ya estas a mis pies.-

Me dio un giro y agacho mi cuerpo hasta el suelo como si fuera un baile. Abrí los ojos y lo vi, mordí mi labio inferior mirando su apuesto rostro con detenimiento. Él noto ese gesto y junto su frente con la mía.

-Supongo que quieres algo así...- Acercó sus labios a los mios y cuando estaba a punto de tocarlos, Soldado ladro con furia. Jared solo respondió lanzando un cuchillo a sus patas haciendo que huyera despavorido. -¿En que estaba?-

Terminando esta frase dio una sonrisa y se acerco con rapidez, aún estaba colgada de sus brazos. Ladeó un poco la cabeza y me besó con pasión. Yo correspondí entregándome por completo a los labios cálidos de ese joven.

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De vuelta en casa vi a Soldado acostado en el pórtico, en cuanto me vio corrió hacia mi y saltó a mis brazos. Lamió mi rostro y lanzó un último gruñido en dirección al bosque.

-Tranquilo Soldado... no paso nada malo.- Dije sonriendo de oreja a oreja recordando ese beso-.

Entramos a la casa y subí a mi cuarto aún con Soldado en brazos. No había nadie y supuse que mi madre habría salido a hacer las compras de la semana. Mi padre no aparecía por ningún lado y no era sorpresa pues desde el divorcio cada vez lo veía menos y suponía que e día en que desapareciera por completo iba a llegar.

Cerré la puerta y sobre mi cama vi un objeto que me resultaba familiar. Era una caja de música pero no era mía, era... era la que estaba en el bosque. Sonreí y la tome entre mis manos al abrirla estaba la muñeca idéntica a mi, con ese atuendo extraño y gótico que me había puesto Jared.

Le di cuerda una melodía preciosa empezó a sonar, sobre la cama también estaba una nota la tomé y de inmediato supe de quien eran aquellos regalos.

Sunshine... mi hermosa Sunshine:
Espero que te guste este pequeño obsequio, gracias por ese hermoso beso que me permitiste robar. Tranquila que vendrán más como esos.
Esperare por ti.
Atte. Jared

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Luego de unas horas mi madre llego a casa. Bajé con ella para cenar y después charlamos un rato. Mi hermano y Soldado se llevaron muy bien, jugaron juntos durante un rato y finalmente ambos se entretuvieron mordisqueando algunos juguetes.

La noche calló sobre la casa y el sueño empezó a vencerme. Subí a mi habitación y me acosté con Soldado. Esa noche por fin pude tener un sueño perfecto rodeada de los recuerdos de la mañana. Pero ignoraba dentro de toda mi inocencia que esa sería mi última noche tranquila y los recuerdos una memorio dolorosa que me harían desear la muerte.

Little DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora