XVI

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PoV: Shū Sakamaki

La miré a los ojos, a esos hermosos ojos color avellana que me observaban inquietos y expectantes de lo que iba hacer. No podía apartar la vista de la cara de la joven de la que poco a poco me fui enamorando, de la humana que me atrapó con tanta rapidez que hasta el día de hoy me deja atónito.  Sus pocas palabras, su voz armoniosa, su sonrisa sin complicaciones, su figura al caminar y no puedo dejar de lado sus ojos, su mayor expresión que a veces podía ser un poco extraña para mí, lo que me era más fascinante. Esos orbes que ahora mismo estoy contemplando se van acercando a medida que avanzo mi rostro hacia el de ella. Esta muchacha lograba conmoverme en todo su esplendor, podía sentir sus latidos que parecían acelerarse, como si tuviera miedo de lo que vendría, sin embargo, sé que hacerlo cambiaría muchas cosas. Rocé mi nariz con la suya, sentía su tibia y suave piel que me incitaban a robarle uno y más besos. Puedo admitirlo para mí mismo y para los que me rodean, ella me pertenecía por sobre todo y sólo yo puedo tocarla, o eso pensaba.

—Naru Naru —sentí como mis manos dejaban de sentir esa calidez—, te estaba buscando. Quería darte mi regalo pero no te encontré en tu habitación —Kino la abrazó sin despegarse de su cuerpo—. Creí que mi hermano mayor quería comerte pero te salvé y este salvador quiere un recompensa.

—Bastardo —murmuré por lo bajo manteniendo la calma, la molestia quería llevársela y hacerme quedar como el lobo malo—. Si quieres, puedes irte con ella —me di la vuelta aguantando las ganas de sacudir a mi “hermanito”.

—Oh, ¿escuchaste eso, Naru Naru? Puedo llevarte conmigo a donde sea… la feria a la que fuimos volverá a abrirse para poder celebrar año nuevo ya que Navidad se llevó a cabo en otro parque. Si te parece, iremos juntos —tomó su mano y la besó. Volteé a verla, ella mantenía su mirada impactada, lo que me sacó una sonrisa, hoy gané un lugar en su mente.

—Qué buena idea, no sabía que pensabas —dije sin mirarlo y acariciando la cabeza de mi pequeña—. Me parece bien que vayamos todos, mientras más seamos, mejor, ¿no, Narumi? —le pregunté sonriendo y ella asintió cambiando su expresión a una completamente alegre—. Decidido, ve a decirle a Reiji que pasaremos Nochevieja en ese parque —ella obedeció al instante y corrió hacia la mansión.

Fijé mi vista para clavársela a mi hermano bastardo. Sinceramente, tenía deseos de mandarlo a volar literalmente. Sonreí con un poco de arrogancia y él inmediatamente entendió el gesto.

—No siempre vas a poder estar así de cerca, su corazón no es tuyo —dijo ladeando la cabeza con una sonrisa—. Y por si te preguntas porqué insisto, te daré la respuesta: es hija de una persona muy valiosa —desapareció al instante.

Quedé parado allí, en plena helada, incrédulo me apoyé en un árbol. ¿Cómo era posible que él supiera sobre el padre de ella, cuando yo, siendo la persona más cercana, no lo sé? O quizás… no soy el más cercano como yo creo. Suspiré, hay veces en las que de verdad tengo ganas de pasármela acostado sin escuchar a nadie en este bendito mundo, en realidad, no a nadie. Me estoy volviendo escéptico. Me llego a odiar demasiado cuando se trata de acción. Recuerdo aún todavía las palabras de Yui: ‘Si no haces las cosas por ti mismo, no sabrás que querrás’. Es difícil hacer las cosas a la manera de uno mismo, y más cuando tenes una competencia como la del bastardo y la de Yuma. Mis pensamientos no se apartaban y rompían cada silencio de mi mente. No sé cuánto tiempo estuve aquí en este frío bosque.

—No hay maneras de poder hacer algo —me dije a mí mismo y me dirigí a su habitación.

En tan solo un pestaneo llegué a su cuarto. La vi en su sofá escribiendo mensajes sin cesar, ella estaba tan concentrada que no notó mi precencia en su espalda. Pude acercarme un poco más y leer sus mensajes.

Notas Doradas [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora