Narumi sintió como su mano izquierda estaba siendo estrechada por la mano derecha de Shu, que alcanzó su paso y la jaló para mantenerla más cerca. El rubio sabía bien que lo que dijo aquella adivina era, en su mayoría, verdad porque lo intuía. No podía cambiar ese hecho y más al saber que él últimamente no estaba teniendo la mejor paciencia, sin contar que Narumi gustaba de alguien y no la había dicho nada, aunque claramente no le iba a contar. Los términos ‘comunicación’ y ‘relación’ no se aplicaban allí. Shu conocía bien la situación de la que hablaba la adivina, él conocía sobre las pesadillas pero nunca de lo que se trataban, sin embargo, no deseaba preguntarle a Narumi sobre ello. En su conciencia sabía que ella no recordaba esas pesadillas, solo lloraba y olvidaba el por qué de sus terrores. Miró detenidamente a su acompañante, ella tenía aún sus mejillas rojas y podía sentir como sus latidos iban en aumento. Claramente, sus pensamientos inundaban su mente llena de pesadillas. Las luces, los efectos que causaban en los pequeños copos de nieve que comenzaban a caer de forma lenta y apacible, provocaban un cambio en la escena. Prestó atención a los ojos de la pequeña, tenían un brillo especial, como si todas esas luces se posaran y danzaran sobre ella. La joven miraba un gran oso panda de peluche enfrente suyo, era obvio que su atención y sus brillos provenían de sus gustos que se volvían adorables. Ya habían llegado para intercambiar los puntos. El hombre que atendía el lugar observó a la joven y sonrió con dulzura.
—Te pareces a la hija de un amigo que no veo hace tiempo —le entregó el peluche—. Ella debe tener tu edad ahora. Era muy linda y siempre correteaba de aquí para allá, pero no hablaba mucho o mejor dicho, no hablaba…
—¿Mm…? —Narumi levantó la vista y miró al hombre. En su mente, miles de imágenes surgieron con velocidad, sabía quién era pero no podía decir nada.
—Seguro debe estar bien —dijo Shu sin leer el ambiente—. Listo —le tendió la mano.
—Está bien, me dejé llevar. Siempre había pensado que haría linda pareja con mi hijo, pero se ve bien con usted —rió y atendió a otra persona.
La “pareja” se alejó del puesto y comenzaron a caminar para ir a cualquier lado. El rubio decidió comprar un algodón de azúcar para que comiera algo, él sabía bien que ella necesitaba algo dulce. Le acercó el copo, pero la castaña se quedó abrazando al peluche mirando a la nada.
—Narumi, ¿Qué sucede? —le preguntó con un poco de preocupación.
—Suzuya-san —pronunció y luego miró a Shu.
—¿Quién? —volvió a preguntar ahora con amargura.
—Suzuya-san —levantó la mano y señaló el puesto donde daban los premios.
—Sí, lo decía en su camisa —Shu comenzó a caminar.
—No… —susurró ella.
Sus latidos comenzaron a saltar por aquellos recuerdos que volvieron a su mente. Ese hombre era su vecino; su esposa, su hijo y él siempre los visitaban y saludaban para estos días festivos. Siempre la cuidaban cuando su papá trabajaba. Ellos eran parte de su familia y recordó cada momento que pasaron su padre y ella, quizás Suzuya la ayudaría a encontrarlo. Sin pensarlo, corrió hacia la tienda. Quería saber más, su padre solo contestaba las cartas en un largo lapso de tres semanas, todas disfrazadas de una academia o de alguna cosa que pueda salvar de alguna sospecha, aunque ahora tenía su número, solo se mensajeban en ciertas horas. Los meses que estuvo allí, podían significar nada si solo volvía con su papá, con el lazo paternal que más amaba, todo volvería a ser como antes, sus viajes continuos hacia los países europeos, sus paseos por los lagos, sus grandes plantaciones de verduras, frutas y distintas plantas con flores que desprendían los más dulces olores, todo eso podría volver si iba con sus vecinos. Sus pasos que eran rápidos se detuvieron de golpe, una imagen se posó en su mente.
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Notas Doradas [Diabolik Lovers]
FanfictionAquellas notas eran musicales, eran gramaticales, eran de él y de ella. Ambos se mezclaban entre sentimientos y emociones. "No puedo juzgarme si aquellas palabras llegan a resonar en mi corazón" meditó el rubio acariciando aquel papel.